Invierno. (Parte II)

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Amaba tener el agua caliente en la regadera, lo amaba tanto y le ponía de tan buen humor que incluso cantaba mientras se duchaba e intentaba hacer algún intento de coreografía o ademanes al hacerlo, su repertorio musical iba desde k-pop hasta raperos americanos, canciones de la época de sus padres e incluso artistas exprés de un solo hit, el champú espumaba su cabello como una peluca al momento de cantar y mover las caderas al ritmo de "galbi-jim" pero guardó silencio y se quedó quieto al oír ruidos que le sacaron de su corto momento de felicidad. Trató de seguir con su ducha pero podía distinguir que había algunos gritos y sin saber qué más hacer, se enjuagó rápidamente el champú, distinguiendo alguna que otra cosa, ruidos que trataba de asimilar... ¿Era Hongbin? ¿Por qué estaba haciendo tanto escándalo? Definitivamente no había risas, por lo que no podía ser Ken quien estuviera con él.

Apurado, se secó el cabello y se enredó la toalla a la cintura, acercándose a la puerta, deteniéndose cuando no escuchó nada más... ¿Estaba loco? ¿Había imaginado aquello? Atento al sonido lo mejor posible prefirió quedarse ahí parado por unos segundos en los cuales ocurría nada; negó con la cabeza al apartarse y terminando de secar su cuerpo se quedó enroscado en la toalla, haciéndose ovillo mientras se empezaba a vestir con el cambio limpio que dejó colgando del perchero de la puerta. Su mente divagaba entre canciones, bailes y la noche buena, la cena que podría estar preparando Leo en ese momento, la víspera navideña, las ganas de observar el deslumbrante pino navideño que decoraba la planta baja en los dormitorios durante toda la noche... Se observó al espejo, se creyó guapo por un instante y cuando decidió tomar su cepillo y pasta dental, apretó el tubo salpicando el espejo cuando el ruido de algo caer y quebrarse se introdujo en sus tímpanos así como algo tocó apenas su pie encalcetinado. Su rostro lo giró hacia la puerta y se acercó a paso lento cuando vio que aquello cerca de su pie era un tornillo, así como ligeros y escasos fragmentos de vidrio, instantáneamente se sintió asustado y pensó que podrían ser ladrones, teniendo el valor nulo de abrir la puerta, quedándose con el oído cercano a las bisagras de la puerta para poder escuchar con mayor atención...

-... K-Ken...~.

Ese jadeo lo había dejado mudo además de quieto, apenas pudiendo pasar saliva, sintiendo a la perfección sus manos sudar y su corazón sobrecargarse de adrenalina cuando aquellos sonidos eran más precisos al paso del tiempo. Se agachó por completo, lenta y silenciosamente para asomarse por el pequeño espacio que se formaba entre la puerta y el piso, observando unos pies y luego otro más, descalzo, aparentemente de frente salvo que el pie desnudo flotaba cerca de las patas del escritorio de Hongbin. Se cubrió con la mano su nariz y boca para no crear sonido alguno mientras intentaba identificar... Las botas de Jaehwan... ¿El pie entonces de quién era? Tragó saliva al apartarse cuando vio, tras el ligero reflejo del vidrio en el piso, a ambos ahí... El perfil del rostro de Ken cerca de la entrepierna del, en efecto, desnudo cuerpo de Hongbin. "No, no, no, no, no, no, no... NO, NO, NO, NO, NO...." Era el único pensamiento que llenaba su mente que palpitaba tan rápido y tan fuerte como su corazón.

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Sus dedos se esforzaron una vez más en tocar las teclas adecuadas de piano en aquella aplicación de su teléfono móvil mientras esperaba que el panqué de plátano saliera del horno, y a pesar de cometer severos errores al tocar en la aplicación, parecía no notarlos o no preocuparle en lo más mínimo ya que la mayor parte de su cabeza estaba en Hakyeon y en la posible relación que había avanzado con Wonsik que por boca de Jaehwan tuvo que enterarse... ¿Pero por qué? ¿No le brindaba acaso la confianza suficiente para platicar sobre esos temas? Lo peor era preguntarse desde cuándo le estaría ocultando cosas.

-Hyung... Hyung... Leo... Hyung... TAEKWOON... Hyung, Leo, Leo... JUNG HYUNG~

Escuchó la incesante voz de Hyuk, dejando de pensar y de tocar el simulador de piano, viendo la hora y preguntándose qué hacía ahí a las 10:42 de la noche y con ese desespero con que le hablaba.

El Examen FinalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora