44: Sentidos

2.6K 240 20
                                    

Malya

Estaba escribiendo tranquila "Corazones rotos", cuando de pronto me sobresalto al oír la puerta de entrada, levanto la vista desde el sillón y veo como Hermes deja sus cosas, rápido, en el perchero, para luego subir las escaleras. Miro el reloj, raro, ha llegado más temprano de lo usual y encima, me ha ignorado por completo. Esa reacción solo me hace preocupar, dejo los papeles y voy hasta la habitación, que es a dónde se dirigió. Escucho la ducha cuando me acerco, se ha ido a bañar.

Doy dos golpecitos en la puerta.

―Hermes. ¿Ocurre algo? ―Pasa un ratito y ya que no me responde abro un poco.

Mi mano es agarrada y soy adentrada al baño, me empuja contra la pared.

―Te olvidaste de algo. ―Me sonrojo al verlo desnudo. Lo he visto miles de veces así, pero no puedo evitar que mi corazón se acelere―. No me gustan las fisgonas ―dice sin expresión, mientras estoy siendo acorralada por su cuerpo.

―Me... me hubieras respondido.

¡¿Para dónde miro, maldita sea?!

―No estoy de humor ―solo se limita a decir.

Mejor lo observo a los ojos.

―¿Dónde está tu pudor, Hermes? ―Mala idea, ese intenso azul me pone también nerviosa. ¡Pero no voy a mirar ahí abajo! Maldigo mi lado pervertido.

―Si perdí la vergüenza, el pudor tampoco existe ―aclara, refiriéndose a una conversación anterior.

―¿Vas...? ¿Vas a decirme qué ocurre? ―Vamos al tema por el cual lo seguí, ¡concéntrate, Malya!

―Lo maté ―exclama fríamente―. Y no siento nada. ―Apoya su cabeza en mi hombro.

―¿A...? ¿A quién mataste? ―pregunto nerviosa.

―¿Cómo es posible que pueda lanzar toda mi ira, pero no derramar ni una sola lágrima? Ni por mi hijo, ni por mi hermano, ni por nadie.

―¿Tu hermano? ―Me sorprendo―. ¿Cuál?

―Demián está muerto, yo lo maté, lo maté como la máquina que soy ―explica con el mismo tono de voz de siempre, pero sé que está frustrado.

―Hermes...

No me deja continuar porque mueve su rostro de mi hombro, se acerca a mis labios y me besa.

―Te necesito... ―susurra y se separa a una distancia muy corta de mi boca―. Te necesito en todos los sentidos posibles. ―Su mano pasa bajo mi remera, en la zona de mi espalda, y suelta el gancho de mi sostén.

Se me eriza la piel.

―Hermes... ―Vuelve a besarme y otra vez quedo sin habla.

Sus dedos hacen un recorrido hasta mis caderas y bajan el cierre del costado de mi pollera de jean, esta se cae al suelo al instante. Presiona una de mis nalgas y yo gimo en su boca. Mis ojos están cerrados, me deleito con el suave tacto de su toque. Los abro cuando sus labios se separan de los míos y lanzo un suspiro de satisfacción. Con solo un simple roce, ya estoy que vuelo.

―Hermes, no sé si sea el momento... para hacer este tipo de cosas.

―Te aseguro que este es el momento idóneo para esto. ―Me levanta entre sus brazos y me sobresalto―. Vamos a la cama. ―Mi parte íntima, con solo decir eso, ya comienza a palpitar.

―Es que... ―Me sonrojo mientras camina, para luego acostarme sobre el colchón y luego sacarme las sandalias―. Me preocupo por ti. ―Mi voz suena tan aniñada, cuando digo eso.

Qué vergonzoso.

―Qué adorable ―opina Hermes y siento mis mejillas arder. Ahora pasa sus manos bajo mi remera y como el sostén está suelto, aprovecha para acariciar mis pechos, mientras se limita a observar mis reacciones―. Esa parte de ti, es la que más me calienta ―me susurra al oído, entonces escucho mi corazón palpitar a gran velocidad.

―Eres un pervertido... ah... ―gimo cuando pellizca uno de mis pezones.

―Ya te lo dije. ―Me quita la remera y se deshace del sostén que está estorbando―. Tú eres la única que me hace pervertido, responsabilízate. ―Lame mi pezón izquierdo y vuelvo a gemir, mientras presiona mi pecho derecho.

El tacto genera muchas sensaciones de placer que se me acumulan, no sé qué hacer, siento sus caricias. Es como si hubiera fuego alrededor de nuestros cuerpos, y recién empezamos. Cada vez que me toca, no puedo coordinar la situación. ¿Por qué soy tan tímida? Lo hemos hecho un montón de veces, sin embargo, me sigo avergonzando. Y no niego nada, me gusta mucho que esté sobre mí. Aunque no creo que a Hermes le moleste que no sepa qué hacer. Es más, creo que le apasiona que eso suceda. Ya que mi cuerpo le corresponde, naturalmente, como él quiere, y me calienta.

¡Uf! Qué calor.

Me quita la bombacha, abre mis piernas, se acerca hasta mi parte íntima y reacciono.

―El... el preservativo ―exclamo agitada. Mis traumas siguen intactos y su mente creo que estaba en otro lado.

Se hace un silencio, entonces su dedo traza una línea por mi cicatriz.

―Malya, lo he estado pensando.

―¿Eh? ―exclamo confusa.

Se acerca a mis labios y me agarra la cara.

―¿Quieres tener un hijo conmigo?

Mi corazón se acelera, no obstante, el miedo regresa a mí, enseguida.

―Pero R...

―El Señor T se ha comunicado conmigo, está de nuestro lado. Ya estableció la fecha para el Nombramiento, seré el Señor H en pocos días. No hay necesidad de temer ―explica y luego vuelve a preguntar―. ¿Quieres o no? Porque yo estoy deseoso de eso. ―Noto su sexo acercarse al mío y continúo respirando agitada.

―N... no sé ―digo nerviosa.

―Necesito una respuesta ―exige fríamente y me sobresalto.

―Es que... ―Se levanta de encima―. ¡No! ¡Espera! ―Agarro su brazo.

―Voy por el preservativo ―me avisa.

―N... no... yo quiero.

Toca mi mejilla.

―¿Segura? No estoy intentando presionarte, solo es si tú quieres.

Poso mi mano sobre la de él y sonrío.

―Por supuesto que quiero... ―Bajo la vista―. Solo que me has tomado por sorpresa y estoy algo nerviosa.

―Nada malo va a pasar. ―Se acerca a mis labios―. Porque yo te voy a proteger.

Solo esas palabras bastan, para lanzarme hacia sus brazos. Nos besamos con intensidad, él agarra mi cintura y yo caigo debajo de ese cuerpo que tanto me gusta. Sus manos bajan a mis caderas, entonces atrae su órgano viril a mi entrada. Gimo de placer y lo disfruto. El amor está en el aire o en este caso, en la cama de nuestra habitación.

―Oh, Hermes...

Bueno, entonces supongo que ahora, esta cama va a tener que ser utilizada más seguido. 

Perversa Oscuridad: Imperio [#2]حيث تعيش القصص. اكتشف الآن