Capítulo 18

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Desperté acalorada, sentía que hervía así que me separé de Drake, que, dormía plácidamente, eran recién las ocho de la mañana, y no iba a despertarlo porque definitivamente necesitaba dormir.
La mañana pasó tan lenta que se volvía desesperante, en realidad, quería irme a mi casa, que inconscientemente, si extrañaba.

Al llegar, lo primero que hice fue abrazar a Tom, definitivamente lo había extrañado.
-¿Y Sarah? -pregunté mirando alrededor.
-En su casa, yo la fui a dejar -me dijo sonriente.
-Bien... yo me voy -dijo Drake mirándome- Nos vemos enana -se despidió y se fue cerrando la puerta de la entrada, amaba estar en casa de nuevo.

Me quedé toda la tarde con mi hermano, hablando, jugando, en realidad no sé que haría sin él.

-Alice -me dijo- el otro día hablé con papá y me dijo que quizás volvería la próxima semana -puso los ojos en blanco.
-Que novedad -bufé- No me sorprende -me paré.
-No te enojes, sé que no te gusta hablar de él, pero creí que estaba bien informarte -me miró.
-Está bien. Tengo sueño Tom, me voy a dormir. -dije de mala gana, la noticia me había arruinado lo que quedaba del día.

Tal vez si por lo menos mi padre se limitara a llamar algunos días a la semana, no me comportaría así. Pero Tom y yo le dábamos igual. Molesta, apagué la luz y me acosté en mi apreciada cama, que también extrañaba.

-¿Y entonces? -me preguntó Megan entre susurros, al profesor de matemáticas no le gustaba que se hablara en su clase- Cuéntame Alice -sonrió.
-¿Contarte qué?
-¡Como lo pasaste con Drake, Alice! -sonrió pícara.
-Megan, ya te dije que no... -fui interrumpida.
-Señorita Jones, ¿me haría el favor de resolver el problema del pizarrón? -dijo el profesor tendiéndome un marcador mientras toda la clase me miraba.

Miré la pizarra, era una ecuación de una sola incógnita, así que podría resolverla.

-Claro -le dije parándome y de pasada fulminé con la mirada a Megan que estaba riéndose. Gracias al cielo pude resolver el ejercicio y evitar una humillación delante de mis compañeros. Tocó el timbre, era hora del almuerzo.



Narra Jack


Desperté en el sofá de mi casa con un dolor de cabeza terrible. Me paré lentamente, sentía que todo me daba vueltas. Vi la hora, una y media de la tarde, y tenía que llegar al trabajo a las 2, tenía sólo 30 minutos para llegar. Me tomé una pastilla para el dolor de cabeza y me fui a bañar. Tenía unas ojeras moradas, sólo había dormido tres horas. Me vestí y me fui. De seguro me regañarían por llegar tarde al taller, de nuevo.


Narra Alice


-Alice, ¿Podrías contarme? -dijo Megan mientras yo ponía mi bandeja en la mesa y me sentaba. No le contesté- ¡Maldita seas Jones! -me gritó.
-¡Ya te dije que no pasó nada, Megan! -le grité también. Justo en ese momento apareció Charlie.
-¿Qué pasa? -preguntó confuso- Se les podía escuchar gritar desde la entrada.
-Alice no me quiere contar nada, y de seguro pasó algo interesante con Drake o ese tal Jack -tomé agua mientras Charlie abría los ojos como plato. Suspiré- ¡Lo sabía! así que tiene que ver con Jack ¿no? -volví a tomar agua- De todos modos harían bonita pareja -me atraganté con el agua y comenzé a toser desesperadamente, los chicos rieron.

¿Acaso Megan no podía cerrar la boca?

-Cállate Megan -le dije mientras me paraba y tomaba mi mochila.
-¿A dónde vas? -dijo Charlie.
-A un lugar donde Megan no pueda interrogarme. -rieron mientras yo me alejaba en dirección al casillero.

Me tocaba gimnasia así que saqué mi ropa de cambio y caminé hasta el gimnasio. Nos informaron que el profesor no había venido, asi que me quedaba esperar el timbre. No tenía ganas de hacer nada, lo único que quería era irme a casa.

Una hora más tarde sonó el timbre y corrí al casillero a sacar lo que me faltaba y fui al estacionamiento por mi auto, lo encendí y me fui. Las calles estaban desiertas, porque hoy había partido de fútbol americano. Paré el auto por el semáforo en rojo y vi como un Chevrolet Camaro plateado paraba al lado y un chico rubio me sonreía. Bajó la ventanilla:

-¿Apuestas preciosa? -levantó su mano mostrándome un fajo de billetes.
-No tengo dinero -le dije riendo.
-¿Y si apostamos nuestros números de teléfono? -subió y bajó ambas cejas al mismo tiempo. Reí. Sería divertido de todas formas.
-Tres cuadras hasta el último semáforo -le dije mirándolo.
-Me parece un tramo justo, ¿preparada para darme tu número? -dijo sonriendo.
-¿Y tú? -me reí. Dirigí mi mirada al semáforo y apreté mis manos al volante, un poco de adrenalina no le hacía mal a nadie.

Amor ilegal | Terminada. [Sin editar]On viuen les histories. Descobreix ara