Capítulo tres: Ahora ex.

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Cuando llegó la noche, con el pijama puesto y el estómago lleno los hombres se fueron a dormir. Claramente Oscar tenía solo una cama así que se acostaron juntos. Había empezado a llover y según las noticias no pensaba parar en unos días. Fue Jaime el que se dio media vuelta y abrazó a su papá antes de cerrar los ojos.

El día siguiente pasó bastante lento, sin estar acostumbrado a quedarse en casa un día de semana, Oscar no sabía que hacer. Jaime por su lado hacía origamis con las servilletas o las cartulinas del colegio.

— ¿Qué quieres que haga? — Preguntó el ruliento acercándose a su papá.

— No sé po', ¿Qué sabes hacer? — Oscar se mantenía pendiente de las páginas de internet para buscar trabajo.

— De todo, dime lo primero que se te venga a la cabeza — Jaime se sentó a su lado.

— Un elefante — Soltó al ver el logo de la página, el cual intentaba ser un elefante medio mutante.

— Ya, es difícil si — El pequeño se levantó del sillón para sentarse en la mesa — ¿Cuándo deje de llover podemos ir a ver a la mamá?.

— Le voy a preguntar — escuchó el "ya" de su hijo — A lo mejor nos vamos a vivir con los abuelos.

— No me gusta estar con el abuelo — Susurró Jaime — ¿Podemos vivir aquí?

— Pero si tú no conoces a mis papás po' Jaime — El más bajo lo miró.

— ¿Tengo más abuelos? — El ruliento frunció el ceño.

— Tení cuatro, dos abuelos y dos abuelas.

— ¿Tu papá es cómo tú? — Oscar negó con la cabeza.

— Yo soy mas lindo — Se levantó y le revolvió el cabello viendo la sonrisa del pequeño — Voy a ordenar unas cajas en la pieza — El chico asintió.

En eso estaba cuando apareció corriendo el chico, en su mano traía dos elefantes de papel. No sabía cuanto llevaba en la pieza pero, la facilidad del chico con las manos lo sorprendía.

— Oye te quedó pulento — Tomando ambos elefantes los colocó sobre su velador — Les vamos a sacar una foto — No pudo evitar también tomar al chico por la cintura y acercarlo a él — Una foto pal Facebook — se colocó el gorro que había dejado a su lado — sonríe.

Una foto hermosa a ojos del hombre que publicándola en la aplicación se ganó elogios de varios contactos, es que para todos fue una sorpresa ver al rapero con su hijo un día de semana y más aún que éste les explicará que vivia con el chico desde ahora. Recostándose a su lado en la cama Jaime se quedó viendo lo que estaban dando en la tele mientras su papá terminaba de guardar una que otra cosa en las cajas. Cuando sonó el timbre y Oscar miró a su hijo éste dormía, después de taparlo juntó la puerta del dormitorio y partió a abrir la otra.

— Se supone que me llamarias ayer — Bufó Alexander con un notorio enfado.

— Si es que tuve unos problemas — Habló recibiendo el beso que el contrario le daba antes de entrar a la casa — ¿Cómo estay?.

— Caliente — Susurró el chico en los labios de su pareja — ¿Tú no estás caliente? — Agarrándole el miembro lo obligó a retroceder.

— Para peshoh — Intentó detenerlo en vano —  Alex no puedo — empujó al más bajo separándolo.

— ¿Qué pasó? — El chico se sentó en el sofá mientras con su mano tocaba su erecto miembro.

— Puta Alex no hagai eso — Bufó Oscar — Tengo al Jaime en la casa — Golpeó su mano.

— ¿Jaime?, ¿Tu hijo? — Frunció el ceño subiendo el cierre de su pantalón.

— Si weón, la Catalina me entregó la custodia — La mueca de asco que su pareja le daba sorprendió al rapero.

— Puta, las cosas cambian un poco ahora — Peshoh se levantó — Yo creo que tenemos que darnos un tiempo.

— ¿Qué? No, no me hagai' ésta weá ahora Alex, mi semana a sido como el pico para que ahora me digai' eso — Oscar lo tomó de la muñeca antes de que saliera del departamento.

— Mira, pucha es complicado pero yo, yo no estoy pa criar Bestia.

— Pero si no lo vas a criar tú — Intentó acercarse al menor — Aparte tu sabiai' que yo tenía un hijo Alex.

— Si pero, puta lo criaba tu ex mujer po' — Peshoh abrió la puerta — Mira Hagamos algo, demonos un tiempo y después hablamos — Quitándose la mano del rapero de encima salió cerrando la puerta.

— Hijo de la masturba perros — Oscar se tiró en el sofá.

Sin entender su mala suerte el hombre repasaba lo que había hecho con anterioridad, buscando el acto que hubiera conllevado al karma que ahora lo atacaba. Había estado a punto de cumplir un año con el chico que ahora, al escuchar el nombre de su hijo había corrido despavorido, ¿Tan malo era ser papá? No lo entendía realmente si para él no tenía ningun contra aún, el chico era grande y no necesitaba un cuidado constante.

Se levantó para seguir guardando cosas en las cajas cuando escuchó su teléfono, corrió al dormitorio donde lo había dejado esperando que el niño siguiera durmiendo pero, ya era tarde.

— Hola campeón — Le sonrió contestando el móvil — ¿Aló?.

— Hijo, hablé con tu papá — Rogaba interinamente que la respuesta fuera positiva.

— ¿Qué dijo mami? — acarició el rostro del menor que bostezaba intentando volver a dormir.

— Dijo que sí — La mujer sonreía, tanto tiempo viviendo sola con su marido no les haría mal un poco de compañía, menos si se trataba del nieto que no veían hace ya cinco años — Que nos dijeras el día para ir a ayudarte con las cajas.

— Puta que bueno mamá, la primera buena noticia de la semana.

Y esperaba que no fuera la última, ¿es que podía por haber vuelto su buena suerte?.

Confía en mí [Historia Gay Sin Incesto]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora