Capítulo 4

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Cielo

No escuchó, solo... solo lo veo a él, se ve tan... tan... tan.

¡Mierda! ¿Qué estoy haciendo?, ¡Niña! ¡Deja de verlo, dios! Cielo ¿porque te le quedas viendo?.

Tranquila, tranquila no pasa nada. Nadie se dio cuenta que te lo comías con los ojos.

– Cielo te lo estabas comiendo con los ojos – me dice Amber la muy hija de Voldemort.

Vamos disimula.

– ¿¡Qué!? ¿¡Yo!? ¿Por qué?, no es verdad – le digo. Lo más seguro es que esté roja como un tomate.

– Si, claro – me dice. Sabe que miento.

– Es que pensé que era alguien más – le digo nerviosa.

– Como tu digas, se llama Erik, Erik Tocker – dice.

– Oh entonces yo creo que si lo conf...

– ¡Silencio! - me interrumpe el profesor – Señoritas ya que están muy interesadas en hablar, se presentarán primero.

Me cago en la... ya que.

Se levanta primero Amber, al parecer es de esas que no les afecta llamar la atención.

– Me llamo Amber, Amber Welch – lo dice con una sonrisa que derretiría a cualquiera. Excepto al gruñón del profesor.

– Bien señorita Welch tome su lugar. Sigue usted – me dice el hombre, y puedo intuir que no le caigo bien.

– Mi... Mi nombre es Cielo, Cielo Ward – no mija así o más nerviosa.

– Bien, tome asiento y no interrumpa mi clase o tendré que mandarla con el director – me fulmina con la mira. Vaya hombre, si no le gustan los adolescentes para que convive con ellos.

Después de presentarnos hizo lo mismo con los demás alumnos.

Casi me quedé sin aire al escuchar a Erik, es un chico con una voz muy dulce. Además de guapo, no es que lo hubiera escaneado pero lo vi de reojo.

Si claro, ni tú te la crees.

¡Bueno! En fin, tiene el cabello castaño, es alto, no es fornido pero tiene músculo. Y sus ojos son de un azul claro.

Muy mono.

Al terminar la clase con el cara de hongo, si ya le puse un sobrenombre es que siempre está como molesto con el mundo.

Me dirijo a mi casillero que está cerca al de Amber. Nos separan unos tres casilleros.

Meto mis libros y todo lo demás, y nos vamos hacia la cafetería.

– Bien cielo, ¿Le hablarás a Erik? – me dice.

– ¿¡Qué!? Estas loca, ¿Porque he de hablarle? – le digo con los ojos como platos.

– Vamos mujer – se ríe – Se ve que te gusta, trata de hablar con él a ver que pasa.

Mmm tal vez tenga razón, pero... aun así no puedo. Me veré como una tonta.

– Tal vez más adelante, no presiones – le digo en advertencia.

Se encoge de hombros – Claro está bien, no presiono.

Al entrar en la cafetería se puede apreciar que está a rebosar todo esto, hay alumnos por todas partes. Y puedo ver que se separan como en grupitos.

Lo que me faltaba.

Tomamos dirección hacia la fila del almuerzo, pero es el día de tropezarme con todos así que siento que choco con algo duro y siento a uno de mis pulmones colapsar, y al levantar la vista.

¡Oh! ¡Trágame tierra!, es Erik.

- Lo... Lo siento mucho – digo nerviosa.

Me sonríe y que bonita sonrisa – No te preocupes, ¿Cielo verdad? – me dice.

Muevo la cabeza de arriba hacia abajo en forma de confirmación.

– Bien, disfruta de tu almuerzo, nos vemos luego Azul – sonríe y se va.

¡Stop! Me dijo ¿Azul?.

– ¿Escuche bien? – dice una confundida Amber.

– Si, me dijo azul, pero no sé por qué.

[...]

Transcurrió el día y con ello las clases así que fui hacia la salida con Amber de un lado, pero como ella vive en dirección contraria a mi casa, nos despedimos afuera del plantel.

– Hasta mañana Cielo – me dice sonriente.

– Adiós Amber – me despido con la mano.

Voy directo a mi casa, a pesar que se fue el día rápido estoy cansada.

Al llegar a la entrada de mi hogar veo que mi tío está saliendo con unas bolsas de basura, me ve y corre hacia mi.

¡Oh corre!

No se porque mi conciencia me dice eso pero le hago caso. Y corro en dirección contraria a él.

– ¡Cielo! ¿¡Porque corres!? – me grita mi tío.

– ¡No sé! – le grito de vuelta – ¿¡Porque me persigues tú!?

Pero al parecer no corro tan rápido y siento unas manos en mi cintura que me alzan.

– ¡Ah! Bájame – le digo riendo.

– ¡Te he extrañado pequeño monstruo! – me dice dándome la vuelta y abrazándome.

Dios yo también lo he extrañado. No llores mujer.

– ¿Cómo fue tu día? – pregunta al bajarme.

– Pues, ¿Bien? – le digo.

– ¿Por qué me lo preguntas a mi?, si la que fue a la escuela fuiste tú – me mira con una ceja alzada.

– Ah sí, pues si bien, todo tranquilo. Hice una amiga – le digo sonriendo al recordar a esa loca.

– Eso me alegra cariño, ven regresemos ya casi está lista la comida – me dice y regresamos dentro.

Qué día... Aún recuerdo lo que dijo Erik... azul ¿Por qué me dijo azul?.

¡Bah! Bobadas.

Completamente MíaDär berättelser lever. Upptäck nu