Integrante familiar.

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Traspasaban los calurosos días, la presión en los estudiantes del tercer curso iba en aumento al tener un mes en cuenta regresiva para la graduación, las clases empezaban a apaciguarse debido a los trámites y papelerías escolares sin mencionar la desgracia que el profesor de la última hora de clase había tomado un permiso de ausencia debido al fallecimiento de su madre. Muchos alumnos se apenaban ante el hecho, otros tantos les alegraba no tomar más clase... Y Taekwoon aprovechaba esas horas libres para salir antes de la institución educativa que le sofocaba y que ahora parecía estar perdiendo el orden administrativo debido a la incompetencia de sus secretarias y directivos.

Día con día lograba analizar las cosas de una manera mejor, había aconsejado y por el momento su plan funcionaba a la perfección: Hyuk ausentaría la secundaria por tiempo indefinido, fingiendo no haberse curado aún. Si bien ya no se encontraba en el hospital, era ya demasiado sospechoso que se lo pasara en casa encerrado y saliendo tan solo a ir a entregar tareas, sin embargo los profesores charlaban que Sanghyuk lucía bastante bien y ya podía presentarse a clases. La alarma roja se estaba activando, y Taekwoon ya no iba a permitir que aquellos chicos o cualquier otra persona abusaran de él.

¿Eso era madurar? ¿O qué era en realidad? Sí, Hyuk le desagradaba hasta cierto punto por ser un crío inmaduro que nunca se callaba... Pero se arrepentía... Se arrepentía y lamentaba por haberse comportado de esa manera para con él. Era un debate... Era cuestionarse como ser vivo, como "humano"... El remordimiento de juzgar demasiado temprano lograba arrebatarle el hambre y el sueño, y según a palabras de Hakyeon, la felicidad. Era como un ser no-vivo con los ojos abiertos y el cerebro reaccionando en automático.
En casa, las cosas no eran del todo diferentes, pues su padre seguía con la alta sospecha y promesa de un enamoramiento en su hijo mientras su madre entraba en histeria porque su polluelo no se alimentaba. ¿Sus hermanas? La mayor apenas recibía noticias de ella, al vivir fuera de casa por estar casada, las otras dos platicaban un poco con él al respecto, pero nada de lo que pudiera confiarles y recibir consejos. ¿Sus amigos? No, nadie comprendería y el único que lo hacía estaba demasiado ocupado con su novio por internet.

-Hubiera...

¿Cuántas veces escuchábamos "El 'hubiera' no existe"?

"Si hubiera sido bueno con él desde un inicio", "si nunca le hubiera juzgado antes de tiempo", "si le hubiera ayudado aquél día", "si nunca hubiera aparecido"... "Si hubiera aceptado su ayuda con sinceridad en vez de sentirme obligado"... "Si esta humillación nunca la hubiera sentido"...

-Hasta mañana. –Hizo una ligera mueca con los labios, palmeando su cabeza mientras le veía comer como hámster.

-¿Ya te vas? –Habló con la boca llena, observando que su entusiasmo ese día era realmente bajo y extraño, más de lo usual.

-Iré a prácticas y no creo que quieras ir a verme entrenar.

-Iría pero...

-Wonsik te estará texteando, lo sé. –Asintió brevemente con la cabeza, tomando su mochila y salir del aula para dirigirse hacia las duchas, ir a su casillero, asegurando que hubiera nadie a su alrededor.

Empezó a quitarse el uniforme para ponerse una bermuda negra, una playera holgada de mangas cortas y tenis. Buscó desesperadamente un espejo, empleó una porción de gel en su cabello para peinarlo hacia atrás lo más impecable posible, sentía en ese momento algo de nervios y volvió a su casillero para guardar en su mochila una cajetilla de tabaco así como un encendedor que encontró de una de sus hermanas y su uniforme escolar. Al salir portó gafas de sol y se puso una pulsera tosca en la muñeca derecha, escabullendo lo más neutral posible para ir a su destino que a partir de ese lunes, volvería a retomar día con día. Se lo juraba.

El Examen FinalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora