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Corrió hacia el televisor, para poder ver si Kénan seguía aún allí, si la había escuchado... Pero nada más entrar en aquella estancia, se topó con que éste, estaba apagado y sus hermanas con cierta actitud decaída.

-¿Qué ocurre? –Preguntó con gran temor a perder a Kénan, por no haber escogido bien.

-Tendrías que haber visto su dolor tras tus palabras –Soltó encojada Harmonie.

-¿Sabías, que desde aquel día ha llevado encima consigo vuestros anillos? ¿Qué los ha retocado para simbolizar una nueva vida, si lograba pedirte? –Inquirió Enora, sorprendida y a la vez enfadada.

-Yo... -Expulsó sintiendo desfallecer todas sus fuerzas en aquel instante, pero su madre impidió que cayera al suelo derrotada, al pasarle un brazo por la cintura con fuerza y cariño.

-No quiero recriminaciones por vuestra parte –Señaló la mujer mayor-, todo debía ir así, para poder lograr el objetivo –Aspiró profundamente-. Cierto, que a veces descubrimos cosas, que nos hacen ver todo diferente –Dijo con cariño-. Pero ya se decidió y todo debe ir por ése camino, hay muchas personas implicadas.

-¿Y qué escogió mi hermana hacerle a Kénan, tras ser hipnotizada por tus palabras? –Indagó Enora, aún con enfado y desconfianza, hacia las maneras e intenciones de su madre.

-¡Enora! –Se adelantó su padre un paso, recriminándole el tono duro, que había empleado con su mujer.

-Déjala papá –Habló Jacqui, volviendo a utilizar su tono de voz, duro y seguro como la futura monarca-. Tiene derecho a sentirse enfadada –dijo sonriéndole a su hermana-, todos aquí presentes, sentimos afecto de algún tipo, hacia Kénan –Se pasó la lengua por los labios, antes de soltarse del agarre de su madre-. Ha sido un día cargado de emociones, con diferentes puntos de vista –aspiró para coger fuerzas, sin poder evitar que se le acumularan las lágrimas en los ojos-. Me sabe mal, que hayáis acabado sumergidos en éste lío –Comenzó a sincerarse con voz temblorosa-. Por ello, hemos acabado casi enfrentados defendiendo cada uno sus creencias en su forma de actuar...

-No tienes que disculparte –interrumpió Enora-, pues también hemos sido partícipes en agravar un poco todo –Señaló con cierta mueca de fastidio.

-Pero Kénan y yo, hicimos mal desde un comienzo –sonrió débil, marcando cierto pesar por todo lo ocurrido-. Y ahora... -Caminó hacia su hermana, para apoyar sus manos en sus hombros y enfrentarla, cara a cara con una sonrisa esperanzadora-. Necesito de vuestra ayuda, para hacer lo correcto –dejó caer sus lágrimas-. Quiero mostrarle que lo amo, que no hay ningún acondicionamiento externo en mi decisión.

Enora, miró un segundo a su hermana melliza para ver como asentía con su cabeza.

-¿Qué hay qué hacer?

Sus manos y sus pies, conducían por inercia. Movimientos tranquilos, automáticos... Pero su cabeza, era la que no estaba centrada en la carretera. A decir verdad, no estaba en ningún lugar. No pensaba en nada... Sabía que todo lo tenía ahí, esperando estallar cuando él lo creyera conveniente.

Pero todavía no. No era buen lugar, para soltar y exponer su dolor. Su corazón roto.

De pronto, los altavoces del coche irrumpieron en el silencio del interior del vehículo, cortando de raíz su neblina en sus pensamientos, anunciando una llamada entrante.

Desvió por un segundo su mirada al panel central, para leer en verde el nombre de su hermana Nora.

Exhalando con profundidad, deslizó su pulgar sobre el lateral del volante, para accionar el botón de descuelgue, inundándose al instante, el interior con la voz triste de la chica.

Deberes De Príncesa COMPLETAWhere stories live. Discover now