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Bajaba las escaleras, de la puerta principal para llevarse una sorpresa, al hallar a Emmanuelle, junto a su coche.

Volviendo adoptar una sonrisa falsa, se acercó a ella, sacando las llaves del vehículo de su bolsillo.

-¿Acaso deseas saber mi nota ante tu nueva área para huéspedes? –Reprochó con cierta ironía.

-No –Respondió con el mismo tono que el hombre-. Pero puedo darte la nota ante tu valentía – Soltó poniendo los brazos en jarra-. Cero patatero –Soltó con cierto aire enfurruñado.

Kénan chascó la lengua para mirarla también con gran enfado.

-No puedes llegar a imaginarte –Sonrió de forma benevolente-, lo mucho que me estas hinchando las pelotas.

-Pensé que las tenías descargadas –Alzó una ceja de forma inquisitiva-, al haberte acostado con mi hija, ésta mañana hijo.

Se la quedó mirando en silencio por unos segundos, para después resoplar con cierto furor.

-Touché majestad –Señaló accionando el mando de las puertas, para abrir la del conductor.

-Te marchas para no volver, cierto –Lo miró con cierto pesar en sus ojos.

-Créeme –le sonrió de forma exasperada-, que lo último que voy hacer, es tenerte al tanto de mis futuros movimientos –Se llevó una mano hasta la cabeza-. Ya os habéis inmiscuido más de lo permitido.

-Pero lo tenía que hacer –Se acercó al hombre, para poner una mano con suavidad en el hombro de él-. Tenía que hacer reaccionar a mi hija... Hacer que se revelara un poco –Bajó la mirada al suelo-. Nos sentíamos tristes y culpables, no veíamos que fuera a buscar su felicidad, por ello...

-Un momento –Sonrió con cierta incredulidad-. Habéis sido siempre vosotros, los que de forma escondida les metisteis a las chicas esas ideas.

-Más o menos –Se estrujó un poco las manos en un claro gesto de nervios-. Pero siempre ha sido mi marido, quien ha sabido la verdad de vuestro matrimonio –Achicó por un segundo los ojos descontenta-. Me enfadé porque me ocultara eso, pero me alegré mucho que tú fueras el escogido.

-Me escogió, sí –Dijo pensativo-. Pero también me acaba de alejar ahora... Y verás, necesito arreglar una cosa de cierta prioridad –Se disculpó con la mirada-. Debo partir Emmanuelle, pero no te guardo ningún rencor –Sonrió con cierta amabilidad, subiendo al vehículo y arrancándolo, para cerrar la puerta y emprender la marcha de allí, justo cuando en la puerta aparecía más gente de la encerrada y entre ellas, se hallaba Jacqui quien lo miraba fijamente alejarse.




Hasta que no se metió bajo el chorro de agua, que no se permitió libre de poder soltar todas sus lágrimas retenidas.

¿Qué es lo que había sucedido con Kenan? ¿Cómo había sudo tan incrédula de abrirle su corazón en el último minuto?

Y todo para qué, pensó con cierto amargor.

Volvía a estar sola... Bueno, en verdad nunca había dejado de estarlo. Así, que no tenía porque ponerse a llorar por él.

Y menos ahora, que había visto como había tardado muy poco en poner distancia entre ellos. Solo faltaba ver, qué iba hacer cuando averiguaran si se hallaba embarazada.

Pero lo peor, que sus hermanas lo sabían ahora todo, y solo veía lástima en su mirada por ella, por perder una vez más al amor de su vida.

Porque si en todos aquellos años, no había dejado de quererlo, dudaba que pudiera hacerlo así como así. Eran unas heridas en continuo sangrado.

Deberes De Príncesa COMPLETAWhere stories live. Discover now