Capítulo veinte: Me lo prometiste

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Nunca se había dado cuenta de lo difícil que era manejar cuando alguien te la estaba chupando, quizás era porque nunca se lo habían hecho o por la razón de que Nicolás la chupaba como los dioses. Oscar se detuvo dos cuadras antes de llegar al colegio de su hijo y recostando un poco el asiento se dedicó a disfrutar de esa mamada que lo estaba llevando a la luna.

Jaime sacudía la espalda del moreno intentando sacarle la tierra, no los habían dejado ir al baño y las lágrimas se marcaban en el rostro del más alto.

— Ya no sale más tierra de tu camisa — Soltó Navarro comenzando a sacudir los pantalones — Quizás si te la quitas te la puedes sacudir.

— Bueno — Nicolás se quitó la camisa en el pasillo que separaba la dirección de la inspectoria.

Sacudiendola vio que se limpiaba con mayor facilidad, optó por hacer lo mismo con sus pantalones y sujetándose de Jaime se quitó los zapatos, no quería sentarse en el frío suelo. Ya estaba semi desnudo cuando Jaime lo miró y un recuerdo fugaz de su último colegio apareció. Asustado por si alguien venía comenzó a ayudar a Nicolás con su ropa, quien apoyado en la pared lo dejaba ayudarlo con el cierre del pantalón mientras él se colocaba la camisa, con la inocencia que solo mantenía el más alto.

— ¡Nicolás! — Gritó la madre del moreno quien pegando un salto la miró — ¡Sueltalo cochino!

— No — Intentó replicar el chico mientras su mamá lo tironeaba arreglando su ropa y los inspectores entraban en el salón — Me estaba ayudando.

— Yo no hice nada, yo no lo besé — Jaime comenzó a llorar asustado, temía que la historia se volviera a repetir — Yo no lo masturbe.

— Jaime — Llamó su atención la profesora jefe y la psicóloga del colegio que justo pasaba por el lugar se detuvo — ¿Cómo sabes tú esas cosas?.

— Y-yo — Sollozó el muchacho aumentando su llanto — yo quiero irme a mi casa.

— ¿Con quién te comunicaste? — Preguntó el director, todos centraban su atención en el más bajo de la habitación.

— A su papá — Soltó mirando con lástima al niño.

— Llama a carabineros, es un caso de violacion — Susurró la psicologa — Que pena.

Oscar bajó del auto arreglándose la ropa, se había limpiado con un alcohol gel que mantenía en el auto por el niño. Caminó riéndose solo de la estupidez que había hecho pero, se detuvo en seco cuando vio el auto de carabineros detenido en la entrada. Comenzó a correr al escuchar el primer grito de su hijo, ese angustiante llanto que retumbaba en su cabeza.

— Jaime — Entró al colegio y cuando intentó sujetarlo dos carabineros lo tomaron de los brazos para ponerle las esposas — Pero que chucha, sueltame mierda.

— ¡Papá! — Gritó el chico cuando otro hombre lo subia al auto — ¡Papá me lo prometiste! — Intentaba forcejear — ¡Me lo prometiste! — Le gritaba con una mezcla de enojo y pánico.

— Dime que chucha pasa, sueltame conchetumare, ¿pa' dónde se lo llevan weón? — El rapero encaraba al policía.

— Donde un cerdo como usted no pueda tocarlo — Soltó la psicóloga.

— ¿Qué?, ¿De qué chucha estás hablando? — los gritos del niño ponían nervioso a Oscar.

— Sabemos que abusa sexualmente de su hijo — Bufó la mujer y todos los apoderados que se encontraban en el lugar por estar cerca la hora de salida quedaron boquiabierto.

— ¿Vo eri' enferma o te dieron el título en la municipalidad? — Frunció el ceño Oscar — ¡Sueltame conchetumare! — Le gritó al oficial — Tengo la constancia en el bolsillo, yo mismo denuncie el abuso sexual y físico que mi ex mujer le hacía al niño, ¡Me gané su custodia sapa culiá!, ¿Cómo se te ocurre hablar una weá así sin averiguar? tonta de mierda — Gritó — ¡Saca la constancia y baja al niño de ese auto culiáo que les tiene terror a ustedes!, Preguntale al sistema conchetumare.

El oficial comenzó a revisar los bolsillos del rapero hasta que encontró la denuncia y mirando al director del colegio le quitó las esposas al gran Bestia negra. No le dió tiempo Oscar para hablar cuando corrió hasta el auto y abriendo la puerta sacó al menor, quién con la frente ardiendo seguía llorando.

— Oye, Oye ya pasó — Susurró — Ya, no te van a llevar a ningún lado, ya estoy aquí contigo — Intentaba calmarlo o siquiera que el pequeño lo mirara.

— Quie- quie - quiero irme a la casa — Jaime abrazo a su papá escondiéndo su rostro en el cuello contrario.

— No podemos irnos aún, pero quédate con el Naiko en el auto un ratito

— ¡No! — Lo interrumpió comenzando a llorar de nuevo — No quiero alejarme de ti.

— Ya, ven entonces vida — Oscar tomó al chico en brazos y respirando profundo se acercó a donde aún se encontraba el director y la madre de Nicolás.

— Yo — Intentó hablar la psicóloga.

— Cállate weón, que no tení idea de cuánto me costó que se armara de valor pa' poder ir a la comisaría a denunciar y me tiraste todo a la mierda con tu cagá de teoría — Bufó el rapero sin dejarla hablar — ¿Me pueden decir que pasó?.

— Hola Jaime — Naiko acariciaba el cabello del menor mientras le susurraba — ¿Por qué no vienes conmigo a limpiar tu carita mientras el papá habla con los profesores?

El chico asintió no muy convencido y Oscar con una sonrisa forzada dejo a su amante llevarse a su hijo en brazos, fue Nicolás quien soltándose del agarre de su madre corrió detrás de ellos. Ahora le quedaba una larga historia que explicar al rapero pero, tenía mucho tiempo sin empleo.

Confía en mí [Historia Gay Sin Incesto]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora