23

10.4K 796 18
                                    


En todo momento, observaron como no paraban de traer cosas para las celdas. Desde alfombras a cortinas y cojines, sumando bastantes mantas. Aquello parecía que iba a convertirse en una tienda campaña árabe.

La encargada de aquel pequeño grupo de trabajadores, miró hacia la heredera que se hallaba sentada en un rincón, sabiendo que le resultaría inútil pedirle ayuda. De modo, que se giró hacia Kenan con ojos desafiantes, logrando que éste alzara una ceja con gesto inquisitivo.

-Hay que colgar éstas dos cortinas –Indicó con los brazos en jarra.

-¿Y? –Cuestionó con burla.

La mujer soltó un suspiro exasperado.

-Yo las ato en estos barrotes –Señaló cogiendo una de ellas y comenzando a anudarla al hierro-, y usted, uno en la argolla que hay en esa pared –Meditó un segundo estudiando el lugar-, y el otro en los primeros barrotes de la otra celda.

-¿Qué se supone que quiere lograr con éstas telas? –Quiso saber antes de mover un dedo.

-Dos espacios íntimos –Concluyó con suma satisfacción-. Uno para sus necesidades –Ante aquello, Kenan volvió alzar una ceja para asimilar la información-. Y el otro, para utilizar en él las alfombras, cojines y mantas, como un lecho para que puedan pasar la noche.

-¡Disculpa!

Exclamó Paulette incrédula e histérica.

-Estáis para ingresaros en un puñetero manicomio –Gruñó fulminando desde el fondo a la chica-. No pienso mear tras una cortina en un rincón mugriento. Y segundo, olvida que no pienso pasar aquí la noche.

-Habría resultado más práctico y cómodo, unas simples tiendas de acampada –Observó Norah pensativa.

-Cierto –Apuntó la joven-, pero lo querían con efecto inmediato.

-¡Se puede saber de qué lado estas! –Acusó Paulette a su amiga a pleno pulmón con gran enfurruñamiento.

-No me chilles –La miró desafiante-. Solo era una observación, no podemos hacer nada aquí encerradas. Ganan mí madre y tú tía.

Ante aquello, Paulette solo supo soltar un gruñido y sentarse también en un rincón con la misma actitud que Jacqueline. Mientras que los dos hermanos se miraron por un momento, para apoyarse con una tímida sonrisa. Después, cada uno se dirigió al responsable de cada celda, para proceder con el montaje de las cortinas.

Cuando un rato después terminaron, miraron el resultado algo optimistas por como había quedado. Verdaderamente, pinta celda ruinosa ya no tenía.

Los suelos de cada una, se hallaban cubiertos en la parte central por grandes y gruesas alfombras, con montones de cojines alrededor de un pequeño cajón de madera, que hacia de mesa con un par de candelabros y sus respectivas velas.

Tras la primera cortina, había un espacio de metro y medio aproximado de ancho, con varias alfombras más sobre puestas y una manta doblada en un rincón, con un par de cojines. Obvio, que aquel espacio estaba destinado para dormir.

Satisfecha con su labor, la joven se sacudió las palmas dando por finalizado su labor.

-Bien, ahora solo me falta ir a la cocina a buscar las cestas preparadas –Comentó de forma satisfactoria en voz alta.

-¡Esto no es un puñetero picnic! –volvió a gruñir Paulette con mirada asesina, observando detenidamente el cambio que había sufrido el roñoso lugar.

Pero solo fue observada por casi todos unos segundos, sin nadie responder ante aquel ataque verbal.

Kenan, tras observar como la joven se había marchado para buscar lo último, se giró a observar a su guardaespaldas. Quien al ver que estaban nuevamente solos, volvía de hacer intento de ponerse en contacto con el chófer, a través del pinganillo. Y al rato, le hacia un movimiento negativo de cabeza.

Deberes De Príncesa COMPLETAWhere stories live. Discover now