Capítulo 55

13K 731 124
                                    

Cielo

– ¿Nena, estás bien?

– Si, si, no me sueltes solo abrázame – digo y no me suelta, No se porque estoy así, jamás había sentido tanta emoción junta.

– ¿Por qué lloras Cielo? – pregunta un poco preocupado – ¿No te quieres casar conmigo?

Lo miro y no puedo creer que piense eso, amo este hombre y ahora que estuve lejos de él lo extrañe tanto, creo que lo necesitó tanto como él a mi.

– Nicolas...

– Porque si no te quieres casar conmigo, ok. Pero lamento decirte que no te casarás con nadie más – me interrumpe, cada día me sorprende mas.

– No, Nicolas no es eso...

– Nena, pero ¿por qué no querrías casarte conmigo?, yo te amo – dice apretándome, ¿qué haré con este hombre que no me deja terminar?

– Nicolas por favor...

– Cielo eres mía, tienes que ser mía...

– Dios, ya no puedo más – me desespero un poco – ¿Quieres hacerme el favor de besarme?

Me mira atónito pero me hace caso y se acerca a mi. Con una mano me toma fuerte de la cintura y con la otra toma mi cabeza, roza mis labios con los suyos y ya me siento morir, saca su lengua para pasarla por mi labio inferior y comienzo a respirar pesadamente.

– Nicolas – trato de insistir para que se de prisa.

– ¿Sientes eso? – pregunta y lo miro confundida – El hambre que tienes por besarme.

Será cabrón.

– Bueno, creo que ahora se me quitaron – digo tratando de levantarme y digo tratar porque me jala hacia su pecho y no me suelta.

– Cariño, a donde crees que vas, es de mala educación dejar así a tu prometido.

– Por favor – esta vez se oye mi necesidad. Estampa su boca con la mía y me encantan sus labios, jugamos, nos acariciamos, siento como desprende el broche de mi sostén y la verdad no me importa, sale volando la prenda y toma uno de mis senos para apretarlo. Gimo en su boca y me muerde despacio.

– Son míos – lo escucho gruñir.

Seguimos besándonos y aprovecho tocarlo a mi antojo, sus brazos, su pecho, su espalda, escucho como gime con cada caricia que le doy. Se levanta conmigo en brazos y siento como de un tirón rompe el tanga que llevaba puesto.

– Al parecer lo único que ha sobrevivido es el sostén – ya estamos respirando con dificultad. Me mira y sonríe, se ve tan bello sonriendo.

– Lo rompemos también entonces – toma mis piernas para que las enrede en su cintura. Me lleva a una pared y me recarga en ella para después tomar mis manos y alzarlas manteniéndolas ahí con una mano. Posa la otra en mi cuello dando un ligero apretón y comienza a hacer un recorrido bajando por mis pechos, tocando mi estomago, desviarse a mis piernas para después regresar por donde mismo pero sin tocar en donde quiero.

– Nicolas – suplico.

– Shh, aun no – lleva su boca a la mía y me siento en la gloria, muerde mis labios, mete su lengua y siento que me derrito, se aleja un poco y me da pequeños besos – Cariño te soltaré de las manos para que me ayudes con el pantalón, ¿qué te parece?

– Me parece muy bien – susurro, dios no se como me veo pero no me interesa. Al soltarme tomo la hebilla del cinturón y lo quitó de mi camino dejándolo caer al piso, voy hacia el botón de los pantalones desabrochándolo y rápidamente bajando la bragueta. Puedo sentir el bulto en mis manos y no quiero nada de por medio.

Completamente MíaWhere stories live. Discover now