38: Eiden

2.8K 236 11
                                    

Malya

Hoy, me he puesto el vestido amarillo que me regaló Hermes en mi cumpleaños veintidós. Todavía no lo había estrenado y creo que para una caminata romántica con mi esposo, me luce estupendo. Mi demonio, me dijo que intentaría regresar temprano, pero ya se está tardando. Pienso que me ilusioné demasiado, sigue muy ocupado como para hacer algo como esto. Oigo la puerta y salgo contenta corriendo a su encuentro.

―Hermes. ―Sonrío―. Regresaste ―digo alegre y me percato de la presencia de alguien más.

Un chico de cabello oscuro y el mismo color de ojos que mi marido, un azul intenso. No lo observo mucho, pero puedo notar que tiene golpes en la cara. Parece que alguien lo ha querido matar o algo así, como para haberlo lastimado de esa manera. Y a pesar de eso, puedo notar el parecido con mi demonio, no solo físico, sino que no parece una persona que se deje intimidar fácilmente. ¿Quién este chico?

―Sí ―responde Hermes y dejo de analizar la situación. Deseosa de que termine y se quede conmigo, muerdo mi labio inferior de manera lasciva, intentando generar algo en mi esposo, pero no obtengo resultados―. Estoy ocupado ahora, retírate ―ordena y esa reacción me molesta, como la niña caprichosa que soy, le contesto de mala manera.

Frunzo el ceño e inflo mis cachetes.

―Malo. ―Me voy enojada, pero obviamente me escondo en la habitación para escuchar.

―Eiden. ―Oigo como Hermes lo llama y ahora sé quién es.

―¿Qué? ―Escucho su voz, se nota serio al hablar.

Este hermano no le tiene tanto miedo. He visto a Edgard estremecerse, pero parece que Eiden se mantiene sereno o lo finge muy bien. Una de dos.

―Debes decirle a padre lo que sucede, no puedo cubrirte todo el rato.

¿Cubrirlo? ¿Habla de los intentos de asesinato?

―¿Cubrirme? ¿Qué quieres decir?

―Sé perfectamente que hace dos años que están intentando matarte, no puedes negarlo. ―Efectivamente, hablan de eso.

Todo esto tiene que ver con Demián seguro, me irrita. No hay pruebas, no hay nada que lo pueda culpar. Encima, Edgard terminó en la cárcel por culpa de la denuncia de Eiden. Me molesta, no lo soporto, no quiero escuchar más.

Dejo de oír la conversación y me voy al jardín trasero de la casa. Me siento en el pasto. Estoy frustrada, no puedo hacer nada para ayudar a mi amigo. Suspiro, y Ethan está muerto. Todo es tan injusto, me refriego los ojos cuando mis lágrimas comienzan a caer.

Ni ganas de escribir tengo.

Levanto la vista y visualizo al niño de la otra vez. Es un poco más grande, ya que han pasado dos años, pero lo reconozco. Él deja una carta en la cerca y se va corriendo. Intento seguirlo, aunque lo pierdo de vista de nuevo.

Abro la nota:

"Ha pasado tiempo desde la última vez que te escribí, ¿no? Hablamos ayer, pero esto es más mi estilo, siento la perdida de tu amigo. Las margaritas como tú, no deberían sufrir así, espero que florezcas y no te dejes derribar. Atentamente, S".

No sé por qué, sin embargo, este mensaje no me molesta y eso es malo. Necesito que este tipo se aleje de mí y pronto. Rompo el papel y lo tiro al tacho. Cuando entro a la casa. No veo a Hermes, ni a Eiden. Quizás se han ido. Voy al cajón del mueble del living y de allí saco el borrador de mi libro. Me siento en el sillón, entonces me pongo a escribir.

"Capítulo 1: Anonimus".

"Eros seguía desaparecido e Isabel se sentía sola, una nueva nota había llegado a sus manos, Anonimus la había contactado otra vez. ¿Pero quién era él? El misterioso hombre tras las notas al fin se revelaría".

¿Está bien comenzar así la segunda parte de "Corazones fríos"? No, "Corazones rotos" debería ser más oscuro todavía.

Estrujo el papel y tiro la hoja, vuelvo a escribir.

"La sangre que recorría su cuerpo demostraba el sufrimiento y era hora de revelarse de aquella tortura. Debía hacerlo, necesitaba romper esas cadenas por ella".

Me sonrojo y mi corazón se acelera. Sí, este es mi estilo. No puedo evitar pensar en Hermes, cuando escribo sobre Eros, me lo imagino igual. Suspiro, me tiene abandonada. Creo que por eso el personaje está desaparecido, lo he relacionado demasiado con él.

―Malya. ―Me sobresalto y dejo las hojas en el sillón al escuchar su voz.

―No te fuiste. ―Lo visualizo, me levanto y corro hasta él―. ¿Ya te has desocupado? ―pregunto ilusionada.

―No ―dice seco y hago puchero.

Levanto la mano.

―Devuélveme las llaves ―exijo, por esa razón no pude perseguir al niño―. Si no vamos a hacer nada, voy a hacer yo sola las cosas. Además, hay trabajos que me encargaste, que todavía puedo hacer ―aclaro.

―Tu entrenamiento lo harás cuando yo lo diga ―exclama dominante―. Y no, no te devolveré las llaves, te he dicho que no es seguro, es peligroso.

―Pero Hermes... ―pronuncio angustiada―. Por favor, no puedo quedarme aquí.

―No es no ―dice cortante y camina hasta la puerta de salida―. Me tengo que ir.

―No me dejes sola. ―Lo abrazo por detrás y se da vuelta, para mirarme directo a los ojos.

―Me voy a arrepentir. ―Saca la llave de su bolsillo y me la devuelve―. No hagas nada estúpido. ―Me da un leve beso y se retira.

Suspiro y me aferro a mi llavero.

―Ojalá se hubiera quedado.

Y todavía me debe esa salida.

~~~

Al día siguiente, Hermes sigue ocupado. Pareciera que no para nunca. Obviamente, es culpa de R, pero también, por lo visto, se le ha sumado algo más. Aunque, aún no sé qué es, tampoco puedo recriminar nada porque yo tampoco le he dicho que S me ha contactado de nuevo.

Veo como habla por celular y arregla una reunión para la noche, en el vip, es el lugar más exclusivo de la red de prostitución. Solo clientes altamente costosos y confidenciales van allí.

Pero, ¿por qué va a ir ahí?, ¿una reunión?

Se nota que va a contarme, pero cuando recibe un segundo llamado, cambia de opinión. La razón, aparentemente, es que sus hermanos también van al vip. No obstante, no tengo idea de qué tengo que ver yo con eso.

―No me esperes, llegaré tarde. ―Se pone la chaqueta antes de irse.

―Bueno ―respondo en tono bajo y oigo la puerta cerrarse.

Soné deprimida. Mejor hora de ser mala e investigar. Sonrío, maliciosamente, y corro al despacho de mi marido. Busco en su computadora y reviso hasta que encuentro algo.

"Invitaciones para el vip".

Reserva: Eiden.

¿Por qué el hermano "santito" iría también al vip? Quizás no es tan santo, ¿o hay algo que me estoy perdiendo? Definitivamente, hay una información que me está faltando, pero no sé qué es.

Siento una extraña sensación, un presentimiento se apodera de mí, algo va a pasar pronto y me da miedo descubrirlo.

Es una corazonada, pero ocurrirá un suceso, sin yo poderlo detener, y obviamente, será culpa del hermano menor de Hermes, Eiden Rockefelle.  

Perversa Oscuridad: Imperio [#2]Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang