Capítulo treinta y uno: WhatsApp

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El anciano se reía travieso mientras sacaba los dulces de un pequeño canasto de calabaza y se los ofrecía al niño.

— Manjar, piña, manzana — Repetía apuntando los dulces masticables — Manjar, manzana, piña.

— Limón — Apuntó Jaime uno que había sacado.

— ¿Jaime? — Catalina buscaba al chico por el pasillo — ¿Jaime?.

Tomás, el abuelo del niño comenzó a escarbar entre la ropa para ocultarse y mirando al chico lo invitaba a hacer lo mismo, terminaron cubiertos de ropa hedionda a anciano, orina y humedad.

— ¿Jaime, papá? — Catalina entró en el dormitorio.

— viejo de mierda, ¿Dónde estás? — Matilde se escuchó en la habitación y abriendo la puerta del closet se asomó — ¡Floren busca al viejo te dije!

— Jijiji — Reía silencioso Tomás mirando a Jaime.

— Jaimelito deja de jugar hijo, vamos a comer — Catalina aburrida y frustrada se sentó en la cama — Hijo — hablaba subiendo el tono de su voz.

— shhh — Jaime le sonrió a su tata esperando que no levantara la voz.

Tomás a pesar de no superar los setenta años ya tenía alzaimer, el cual aún estaba en la etapa donde su mente era la de un niño y junto al ruliento, al cual veía más como un amigo que como su nieto, le encantaba ocultarse y molestar a Floren, la mujer que lo cuidaba.

— Vamos — el anciano comenzó a gatear fuera del closet, mirando antes con cuidado avanzaba hasta el primer piso donde encontró la torta — nuestra torta — Sonrió malicioso al acercarse, la tomó con cuidado y comenzó a correr al patio.

— Espere Tata — Jaime lo seguía esperando que el anciano no se cayera bajando los dos escalones que los separaban del patio.

— Vamos vamos — Lo guió Tomás hasta una casa de juguete mal cuidada y abandonada. Al entrar cerró la puerta dejando al niño fuera.

— ¿Tata? — El hombre se asomó por la ventana.

— Contraseña — Soltó el anciano con el ceño fruncido.

— Eh, Matilde es un monstruo — Sonrió el niño y el hombre rió de manera silenciosa abriendo la puerta y dejándolo pasar.

Sentados uno al lado del otro en ese sucio lugar miraban los alrededores, las murallas rasguñadas daban miedo.

— Papá — Catalina llamó al anciano desde la puerta — ¿Tomaste tú la torta de Jaime? — El anciano abrió los ojos con una sonrisa que al chico le dio risa.

— No — Gritó metiendo un dedo en la orilla, al sacarlo inmediatamente se lo llevó a la boca.

— ¿Me dejas entrar papá? — Catalina golpeó.

Tomás mirando al niño tomó su mano con fuerza, quizás demasiada y la aplastó sobre la torta, Jaime miró a su abuelo asustado, ya se imaginaba el castigo que les darían.

— ¿Papá me escuchas? — El anciano comenzó a comer, quedando con su rostro lleno de crema.

— Que le estas pidiendo permiso a este viejo — Matilde abrió la puerta encontrándose de frente con la escena — ¡Qué hicieron! — Sacó al anciano del cabello — ¡Qué mierda hiciste! — Tomás comenzó a reír a carcajadas.

— Mamá cuidado — Catalina Intentó quitarle al hombre que aún reía de forma estruendosa al entrar en la casa.

— Se va castigado — Matilde abrió la puerta de un dormitorio que Jaime conocía de memoria. El dormitorio de niños.

— No, no, no — Comenzó a repetir el anciano resistiéndose a entrar — Jaime, Jaime — Gritaba cuado la mujer cerró la puerta — Jaime, No — Fue lo último que dijo, el silencio repentino estremeció al niño.

Jaime volvió a sentir miedo y mirando a su madre buscando calma, solo pudo sentir miedo. Caminaron hasta la mesa todos juntos, ya no tenían torta y eso arruinaba el momento según la chica.

Oscar llevaba unos minutos esperando fuera del colegio del chico, todos sus compañeros habían salido pero, del ruliento no había señales. Se acercó a Nicolás que llorando intentaba alejarse de su madre.

— Disculpe — La mujer lo miró, se notaba el enfado en su rostro — Hola Nico, ¿viste al Jaime?.

— Sí — No alcanzó a terminar de hablar cuando su madre lo interrumpió.

— Mire señor, solo le voy a decir que su hijo está enfermo, debería llevarlo a un psicólogo inmediatamente — Bestia frunció el ceño.

— Jaime dijo que su las mujeres que lo vinieron a buscar era su mamá y su abuela y que su abuela era mala — De un tirón el moreno se zafó de su madre — No se quería ir con ellas

— Nicolás te ordeno que camines al auto — Bufó la mujer.

— Ellas dijeron que usted sabía — el moreno volvió a zafarse del repentino agarrón de su madre

— Gracias Nico — Sonrió Oscar —  lo voy a buscar ahora.

El niño Sonrió despidiéndose con la mano mientras se acercaba al lujoso auto de su madre. Por lo menos ahora se sentía más tranquilo al saber que Oscar iría por Jaime a ese lugar donde las mujeres eran malas.

Cuando  el rapero se subió al auto puteando a Catalina sin bajar la voz, se encontró con un mensaje en su teléfono. Un WhatsApp de su mejor amigo Xoda lo dejó preocupado.

Xoda.
Última vez conectado hace 18 minutos.

Weón, necesito que nos juntemos lo antes posible. 15:37 pm.
Creo que encontré una basura que no está bien y tiene que ver contigo. 15:37 pm.
Ojalá sea pura idea mía, pero por favor llámame lo antes posible pa juntarnos 15:38 pm.

Sirve mañana en la mañana? Tipin 10 o 11?  15:57 pm.

Entre más temprano mejor, mañana a las 10 donde la tiña, te espero perro. 15:57 pm.

👍 15:58 pm.

Con la mente dando vueltas en lo que querría Cristian, Oscar partió a buscar a su hijo donde su ex mujer.

Confía en mí [Historia Gay Sin Incesto]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora