-No haré ejercicio – interrumpió Ji Ho.

-Déjame terminar. No haremos los típicos ejercicios sino taichí, combina cuerpo y mente y ayuda a canalizar la energía por tu organismo. Te ayudará a bajar tu estrés y ansiedad.

El taichí tiene movimientos suaves y fluidos, es una actividad que trae buenos beneficios al cuerpo y la mente y Jaehyo desde hace un tiempo que la practica. En cuanto el chico comenzó a hacer los ejercicios, Ji Ho no pudo evitar reírse, siendo así fulminado con la mirada por Jaehyo y éste le dijo que lo siguiera. Ji Ho se sentía bastante estúpido haciendo eso y era bastante aburrido para él. Prefería hacer ejercicios normales que lo pusieran a sudar, por lo menos estaría activo y no sentiría ganas de echarse en el piso y dormir, pero el hecho de sentirse de esa manera era porque no estaba haciendo bien la técnica sino de pura mala gana.

-Que fastidioso es esto – comentó Ji Ho.

-Shh, no hables. Relájate – contestó Jaehyo que estaba totalmente relajado.

-No me gusta y tengo frío.

Jaehyo se detuvo.

-Si pusieras esmero verás lo bueno que es – le dijo Jaehyo.

-Quiero regresar a mi cuarto.

-No, te la vives encerrado allí.

-Entonces iré a dar una vuelta – se alejó para tan sólo caminar por los alrededores y Jaehyo lo siguió – No me sigas, no me voy a perder.

-Te seguiré de lejos, no te molestaré.

A Ji Ho le hacía falta algo de aire fresco desde que salió de la clínica de rehabilitación, estar encerrado en cuatro paredes no es sano aunque crea que está seguro allí y ya se estaba dando cuenta. Era bueno estar afuera a pesar de que hiciera frío pero no se sentía tan mal estando el cielo despejado y el sol tan radiante, Ji Ho comenzaba a ver que no había nada de malo en salir aunque sea al jardín de su propia casa y caminar un poco que también le hacía bien a su pierna que con tanto esfuerzo y terapia logró rehabilitarla. La sensación de libertad que sentía-una de la que él mismo se ha privado en su prisión imaginaria- atenuaba sus miedos e inseguridades y deseaba sentirse así el resto de sus días pero siempre había algo que lo arruinaba todo, un simple pensamiento o un simple recuerdo.

Jaehyo seguía a Ji Ho de lejos para darle su espacio y esa caminata alrededor del jardín era bastante reconfortante para él también. El ambiente en esa zona era muy diferente al centro de la ciudad que la mayoría de las veces es tan caótica y si fuera posible le gustaría vivir algún día en un lugar así. Detuvo su paso al escuchar el canto de una cigarra, es uno de sus hobbies aunque muchos crean que es tonto pero se requiere habilidad y buen oído para eso; antes él y su hermano escuchaban a las cigarras juntos pero Chang In dejó de hacerlo porque siempre lo molestaban con eso. Jaehyo pudo reconocer a la que cantaba en ese momento y después se calló. Volvió su atención a Ji Ho pero éste ya no estaba; miró a su alrededor y no había rastro de él.

Pensando que estaba en casa, fue a buscarlo pero la señora Kim que estaba en la sala le dijo que no lo vio entrar.

-No puede ser que lo haya perdido – se preocupó Jaehyo.

-Tranquilo, él es adulto y conoce éste lugar, ha vivido toda su vida aquí.

-¿Pero y si le sucede algo? Iré a buscarlo.

Jaehyo volvió afuera y en el único lugar donde Ji Ho podría estar era en el bosque ¿Pero qué haría allí? Seguramente escondiéndose para molestarlo. Jaehyo dejó de preocuparse tanto y entró a la arboleda la cual era bastante luminosa ya que no estaba tan tupida de árboles y la mayoría a su vez no tenían follaje. Caminó hasta percibir la salida, acompañada con el correr de un riachuelo y vio a Ji Ho de espaldas sentado en una gran roca.

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