Capítulo 11

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La lluvia seguía cayendo de igual manera, no había intensificado ni disminuido pero no debería tardar en parar. Ji Hoon y Taeil se dieron cuenta que no era una buena idea pasar mucho tiempo bajo el agua por lo que buscaron refugio en la entrada del subterráneo- cerrado a esa hora- y aguardaron a que el clima mejorara. Recostados en la pared, empapados de pies a cabezas, ninguno decía ninguna palabra, Ji Hoon miraba sus botas de combate salpicadas de gotas de agua y Taeil tenía su vista fija en la lluvia. Ambos acababan de confesar algo muy importante, no tuvieron miedo y sin vacilar lo dijeron pero después de que hubiese pasado todo, venía la vergüenza.

¿Cuántas veces no se gritaron, insultaron o dijeron a ellos mismos que todo lo que alguna vez tuvieron era pasado y no había ningún sentimiento guardado esperando por salir en algún momento? ¿Cuántas veces no fueron las personas más infantiles y orgullosas sólo para no aceptar lo que de verdad sentían? Todo simplemente por un miedo injustificado que ya habían dejado atrás hace unos minutos.

-¿No piensa escampar nunca? – preguntó Taeil – Por lo menos ya no truena.

Disimuladamente, Taeil miró a su lado a Ji Hoon y al éste levantar la mirada, el mayor volvió su vista al exterior. Pero ya no podían quedarse todo el tiempo sin decir nada y hacer como si nada sucedió, alguno de los dos debía decir alguna cosa y ese fue Ji Hoon quien por fin habló.

-¿Es verdad lo que sientes? – preguntó Ji Hoon. Taeil lo miró en silencio –Sobre que me necesitas y me quieres.

-¿Y es verdad que me quieres?

Ji Hoon mordió levemente su labio inferior y bajando la mirada asintió con la cabeza.

-Entonces pensamos igual – dijo Taeil - ¿Por qué pasó esto?

-Porque nuestros sentimientos nunca murieron. Sólo los enterramos para escapar del dolor y del hecho de que no estuviéramos juntos. Intentábamos protegernos y por eso actuamos como un par de idiotas inmaduros.

-Es cierto eso que dicen que cuando dos personas pelean es porque se gustan. El pelear es sólo una forma de ocultar lo que se siente porque se tiene miedo a decirlo.

Ji Hoon asintió de acuerdo y sonrió levemente. Se separó de la pared para ponerse delante de Taeil y lo observó en silencio con ternura.

-¿Por qué me miras tanto? – le preguntó Taeil, incómodo.

-Por nada. Es que tanto tiempo te miré con resentimiento que no podía apreciar bien lo guapo que eres.

-Cállate, yo no soy guapo.

-A mis ojos lo eres, siempre lo has sido.

-No digas tonterías – dijo casi en un murmuro y volteó la cara para esconder su timidez.

Ji Hoon lo tomó del mentón y suavemente volteó su cara de nuevo al frente. Con su pulgar, acarició sutilmente los labios de Taeil y se acercó a besarlo pero el chico quitó el rostro.

-No lo hagas – dijo Taeil.

-¿Por qué?

-Porque no – ni él mismo sabía qué explicar porqué no quería que lo besara. Simplemente eran nervios.

Ji Hoon tomó las manos de Taeil, haciendo que rodeara su cintura con sus brazos y éste lo miró con sus pequeños ojos confundidos. Con delicadeza, el pelirrojo tomó con sus manos y acarició con sus pulgares el rostro del otro; seguidamente se inclinó hacia adelante y rozó los pequeños labios de Taeil, buscando sentir su textura sin prisa alguna, el simple hecho de estar así le agradaba. Atrapó los labios del mayor entre los suyos en un suave movimiento y fue correspondido de inmediato. A pesar de que el corazón de ambos retumbaba como un tambor en sus pechos, una sensación cálida de felicidad los recorría de pies a cabezas.

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