Capítulo veintinueve: vídeo

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Cuando Oscar despertó para ir a dejar a su pequeño hijo al colegio lo primero que hizo fue ver su teléfono, Nicolás aún salía en línea y eso lo preocupó. Después de dejar al chico partió a su casa y su sorpresa fue encontrar la puerta Junta al llegar.
En silencio caminó por el pasillo, mirando los lados, el comedor, la cocina y todo se encontraba bien, normal, sin muestra de visitantes no deseados. Cuando llegó al dormitorio esperando lo peor Naiko salió de ella chocando con él.

- Estoy atrasado - Soltó acelerado y con los ojos rojos

- ¿Adónde? - Oscar Intentó tomarlo por la muñeca pero el menor se zafó con rapidez.

- Estoy atrasado - Repitió dejando a Oscar más confundido aún - Estoy atrasado estoy atrasado.

- ¿Qué weá naikoker? - El rapero lo acorraló en el pasillo - ¿Qué weá tomaste?

- Estoy atrasado - Nicolás comenzó a llorar dejando al mayor más confundido aún como si fuera posible, no lograba entender nada y necesitaba urgente un pito. Lo único que atinó a hacer fue abrazarlo y dejarlo llorar, desahogarse.

- Te quiero - Susurró el rapero juntando su frente con la del contrario - Pensé que te había pasado algo.

- Ayúdame Bestia, tengo miedo - las lágrimas corrían por las mejillas de su amante y sin saber que hacer lo ayudó a recostarse en la cama. Caminó hasta la cocina y puso a calentar agua.

- ¿Qué wea te hice barbón culiáo, tan mal me porté que me tirai tantos problemas? Karma culiáo si yo no hago nada - Se sentó y apoyando su cabeza en el respaldo de la silla cerró los ojos.

Oscar se sentía a punto de colapsar, todo le había llegado de golpe y solo le faltaba un problema para que su paciencia se agotara y colapsara, deseaba con toda su alma mandar todo a la mierda pero, el cargo de conciencia se lo comería. Odiaba que los problemas se le acumularán y no encontrar solución para ellos, odiaba ver a su hijo asustado y no saber cómo ayudarlo, verlo llorar y pedir a gritos con la mirada que alguien lo salvará y él, la única persona que hasta el momento debía protegerlo y sacarlo de esa oscuridad no se la podía. Respiró profundo antes de levantarse a servir un té, preparó un desayuno simple para su amante y se lo llevó al dormitorio. Nicolás en posición fetal miraba su teléfono en la esquina del dormitorio suponía que tenía la pantalla destrozada.

- Comamos Naiko - Bestia lo ayudó a sentarse, ya había visto el móvil y en un rato lo revisaría - ¿Me vay a contar que te pasó?

- Choreza me mandó un vídeo ayer y el comentario decía que se lo había mandado a mi mamá - Soltó con calma - Me va a odiar mi mamá cuando se entere que soy gay.

- ¿De qué era el vídeo? - Nicolás se puso rojo.

- No lo vi - bajó la vista - No quiero saber que es.

- ¿Y si no era nada? - El chico volvió a mirar al rapero - lo voy a ver.

Oscar se levantó de la cama con su pan en la mano, tomó el teléfono celular que mágicamente no tenía la pantalla rota y caminó hasta el living. Al darle Play solo se veía la parte baja de un niño penetrandose con un consolador. La mueca que el rapero puso al ver para el tan aberrante acto sorprendió a Nicolás que salió del cuarto.

- ¿Me veo mucho? - Preguntó.

- Es un niño - Oscar lo miró sin entender.

- ¿Un niño? - Naiko se acercó con rapidez - ¿Cómo mierda puede mandarme esto?

- En la foto no se cacha que es un niño - Se rascó la cabeza - Te estaba webeando - Bestia sacó el vídeo sin terminar de verlo, el consulador ya se había quedado en su mente. Le pasó el teléfono al menor.

- Dice que te lo muestre

- Bloquea a ese enfermo culiáo amor - Oscar besó la frente de su pareja mientras él bloqueaba a choreza de su teléfono.

Caminaron juntos hasta el dormitorio y terminaron su desayuno, a Oscar le seguía dando vueltas el vídeo y la enfermedad de choreza para compartir pornografía infantil.

- ¿Puedo hablar contigo un secreto? - le preguntó Jaime a Edgar que asintió.

Alejándose del curso se escondieron detrás del kiosko.

- Ayer mi abuela me compró un tratamiento para piojos para que no se pegaran - Edgar frunció el ceño - Dijo que como tengo muchos rulos se me pueden pegar pero, como yo ya me lo hice te lo quiero regalar a ti porque también tienes muchos rulos - Edgar asintió - Te lo paso aquí para que nadie sepa porque tengo uno no más.

- Bueno - Edgar recibió el tratamiento, ahora por lo menos no le picaría tanto la cabeza. Pero aún tenía que ver si su mamá aceptaba hacerle el tratamiento - No le cuentes a nadie.

- No po', es un secreto entre los dos - Jaime sonrió antes de salir de su escondite

Confía en mí [Historia Gay Sin Incesto]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora