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Fue todo muy rápido. Tan pronto estaba siendo arrastrada por su prima y Norah, como en un segundo se vio absorbida por una serie de giros sobre sí, en brazos de Kénan en medio de la pista y deslizándose sobre sus pies por la dirección del cuerpo del hombre. Tuvo que parpadear un par de veces, para ver que aquello no era producto de su imaginación. Realmente se hallaba en brazos de él, girando por la pista de baile. Miró un momento por encima de su hombro, para descubrir a las dos chicas en el borde de la pista, cuchicheando entre ellas sin quitarle la mirad de encima. ¡Lo que le faltaba! Tensó la mandíbula con enfado. A parte de sus hermanas, que se sumaran aquellas dos locas.

-Se puede saber que demonios pretendes –Masculló conteniendo su ira y alzando el rostro para fulminarlo con la mirada.

-Bailar un poco –Sonrió sexy, apretando más la mano que descansaba en su cintura.

-Pues te has equivocado de pareja –Señaló nerviosa al ver que su madre y hermanas, se habían sumado a observarlos bailar-. Déjate de tonterías, suéltame como sino ocurriera nada de cara a toda mi familia –Ordenó enfadada-. ¿Qué te he hecho para que me molestes últimamente?

-Tranquilízate Jacqueline –Sonrió relajado-, solo estoy bailando contigo. ¿Qué peligro hay que baile con mi esposa? –Susurró cerca de su oído, notando al momento como ella tensaba aún más todo su cuerpo. ¿Sería por su proximidad? Pensó por un segundo, encantado con aquella idea.

-Eres peor que un dolor de muelas –Admitió con los ojos cerrados, sin dejar de mover su cuerpo bajo la mano de él-. Precisamente por escucharte, que hace años atrás nos casamos sin darnos cuenta... Prefiero ser precavida, y mantener distancias contigo –Dijo sincera, logrando que por un momento él se detuviera y la mirara al rostro para después romper en una pequeña carcajada reanudando nuevamente el baile, cuando vio que ella hacia amago de retirarse-. No tiene gracia –Masculló enfadada-. ¡Y quieres soltarme de una vez! –Demandó completamente desesperada.

-Muy bien –Se sinceró-, confieso que me estoy aprovechando de éste momento –dijo capturando la total atención de ella-. Pero lo hago, solo porque los dos salimos ventajosos de ello...

-¿Qué? –Inclinó el cuello hacia atrás, al tiempo que lo miraba juntando las cejas.

-Tú querías apartarme de Harmonie como yo –Señaló dirigiendo su mirada tras la espalda de ella-. Pues con ésta noche, creo que lo hemos conseguido. Y... -Ella miró un momento detrás de sí, para volver los ojos a él de forma horrorizada-. Creo que tus hermanas dejaran de perseguirte por una temporada con gran número de candidatos al mejor futuro marido.

-¡OH dios mío! –Comenzó ha respirar con cierta dificultad-. Lo has vuelto hacer... -Habló agitada dejando de bailar-. Me has vuelto ha meter en un lío... -Le faltaba aire y no era por culpa del gran numero de gente que asistía aquella fiesta.

-Jacqueline, tranquilízate –Frunció el ceño un tanto preocupado al ver su agitación-. No ocurre nada, solo... ¡EH! –Exclamó asustado cuando la joven se desvaneció dentro del círculo de sus brazos quedando inconsciente-. Mierda Jacqui –La alzó en brazos justo cuando su hermana y Priscilla, acudían junto a él alarmadas por el desmayo de la joven-. Rápido hay que llevarla a un lugar tranquilo. Y avisad al doctor St. Piers, se halla cerca de la puerta al jardín.

Un intenso olor invadió sus fosas nasales, causando que saliera de aquella oscuridad y abriera los ojos veloces, para apartar el rostro hacia un lado y poder evitar aquella desagradable fragancia. Se sorprendió al verse tumbada en un sofá con el doctor St. Piers sonriendo a su lado, mientras que su madre, hermanas, Priscilla y Norah se mantenían a un lado con rostros preocupados.

Deberes De Príncesa COMPLETAOnde as histórias ganham vida. Descobre agora