{13} Niko

170 29 16
                                    




Amy, Hita y Shila se mantuvieron hablando por horas mientras yo continué con mi ardua tarea de fingir tener el sueño pesado, hubo veces en las que escuchaba a detalle los sentimientos de Shila al sentirse frustrada porque su novio Garret no volvía de la guardia, y otras en las que sus palabras parecían música en algún idioma desconocido para mí que ambientaba las emociones que ni yo he conseguido identificar.

La razón de que en su mayoría haya podido vivir con mi propia existencia después de causar tanto daño siempre fue echándole la culpa a la organización Verba Caregivers. Era más sencillo el señalar con un dedo al culpable que ser señalado como uno. Ahora me pregunto si algún líder de la organización se sintió así al principio.
Siempre defendí que los comandantes de mayor rango no tenían compasión, ahora me pregunto si la solían tener, hasta que esta clase de trabajos se las quitaron. La oscuridad me había envuelto poco a poco, y ahora tan solo se escuchaban los ronquidos de las tres chicas que tan amablemente me habían aceptado en su tienda sin conocimiento alguno de las acciones que he hecho.

Es verdad que fue Józef quién se equivocó de ruta, y todo debería caer en él, no obstante, algo me impide que lo culpe por completo, y no es necesariamente lástima. Es como si una parte de mí quisiera creer que es inocente, aunque la verdad no importa, sea culpable o no, el daño ya está hecho, y lo que ahora debería importarme es arreglarlo.

Me pongo de pie con cautela y me apresuro a salir de la tienda, tomando del plato que dejaron a un lado de mi cama con el pedazo de pan con carne dura y vaso de agua en mis manos para en segundos digerirlo. Cuando estoy afuera, el viento me corre hasta por las orejas, frío y silencioso, con nubes grises en mi cabeza igual que el primer momento en que llegue aquí.

No se escucha nada a distancia, y me apresuro a moverme en la poca luz que dejan filtrar las grandes nubes arriba mío. Nadie aquí dijo que estuviera prohibido salir de noche, así que en caso de que me atrapen, tengo algo con lo que defenderme. Me parece irónico que Niko no mencionara que hay toque de queda, nadie me lo dijo, mas es bastante obvio al no ver a ni un alma afuera y varias patrullas de guardias a lo lejos de aquí para allá. Doy una vuelta en un puesto de lo que parece ser un restaurante que funcionaba hace décadas y más adelante observo la sección de tiendas de acampar que busco.

Al llegar a la zona de los chicos, me permito sorprenderme un poco, quién diría que recordaría tan bien el trayecto hasta la tienda de Cyprian y Józef.

Mi sonrisa triunfal se borra cuando distingo las figuras de dos guardias justo afuera de la tienda de ellos, y me oculto a tiempo detrás de otra casa de acampar antes de que me vean. Genial, refunfuño en mi interior, mientras pienso en la manera de hacerlos irse.

A unos metros, puedo advertir el mercado por el que Niko nos guió hace horas. La mayoría de las cosas ya no están, aunque los puestos siguen ahí, con mesas de madera, y techos hechos con lonas amarradas y palos de madera altos. Quizá si le doy alguno y los tiro, me digo, pueda hacer que se retiren por unos minutos. Aunque la verdadera pregunta era con qué. Miro a mi alrededor tratando de encontrar algo que me ayude, y lo mejor que logro tomar es una roca.

Me pongo en posición, y cierro un ojo para ver mejor mi objetivo, rezando por que mi puntería no me falle ahora, además de que la penumbra no sea un obstáculo en atinar, ya que solo tengo un tiro. Lanzo la roca cuando creo estar en el ángulo correcto, y observo con satisfacción cómo ésta se estrella contra uno de los palos con fuerza y logra hacer que los palos se caigan, consiguiendo la total atención de los guardias y que corran en su dirección para arreglar el problema.

Book KeepersOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz