Parte sin título 20

10.2K 790 6
                                    


-Bueno –suspiró Kenan, mirando a su alrededor con una sonrisa en sus labios-, será mejor que nos pongamos cómodos, pues creo que nuestra estancia aquí va para largo.

Las tres hermanas se giraron a mirarlo con cierta rabia, divirtiendo aún más al hombre quien se fue a sentar en un rincón de la celda, que parecía hallarse medio seco.

-En vez de estar ahí quietas –Sugirió con el mismo tono-, podríais ir a buscar ciertas cosas, para que podamos estar más cómodos aquí dentro –Se cruzó de brazos y alzó una ceja-. Unas mantas, agua, comida...

-Y más tiempo a solas con Jacqui –Reprochó con tono mordaz Enora, dando un paso al frente para agarrar con sus manos los fríos y oxidados barrotes.

-Ahora me lo recriminas –Inquirió con ironía-. No es esto –Señaló abriendo los brazos-, lo que tú querías cuando acudiste a mi despacho.

En aquella ocasión, fueron Jacquí y Harmonie quienes giraron sus miradas con estupefacción, hacia su hermana.

Incrédulas ante lo que acababan de descubrir.

-¡Enora! –Soltó en un quejido la más pequeña, dándole un empellón a su hermana.

-No es eso, él... -Intentó protestar, pero calló sus palabras, cuando Kenan rompió en fuertes carcajadas causando que soltara un grito de rabia e impotencia, por verse descubierta de aquella manera-. ¡Cállate idiota! Eso fue al principio, cuando yo creía que...

-¿Entonces es cierto?

La interrumpió Jacqui, después de llevar tanto tiempo en silencio. Mirando a su hermana con decepción.

-Pero al principio, cuando lo de las fichas técnicas –Comenzó a explicar con cierta disculpa-, luego yo...

-Déjalo –Ordenó tajante su hermana, girando su rostro hacia un lado.

-Pero yo...

Hizo un intento de volver a tomar la palabra, pero la furia que vio en los ojos de Jacqui, cuando volvió a girar su rostro, la detuvo de hacerlo.

-Alguien debería ir averiguar que están haciendo nuestros padres –Indicó con tono serio.

-Yo lo se –Intervino Kenan con tono risueño-, sin falta de moverme de aquí.

Por segunda vez, consiguió que las tres hermanas volvieran a mirarlo con ojos entrecerrados. Mientras éste no paraba de jactarse de la situación y mostrando, un aspecto de comodidad en aquel frío lugar.

Aquello parecía ser una pesadilla.

-Podéis mirarme todo lo furiosas que queráis –Se alegró, señalando a las dos más jóvenes-. No me dais miedo alguno, al hallaros al otro lado de esos barrotes.

Las tres abrieron sus ojos ante aquel dato.

-Pero tienes a Jacqui, que ella sí puede atizarte –Amenazó Harmonie entre dientes, con una pequeña sonrisa vengativa.

Kenan les guiñó un ojo en cierto gesto provocador.

-Eso, es lo que estoy esperando –Abrió los brazos-. Que se abalance encima de mí.

-Eres un cerdo Casanova –Insultó Harmonie con gran enfado-. Espero que algún día te castren.

-¡Harmonie!

La reprendió Jacqui, sorprendiéndose por aquellas palabras dirigidas al hombre. Concretamente a su cuñado, su marido. Algo, que iba a confirmarse en público a causa de sus padres, sin poder ponerle un remedio para evitarlo. Y si Kenan tenía razón, en lo de hallarse probablemente embarazada.

Su vida, sí que iba a ser castrada.

No odiaba ser una madre tan pronto. Sino, el tener que vivir una felicidad falsa ante todo el mundo, junto a alguien que realmente ella amaba.

Iba a ser una vida, que la consumiría día tras día. Sin poder conseguir el olvidarse nunca de él, al verse obligada a vivir bajo el mismo techo la mayor parte del año.

Durmiendo por las noches en una enorme cama sola, conteniendo el llanto amargo al saber que él estaría, probablemente saltando de chica en chica.

Aquello, era el principal punto por lo que odiaba ser princesa y futura reina.

Nunca tenías una vida propia, siempre estabas bajo un protocolo y vigilada constantemente, de forma telescópica.

-Antes de ello, al menos asegurémonos que he traído con éxito un futuro heredero al trono –Habló sin hallarse molesto-. Por si hay que hacer, algunos intentos más.

Con cierta rabia retenida, Jacqui se descalzó de un zapato para lanzárselo a la cabeza en un certero golpe. Que le supo a poco, al desear realmente agarrarlo del pescuezo.

-Gracias preciosa –Se agachó el hombre para tomar posesión del zapato-. ¿Significa esto, que quieres dirigirlo como en el cuento de Cenicienta? –Expuso con tono socarrón y guiñándole un ojo.

-¡Ojalá pudiera convertirte en una calabaza, para aplastarte precisamente con mi pie descalzo! –Vociferó la chica fuera de sus casillas.

-Trata de tranquilizarte Jacqui –Susurró Harmonie, mirando con mucho enfado a su cuñado.

-¡Salid de aquí y buscar como sea, un medio para abrir ésta maldita cerradura, antes de que lo mate! –Se giró apremiarlas con desesperación.

-Sí –asintió Enora, dando un paso atrás-. Prometo buscar ayuda –Se giró a mirar a su hermana-, vámonos Harmonie... Prometo tener ésta vez cuidado, para que nuestros padres no sospechen de nada.

Jacqui asintió con la cabeza, antes de ver desaparecer a sus hermanas. Sabiendo que acababa de apartar el único escudo, que le quedaba contra él.

-Bien –Hizo chocar su marido las manos-, te ha costado sacar a relucir a la princesa valiente que todos conocemos, para enfrentarte a mí a solas al fin. 

Deberes De Príncesa COMPLETAWhere stories live. Discover now