Capítulo veinticinco: ¿Combos?

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Cristián dejó al chico en el sofá mientras buscaba su teléfono, el padre del tipo miraba a Jaime haciéndolo sentir incómodo. Quería levantarse e irse de ese lugar. Cuando el tipo se levantó para sentarse a su lado apareció Cristián con su teléfono, frunciendo el ceño tomó al chico de la mano y salió de la casa sin siquiera hablarle.

— Vamos a llamar desde la plaza — Soltó marcando el número que había anotado y apretando el botón verde se sentó en una de las bancas — Ya, anda a jugar si querí — Jaime le negó con la cabeza. Dos timbres y Oscar contestó.

— ¿Aló?

— Buena gran Bestia negra

— ¿Cristián? — El rapero Sonrió — Tanto tiempo perro culiáo pero, me llamai' en un mal momento hermano.

— Supe que se te perdió algo — Cristián le sonrió al chico.

— ¿Cómo supiste weón?.

— Porque lo tengo aquí po'

— ¿Me estay weando'? — El corazón de Oscar latía acelerado.

— No weón, lo acabo de encontrar en el callejón de cinco poniente y puta como el otro día subiste una foto de él al Facebook lo reconocí po', no quiere na con la Chukara así que, te llamo pa que lo vengai a buscar.

— Oh conchetumare — Rió el rapero — Gracias perro, ¿Dónde estay?

— En la plaza Vicuña, te espero acá.

— Ya voy.

Ambos cortaron el teléfono al mismo tiempo y el mayor mirando al niño le sonrió.

— Viene pa'ca tu papi — Jaime asintió con rapidez — ¿Querí un tocomple?

— ¿Qué es eso? — Preguntó el chico frunciendo el ceño.

— Un completo po' , vamos por un completo donde la tiña — ambos se levantaron para ir a comprar, el estómago del niño rugía.

Oscar tomó las llaves de su auto y a la velocidad máxima que le era permitido llegó a la población donde tantas veces había comprado marihuana, una población que quedaba muy cerca de su ex casa y donde tenía más de un amigo pero, también muchos enemigos. Agradecía al barbón que lo había encontrado uno de sus mejores amigos. Cuando llegó a la plaza Cristián hacía reír al chico, ya habían comido y con un jugo el chico lo miraba.

— No vuelvas a salir de la casa sin avisar — El rapero tomó al chico en brazos y abrazándolo lo aferró a su cuerpo — No sabí lo asustado que me teníai' Jaime.

— Lo siento — Susurró el chico escondiendo su rostro en el cuerpo de su padre, sintiéndose tranquilo y seguro, sentía como el miedo, rabia y pena desaparecía.

— ¿Qué pasó? — Preguntó Oscar intentando entender.

— Nada, quiero irme a tu casa — Susurró.

— Gracias weón, de verdad te debo una — Oscar apretó la mano de su amigo.

— Na' weón, se portó un siete el Bestia Junior — Cristián le revolvió el cabello.

— Gracias por el tocomple — Sonrió Jaime

— De nada po', cuando querai' le decí a tu papá que te traiga donde la tiña — Rió.

— Gracias xoda culiáo, de verdad te la debo weón.

Volvieron a la casa de Catalina, aún le quedaban dos días de visita y debía avisarles que había encontrado al chico. Cualquier norma que no cumpliera o un básico error le podía jugar en contra. Cuando entraron, Jaime pensando que venían por sus cosas, se encontraron con la madre de Catalina y Enrique.

— Lo vengo a dejar — Soltó Oscar cuando vio a su ex mujer.

— No puedes irte así como así — Catalina abrazó al chico.

— No quiero quedarme — Susurró Jaime, que mantenía la mirada fija en su abuela.

— ¿Qué? — Preguntó la chica alejándose.

— Quiero irme, por favor papá no me dejes aquí — el Niño tomó la mano de Oscar— No quiero quedarme.

— Te quedan dos días enano, mañana te vengo a buscar — Oscar dió un paso atrás.

— ¡No! — Gritó aferrándose a su cintura — ¡No me dejes aquí, llévame contigo!, ¡Prometo portarme bien, pero no me dejes aquí!

— Jaime — Catalina lo miraba anonadada.

— No, por favor no me dejes aqui— Las lágrimas del chico comenzaron a aparecer.

— Llévatelo — Catalina subió por sus cosas, le dolia que su hijo mayor la hubiera cambiado tan rápido por el hombre que no lo cuido ni tuvo contacto hasta los ocho años.

— Por favor — Suplicó el niño mirando a su papá y fue en ese momento que Oscar vio el corte en su labio.

—¿Qué te pasó en la boca? — Jaime de forma irreflexiva miró a su abuela y Oscar entendiendo mal pensó que miraba a Enrique, que detrás de la mujer leía el diario — No te dije yo que si volvíai' a tocar a mi hijo te reventaba — El rapero se acercó al hombre y dandole un combo lo dejó de espaldas en el piso.

— ¡Oscar! — Catalina bajó corriendo alejándolo de su actual marido — toma las cosas del niño y ándate.

El rapero tomó la mochila que le tendía y dándole la mano al chico salió de la casa. Jaime no podía creer que su papá fuera tan fuerte como para dejar al hombre que lo golpeaba de espaldas en el piso.

— Tengo ganas de comerme un helado — Sonrió el mayor.

— Yo te acompaño — Rió el ruliento subiendo al auto — ¿Puede ser de gengibre?

— Ya, vamos pal mall entonces y aprovechamos de comprar las cosas del cumpleaños — Oscar se colocó el cinturón de seguridad.

— ¿Qué cumpleaños? — Preguntó el niño sacando de uno de los asientos el Elmo que su abuela le había regalado.

— El tuyo po', ¿A quién piensas invitar? — el mayor lo miró por el espejo retrovisor.

— Al Edgar, al Nico y a mis hermanas — Sonrió ilusionado.

— ¿Nadie más? — Jaime negó con la cabeza.

— Entonces tendrán muchos dulces para ustedes.

Oscar se fijó como los pequeños ojos de su hijo se iluminaban y en ese momento se prometió que sería el mejor cumpleaños que le daría.

Confía en mí [Historia Gay Sin Incesto]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora