Capítulo Cuarenta y ocho

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Es una chica igual de alta que Gabriel, lo cual significa que es más alta que yo. Tiene cabello café, es bastante lacio. Piel blanca con un tono rosado. Lleva sandalias (cosa que yo no me atrevería a usar), una blusa rosa (cosa que yo tampoco usaría) y unos jeans que se veían bastante incómodos. Era de contextura delgada. Simpática, pero por lo que puedo ver no tiene un perfil bonito, el de Gabriel es hermoso. Dios! ¿Quién es esta chica?

Camino a hacia ese par cada vez con más dudas de lo que decir cuando me acerque. No puedo hacer un escándalo y y patear a la chica esa y llorar sin poder creer que Gabriel me acababa de traicionar porque obviamente no somos nada y eso quiere decir que no me está traicionando. Y ni siquiera sé que es esa chica para Gabriel. Podría ser su novia como también podría ser su prima...

Luna trata de hacer que la suelte, pero ella debería saber que sus intentos son y serán en vano.

Cuando estuve a punto de llegar donde Gabriel y la otra chica, ellos entran al cine riendo.

-Rayos! Debí ser mas rápida.

-Ups.. Parece que no fuimos lo suficientemente rápidas. -dijo Luna, pero su mirada me contaba que no se lamentaba por no haberme visto hacer el oso de mi vida.

 -dijo Luna, pero su mirada me contaba que no se lamentaba por no haberme visto hacer el oso de mi vida

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Nos marchamos de ese lugar, me dolía el estómago. Esa chica que vi junto a Gabriel me había puesto enferma. Así que cuando llegamos a mi casa le dije a Luna que haga palomitas de maíz. Ya saben, la comida ayuda a todo.

Mientras pasábamos la navidad viendo videos de personas ridículas y a una youtuber que nos gusta (que es muy malhablada) comimos las palomitas quemadas que Luna hizo. No la critico, soy una persona inútil, ni siquiera se freír un huevo.

No tengo idea de lo que haré cuando crezca, estoy segura de que adoptaré a un niño negrito, también estoy segura de que no me iré de la casa de mis papás hasta que ellos me manden sacando. Pero más allá de eso no tengo planes mayores. Ni siquiera siento odio hacia Gabriel al haberlo visto con esa chica, lo cual me hace desconocerme.

La navidad se acabó y Luna se fue dándome un beso volado y un abrazo.

Abracé a Pichi, me sentía contenta de por fin poder dejar hablar a mi silencio

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Abracé a Pichi, me sentía contenta de por fin poder dejar hablar a mi silencio. Mi mente liberó sus huracanes y demonios.

Luna se ha ido, las estrellas también. Pero la luna brilla en el cielo, gotas caen de él las nubes prometen una tormenta memorable. Mirando la luna recuerdo la navidad anterior. Todos lloraban. Yo parecía Magdalena. Pero Luna no lloró. Ella se quedó mirándonos en una esquina llorar por May. Porque esa fue nuestra primera navidad sin ella. Y no lloró porque ella es valiente, valiente como yo no lo soy, ella es libre, ella es loca, es indomable, es esa parte inegociable de mi infancia, es aquella persona que tiene tantas cosas y que pocas de ella están en su sitio, es el miembro de la familia que debe estar serena porque nadie más lo está. No lloró, y el que no haya llorado no significaba que no se estuviera quebrando por dentro. Simplemente si ella se rompe, su lista mirada no lo hace, ni siquiera tiembla.

Luego vinieron los regalos que May nos había comprado en su viaje sin regreso esperando poder entregarlos ella en persona. Y fue peor para los ojos deprimidos de todos. Aquella parte de la anterior navidad fue la más difícil. Pero esta navidad fue buena, fue un tiempo para recordar que las personas se van, los corazones sanan pero no olvidan y que nada... La vida sigue.

Bajo la misma pendejadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora