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Lauren's POV

Extrañar es una palabra muy grande.

Si, son a penas ocho letras. Letras comunes y simples.

Estoy segura que su definición técnica es "Notar la falta de algo que se usa habitualmente y que se ha sustituido por otra cosa", o al manos eso dice google.

En mi caso, el mundo me ha obligado a extrañar a personas por las malas. El mundo también me ha enseñado que el peor error que puede cometer un ser humano es perder a alguien.

No se si alguna vez alguien me ha extrañado, pero siempre intento quedarme cerca de las personas para que no sientan esa necesidad tan horrible.

- Anagrama de camisón- Dinah estaba recostada sobre el mostrador mientras mordía la parte trasera de su lapiz.

Diez, veinte, treinta segundos.

- Mocasín- murmuré y mi amiga me dirigió una mirada mortal.

- ¡No debes decirme las respuestas!- me retó mientras escribía lo que le había dicho - bien, anagrama de.., ¿escalonamiento?- se quedó mirando unos segundos el papel antes de susurrar un "mierda".

Abrí la boca y me dirigió otra de sus miradas.

- No te atrevas, Jauregui- advirtió.

Cinco minutos habrán pasado y yo ya no aguantaba.

- Ocasionalmente- murmuré nuevamente y ella me pegó con su revista.

- ¿No podías callarte un segundo, Lauren? Ya estaba por adivinarla- anotó la respuesta y sonrió al ver su crucigrama terminado.

- Tu no deberías leer las consignas en voz alta- me encogí de hombros - mi cabeza procesa y mi boca habla.

- Como digas.

Hoy no era un día muy movido en la disquería. Llovía mucho, hacia frio y se anunciaba una tormenta eléctrica.

Aquí en Miami no eran muy comunes estos climas. Casi nadie guardaba en su armario ropa abrigada para ocaciones como estas. Así que solamente se quedaron en sus casas.

Me entretuve mirando por la ventana un poco, pues no tenía nada que hacer.

Me puse en el lugar de cada una de esas personas locas que se paseaban por la vereda.

Sus rostros eran un poema.

Corrían, se tapaban desesperadamente, veían sus relojes o intentaban parar algún taxi.

Dinah y yo metimos a un par de ellos dentro de la tienda para que se secaran un poco la ropa.

Y allí había una chica caminando en el medio de la acera. No llegué a ver su rostro porque su capucha lo tapaba, pero su paso era calmado y firme.

Ella terminaba de entrar a la tienda de tatuajes de Lucy.

¿A caso sería...?

- Dinah.., ¿qué día es hoy?

- Miercoles- contestó mientras acomodaba unas guitarras.

- No, el número.

- Emm.., veintidos, ¿por qué?

Corrí hacia el almanaque y busqué el último día 66.

Cada día 66 lo marcaba con un círculo rojo para saber que día podía aparecer Karla.

El último círculo marcaba el 18 de diciembre.

Diciembre y enero tenían 31 días cada uno, así que conté dos meses y luego agregué cuatro días.

Mis cálculos daban que el próximo día 66 sería un 22 de febrero.

Hoy era 22 de febrero.

Por las dudas conté los días uno por uno.

Sí, hoy era el día 66.

- Lauren, ¿qué ocurre?- mi amiga preguntó preocupada.

Dejé caer el almanaque y corrí fuera de la tienda.

Esa chica podía ser Karla.

Si era Karla, no podía dejar que se vaya, no podía perderla. No de nuevo.

Lo primero que pensó mi cabeza fué en la posibilidad de poder hablar con ella.

Poder saber en qué fué que me equivoqué.

- Después te explico- y salí corriendo de la tienda.

No pensé que afuera estaría tan frío, no me di cuenta de tomar un abrigo siquiera.

Entré a la tienda de tatuajes toda mojada y toqué la campanilla del mostrador.

- Hey, tanto tiempo- dijo Lucy cuando apareció - Lau...- intentó recordar mi nombre.

- Lauren- respondí rápidamente con una sonrisa - lo mismo digo, Lucy- ella sonrió.

- Oh- me miró - estas temblando- su mirada parecía preocupada - ven, quítate esto- dió vuelta el mostrador y me quitó la chaqueta.

Me dirigió hasta un perchero y me dió un abrigo gigante.

- Calientate mientras esperas- comenzó a prender una pequeña estufa pero la interrumpí.

- En realidad, trabajo en la tienda de en frente- Lucy frunsió el ceño - crucé para preguntarte algo- asintió - ¿qué sabes sobre Karla?

Una risa se escapó de sus labios y un escalosfrio recorrió mi cuerpo.

- ¿La muda Karla?- asentí y rió nuevamente - ella está aquí.

dangerWhere stories live. Discover now