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-Que es una verdadera lástima, que tú y mi hija no os llevéis bien -Suspiró con pesar-. Sois perfectos el uno para el otro –Dijo con un brillo divertido en los ojos-. ¿Cómo no puede ver lo buen hombre que eres? –Protestó un poco indignado.

-Simón, el que me tengas aprecio no significa que ella deba sentir lo mismo –Sonrió un poco más tranquilo, al ver que no le reprochaba por aquel problema de estado civil que tenía con su hija.

-¡Tonterías! –Gruñó un poco-. Cualquier otro imbécil, habría sacado provecho de esa situación delicada con la heredera a al corona. Tú no –Lo miró con orgullo-. Tú has sido todo un caballero –Admitió con admiración-. Quedan muy pocos hombres como tú –Suspiró haciendo un gesto negativo con la cabeza-. ¿Entonces, no hay nada entre tú y mi hija? –Preguntó con un pequeño brillo de esperanza.

-Siento mucho, el darte una respuesta negativa ante tu pregunta –Respondió con cierto pesar-. Pero entre Jacqueline y yo, siempre ha existido cierta barrera... -Suspiró antes de darle un trago al café que había preparado el hombre-. Cierto, que eh pedido levantar esa barrera como te dije antes. Pero es ella quien tiene ahora mismo la respuesta.

-Ya veo... -Se volvió a quedar por unos segundos callado, con la mirada perdida-. ¿La encuentras bella?

-Eh... -Se quedó sorprendido ante tal pregunta, sabiendo que tenía que tener cierto cuidado con su respuesta-. Simón yo...

-¿Crees que podrías enamorarte de ella, si llevarais un tiempo conviviendo juntos? –Volvió atacar el hombre con otra pregunta directa y desbancando la serenidad de Kenan.

-Un momento... -Trató de calmar al hombre alzándose del sillón y caminando hacia una de las ventanas de allí-. ¿a qué viene todo esto? –Se giró a mirarlo, tratando de ocultar sus sentimientos ante él. En todo momento, tenía que mostrarse serio. Que no viera su debilidad ante ella... Porque aquellas preguntas, ocultaban alguna loca idea del monarca-. ¿Qué es lo que me quieres pedir?

-Nada, porque no tengo ningún derecho a ello... -Lo miró con lástima-. No puedo obligaros a ello... Hoy en día por suerte no existen los matrimonios concertados –Sonrió con las comisuras de los labios-. Pero llevo muchos años con una ligera esperanza a que surgiera el amor entre ustedes dos –soltó una carcajada-. Debo confesar, que me hicisteis desistir muy pronto al ver como mi hija se bufaba prácticamente como un gato, cuando rondabas por la misma sala. Pero ésta noche –Entrecerró un poco los ojos recordando-. Creí ver ese deseo en vuestras miradas bajo el pequeño paraguas... Solo fue un espejismo por lo que veo –Apuró el oscuro líquido de su taza-. No quiero que te preocupes por ello. Solo quería aclarar, si tal vez podía abrigar alguna pequeña luz de que te sintieras interesado en ella, para que supieras que contabas con mi total apoyo. Pero más vale que mis dos pequeñas no se enteren de ésta conversación –Alertó serio-. No tendríais vida alguna.

¡Dios mío! Pensó completamente callado, disimulando que observaba caer la lluvia en el exterior. Si realmente supiera aquel hombre que tenía completa razón, al tener esperanzas en que uno de los dos sintiera interés por el otro. Posiblemente no tendría ni un minuto de tranquilidad, todos querrían manejar encuentros fortuitos con Jacqueline. Como había ocurrido aquella misma noche, cuando Enora le había hecho llegar un mensaje al móvil, indicándole que su hermana salía a los cines con Norah. Al principio, le había hecho gracia y se había sentido muy agradecido por el apoyo de las chicas. Pero al ver, que también querían tomar cartas en el asunto no le había gustado tanto. Podría decirse, que no le dejaban ir por donde él quería, estropeándolo un poco todo.

-Lo siento mucho Simón –Se giró a él sonriendo-. Pero nunca vi a Jacqueline con otros ojos que no fueran de amigo.

-Tranquilo hijo... -Lo disculpó con cariño, sabiendo que lo había puesto en un pequeño aprieto-. Es que solo me hallo un poco cansado por lo que está aguantando ella.

Deberes De Príncesa COMPLETAWhere stories live. Discover now