22•Terror en el ascensor•

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-Cuando lo vea, lo mato, juro que cuando lo vea, lo mato- comienzo a repetir para mí misma, pero en voz alta.

-Será mejor que la tranquilicemos, o nos matará a todas- les susurra Kylie a las demás para que no la oiga, aunque la he escuchado perfectamente.

La fulmino con la mirada y ella rasca su nuca nerviosa- ¿Qué quieras que diga, entonces? Estás tan de mal humor que creo que podrías romper una tabla de acero por la mitad- dice de manera obvia- Estaría bien, ¿quieres intentarlo, Danielle?

-¿Estás tonta o es que quieres que me parta la mano?- la miro confusa.

-Lo segundo- le doy un puñetazo suave en el brazo- Que era broma, anda.

Alguien me empuja por la espalda, haciendo que mi bolígrafo se caiga al suelo. Al agacharme y recogerlo, en vez de insultar a la persona que me ha empujado, tendría que agradecérselo, porque gracias a él, al alzar la mirada, he podido localizar a Gale en la puerta principal.

-¡Allí está!- le grito a mis amigas cuando veo a ese estúpido chico.

Me levanto, pero, antes de que pueda echar a correr hacia él, unos brazos me cogen de la cintura, parándome y levantándome del suelo.

-Tranquila, fiera- me tranquiliza Megan- ¿Piensas matarlo?

-Sería una muy buena idea- asiento orgullosa.

-Sí, y también sería una muy buena idea ir a la cárcel después, ¿verdad?- contesta Ashley sarcásticamente.

-Bien, soltarme, no voy a hacer nada- hablo inocentemente para que puedan creer mi mentira. Megan alza una ceja y me observa detenidamente- Que es verdad, os lo juro. Suéltame, no voy a escaparme- finalmente, accede y me suelta.

Antes de pisar el suelo con mis pies, me encuentro ya corriendo hacia Gale. Al ver mi cara de enfadada y que estoy corriendo hacia él, suelta todos los cuadernos que tenía en las manos por el susto y sale corriendo en otra dirección.

De repente, se choca con un chico que no había visto venir y se cae al suelo. Aprovecho y me coloco encima suya, cojiéndole del cuello de la camisa. Aguanto las ganas de reírme, porque sé que ahora mismo debo dar mucho miedo.

-¿Eres un imbécil, lo sabías?

-Me lo suelen decir mucho- saca la lengua intentando no ponerse nervioso.

-Como vuelvas a hacerme una broma como esta, te corto los huevos, ¿te enteras?- me acerco más hacia él.

-No estás en condiciones para amenazarme- saca su móvil del bolsillo y me lo enseña- Le mandaré la foto que te hice con ese chaval a todo el instituto como vuelvas a amenazarme- sonríe creídamente.

-Estúpido- detengo la frase al ver cómo su dedo está encima del botón para mandar la foto. Gruño y me levanto de encima suya- Olvídame- digo antes de girar sobre mis talones.

-¡Que tengas un buen día!- me grita desde atrás.

Vuelvo a girarme y le enseño mi precioso dedo del medio.

(...)

Kylie

¿Sabéis que es lo más gracioso de perderte en medio de millones de calles y tiendas en tu propia ciudad?
Pensaréis que no hay nada de gracioso en haberse perdido, pero, si sois tan vagos como yo, que os da pereza salir de vuestra casa y no conocéis ni la ciudad dónde habéis vivido varios años, entonces, sí es gracioso, porque conoces sitios que ni sabías que existían o que han estado ahí todo este tiempo.

Estaréis pensando, ¿qué le pasa a esta chica que siempre se está perdiendo?
Pues, veréis, mi orientación no es que se diga que sea muy buena. Directamente, es que esa palabra no existe en mi vocabulario. Mi única guía suelen ser las estrellas y eso que siempre suelo perderme de día.

Me separé de las chicas hace, aproximadamente, media hora. He estado buscando en muchos sitios y no hay rastro de ellas por ninguna parte. Y la cosa se va poniendo más difícil, porque cada vez hay más gente en las calles.

Mi objetivo, en un principio, era ir a buscar comida gratis. Pero, claro, como toda chica sin orientación, al acabar de comer, no sabía por dónde había llegado a ese sitio y, pues, la única gran idea que se me ocurrió, fue seguir andando hacia delante.

¿Que queríais que hiciera? ¿Que me quedara inmóvil dónde estaba y que le dijera a la gente que me había perdido como si fuera una niña chica? Gracias, pero, no.

Localizo uma gran tienda a no menos de dos metros de mí. Entro en ella, por si acaso resulta ser que mis amigas están aquí. Doy vueltas sobre mí misma para tener más visión de lo que sucede a mi alrededor y identifico un ascensor al final del todo, lo cual significa que hay más plantas aparte de esta. Me encamino hacia él y tras darle al botón de la siguiente planta, el ascensor comienza a ascender, pero no pasa más de un segundo, cuando, de repente, se detiene y la luz que ilumina el ascensor comienza a parpadear varias veces, hasta que todo se vuelve negro.

Oigo un ruido cercano a mí, y, entre la oscuridad, consigo pegarme a una de las paredes del ascensor. La luz vuelve al ascensor y suelto un suspiro. Pero, no es hasta que alzo la mirada, cuando veo a una persona con la cara pintada del Anonymous y un palo de béisbol en las manos. Comienzo a gritar como si la vida se me fuera en ello y la luz vuelve a apagarse. Vuelvo a oír otro ruido, y cuando vuelve la luz otra vez, localizo a esta persona saliendo del ascensor por la trampilla de arriba.

Al ver el palo de béisbol en el suelo y asustada todavía, comienzo a pegarle con él en las piernas, que es a dónde llego.

-¡Para, para!- reconozco esa voz- ¡Soy Axel! ¡Para, me haces daño!

-¿Axel?- me detengo un momento para pensarlo todo y ver cómo todas las piezas van encajando hasta formar solo una, la broma que me tenía preparada- ¡Me cago en todos tus ancestros, Baker!- sigo apaleándole, pero ahora más flojo-¿Sabes el susto que me has dado, idiota? ¡Pensaba que iba a morir aquí mismo!

-Debería de haberle dejado esto a Jason- se lamenta- Como es negro, seguro que podría haberse camuflado en la oscuridad.

Dangerous Women®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora