17•No es tan raro como parece•

1.1K 71 2
                                    

Megan

-Chicas, necesitamos un coche- suelto la mochila en la entrada de casa y ellas me miran confusas.

-Pues cómprate uno- intenta solucionar Kylie mi problema.

Ruedo los ojos internamente- Te vuelvo a repetir que todavía no tenemos los dieciocho años y no nos podemos sacar el carnet ni conducir un automóvil, hasta que cumplamos esos años.

-¿Cómo es que siempre te estás saltando las normas y esta vez, las cumples al pie de la letra?- Danielle se acerca a mí y comienza a tocarme la frente- ¿Estás bien? ¿Tienes fiebre?

-Que sí estoy bien, pesada- aparto sus manos de mi cara- Necesito un coche porque tengo una serie de bromas preparadas para poder ganar a los chicos en la apuesta- pongo una sonrisa diabólica.

-¿Y a dónde de supone que tenemos que ir con ese supuesto coche que no tenemos?- pregunta Ashley sarcástica.

-Al supermercado- afirmo- Iremos al supermercado a comprar varias cosas que tengo apuntadas para las bromas y cogeremos el coche para ir a cada una de las casas de los cuatro idiotas a interrumpirles el sueño. ¿Os apuntáis?

-Obviamente- dicen todas a la vez.

-Pero, hay un pequeño problema en todo esto, y es que, vuelvo a repetir, que no tenemos coche- avisa Danielle- No sé, ¿conocéis a alguien que tenga un coche y pueda prestárnoslo un rato, o que nos lleve en él a todos esos sitios?

-Sí- contesto sonriente y todas voltean hacia mí- Ese idiota de Max Jonson me debe muchos, pero que muchos, favores.

(...)

Cierro mi taquilla y comienzo a caminar sola por los solitarios y silenciosos- ejem, sarcasmo, ejem- pasillos del instituto. Alzo la mirada y localizo a Max Jonson entre un numeroso grupo de chicos y chicas, sus amigos, si es que se puede llamárseles así a esas personas. En realidad, Max me da un poco de pena, esas personas que se hacen llamar sus "amigos", solo están con él porque sus padres son ricos y porque es uno de los más importantes del instituto. No sé si me entendéis, el ego se le ha subido un poco a la cabeza y no logra nadie quitárselo de ahí, se las da de chulo, pero, después, no es nadie.

La verdad, es que él y yo encajaríamos muy bien, somos dos personas prácticamente iguales. Lo malo es que no me gustan los tipos como él, tan creídos y egocéntricos.
Pero, volvamos al tema principal, que es él.

Me acerco lentamente a él y me paro detrás de él. Todos sus amigos me miran atentamente, menos él, que está de espaldas y sigue hablando como si alguien le estuviera escuchando. Cuando ve que nadie lo escucha y todos están mirando hacia atrás, voltea.

Se asusta un poco al encontrarme detrás suya, pero, recupera la compostura- ¿Qué haces aquí?- lo cojo del cuello de la camisa y lo aparto de toda la multitud- Hey, no hay que ser tan bruta, con un "sígueme", hubiera bastado.

Lo miro seriamente, y aparto mi mano de el cuello de su camisa- Necesito tu coche.

-¿Qué coche? Yo no tengo coche- hace una mueca confusa.

-Bueno, el de tu madre, tú me entiendes- aclaro.

-¿Para qué quieres el coche de mi madre?

-Las chicas y yo necesitamos hacer varias cosas hoy, y eres el único que tiene dieciocho años y puede conducir un coche. También necesito que lo conduzcas tú, porque tenemos que hacer muchas cosas- digo obvia.

-Sigo sin entender por qué tengo que ser yo el que os lleve a cualquiera de los destinos a los que queráis ir- cruza los brazos sobre su pecho.

-Vuelvo a repetirte que eres el único que puede conducir un coche- me acerco amenazante hacia él- Además, vuelvo a recordarte, que me debes muchos favores, Jonson.

Gruñe por lo bajo y me mira enfadado- Está bien. Os espero en la puerta de vuestra residencia a las diez de la noche- tras eso, vuelve con su grupo de amigos.

(...)

Siendo totalmente sincera, parece que vamos a un cementerio. Vamos las cuatro vestidas de negro para no llamar mucho la atención. Aunque, bueno, ¿en qué lugar no llamamos la atención?

-¿Qué haces colocándote ese pasamontañas?- le pregunto a Kylie cuando la veo ponérselo.

-¿Para no llamar la atención?- utiliza una pregunta retórica.

-Si utilizas eso, llamaremos más la atención, idiota- le contesta Ashley- Pensarán que eres una ladrona o algo por el estilo.

-Aguafiestas- se lo quita y lo tira a cualquier lado de la habitación.

De un momento a otro, oímos la bocina de un coche y suponemos que el que la ha causado ha sido Max. Por una vez, ha sido listo, y en vez de entrar aquí a casa para avisarnos, que podría haber sido sospechoso, nos ha avisado mediante la bocina de su coche.

Salimos las cuatro de casa, intentando no hacer ruido y mirando en todas las direcciones posibles, hasta que localizamos el coche a escasos metros de distancia. Subimos en el coche y me monto en el asiento del copiloto, al lado de Max, para poder indicarle dónde tenemos que ir.

-Al supermercado- habla Danielle antes de que él se lo pregunte.

Obedece sus órdenes y arranca el motor del coche para que pueda comenzar a moverse.

-¿Podéis decirme para qué tanta prisa?- dice.

-Hemos hecho una apuesta con cuatro chicos del instituto para ver quién puede gastar más bromas al otro, y no queremos perder bajo ningún concepto.

Llegamos al mercado, y, tras comprar varias cosas que nos van a ser muy útiles, nos colocamos en la fila para poder pagar los productos. La cajera comienza a pasarlo todo, y nos mira de manera extraña.

-No es tan raro como parece- dice Kylie.

-Claro que no.

Tras llegar al coche, Max interrumpe el silencio- ¿Qué pensáis hacer con todas esas cosas? ¿Cometer un delito?

-No sé, ¿el allanamiento de morada es delito?- pregunto.

-¡Pues claro que sí!- grita y mis tímpanos vibran- No pienso cometer un delito ni esta noche ni nunca.

-No tienes que venir con nosotras- Ashley se acerca a él- Solo tienes que llevarnos a dónde te digamos y quedarte en el coche hasta que salgamos.

Estrechamos los cinco las manos y Max arranca para comenzar con el plan.

Y la noche solo acaba de empezar.

Dangerous Women®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora