Capítulo 2: Vacaciones

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- ¿Dónde está la sala de masajes? – pregunté interesado, al menos debería ir a darle las gracias.

- Cruzando la puerta de la piscina climatizada pero ahora están todas las horas llenas, si quiere puedo apuntarle para mañana – me comentó.

- No tranquilo, sólo quería agradecerle. Será un segundo.

- De acuerdo señor.

Caminé por el vestíbulo hacia la piscina climatizada y seguí adelante buscando la sala de los masajes. Allí había una recepcionista muy amable y con una gran sonrisa que me comentó si tenía cita. Le dije que no pero que sólo deseaba hablar con uno de sus masajistas. Me pidió el nombre pero yo no lo sabía, me había chocado contra él y no habíamos tenido ninguna clase de conversación.

- Lo lamento, no sé su nombre – le dije – es moreno y de mirada profunda, con ojos oscuros. Creo que hace poco que empezó a trabajar aquí.

- Sasuke – me dijo sonriendo – le llamaré enseguida, estaba con un cliente.

Esperé unos diez minutos sentado en la sala de espera hasta que vi como salía Sasuke y sonreía a la recepcionista. El cliente le dio las gracias y se marchó contento mientras Sasuke se secaba las manos del aceite con una toalla blanca.

- Ese chico te estaba esperando – le dijo la recepcionista y él se giró hacia mí.

- Vaya, el chico de la recepción – me comentó sonriendo – perdiste tu cartera en el golpe. La dejé en recepción.

- Lo sé, vengo de allí. Gracias por devolvérmela.

- No hay de qué – me dijo y luego se fue hacia la secretaria - ¿Queda alguien más?

- No, has terminado tu jornada hasta mañana.

- Entonces tengo un rato libre, venga, ven – me dijo.

- ¿A dónde? – pregunté sorprendido.

- Te daré un masaje.

- No lo necesito, además no he pedido cita.

- Por las molestias que te he causado, habrás estado muy tenso y preocupado por la cartera, vamos, te ayudaré a relajarte – me comentó y entré con él hacia la sala.

La sala me sorprendió, había una música muy suave pero relajante, alguna planta de bambú en una esquina y una gran cristalera por la que entraba una agradable luminosidad que daba a un precioso estanque. Me gustó su despacho y miré la camilla con algo de curiosidad.

- Desnúdate y arriba – me dijo como si nada tocando la camilla.

- ¿Tengo que desnudarme? – le pregunté.

- Hay una toalla ahí dentro en el aseo para que te tapes tu intimidad si quieres. Un masaje no se puede dar con ropa.

- Ya, claro – le dije metiéndome hacia el baño.

Cerré la puerta tras de mí y me miré en el espejo unos segundos intentando pensar qué hacer. Nunca me había desnudado frente a un desconocido aunque reconocía que el chico era muy guapo, desprendía seguridad y en principio... era el masajista, sólo quería darme un masaje, nada más. Me desabroché la camisa dejándola a un lado y empecé a quitarme también el pantalón junto a la ropa interior quedándome completamente desnudo. La toalla estaba donde dijo, en uno de los estantes y cogí una enrollándola en mi cintura para salir.

Sasuke estaba de espaldas a mí llenándose la mano con un aceite y me subí a la camilla bocabajo intentando relajarme, aunque al sentir sus manos sobre mi pierna comentándome que iba a empezar, temblé un poco por los nervios.

La estafa (Naruto, Sasunaru, ItaDei)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt