Capítulo 45

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Cielo

No se que me pasa por la cabeza.

Tampoco sé qué hago caminando hacia donde se fue Evangelina. Siento una necesidad de saber qué está pasando, creo que la única perdida aquí soy yo y quiero salir de esta ignorancia. Llego al árbol en donde estaba recargada y miro alrededor, y creo haberla visto ir por los juegos, me dirijo hacia allí y no hay rastro de nadie, creo que fue mala idea.

– ¿Buscabas a alguien? – me sobresalto un poco y giro hacia la dueña de esa voz.

– En realidad, me has ahorrado el trabajo – digo viéndola de arriba hacia abajo, igual como lo hace ella, solo que con la diferencia de que yo lo hago con curiosidad y ella con desprecio. A pesar de su apariencia refinada y esas ropas tan caras con las que se siente tan cómoda y que en realidad es una mujer hermosa, siento su fealdad.

– Bien, y a que le debo este honor – dice despectivamente, y alzando una de sus muy depiladas cejas.

Juro que no se si irme y no perder mi tiempo con ella, o simple y sencillamente golpearla. Pero para mi mala suerte ninguna es opción.

– Quiero que me hables de Nicolas – digo sin titubeos, si no me cuenta el de su vida, al menos buscaré por otra parte.

Veo que ni se inmuta por mi petición, solo sonríe y comienza a dar pasos alrededor hasta situarse detrás de mí.

– ¿No te ha contado nada él? – dice arrogante – Se supone que eres su nueva zorrita.

Giro rápidamente y le doy mi mirada más serena, aunque por dentro quiero arrancarle ese bonito pelo.

– Ese no es asunto tuyo, y gracias solo me das a entender que no sabes nada de él.

Veo que le afecta mi comentario por el tic que le dio en el ojo y no está contenta.

– Eres una...

– Ángel – llega Dante a interrumpirla.

Volteo a verlo y es la primera vez que lo veo así de serio, al parecer Evangelina no es favorita de nadie.

– ¿Qué pasa? – pregunto y camino hacia el.

– Estamos a punto de irnos, y Nicolas esta que quiere ahorcarme y no estas ahí para impedírselo.

Dice ya con una sonrisa, ni siquiera doy vuelta atrás solo sigo a Dante con los demás y puedo sentir puñales imaginarios clavándose muy lentamente en mi espalda hasta sangrar, pero claro todo es metafóricamente hablando.

– ¿Todo bien ángel? – pregunta.

– Si claro, todo bien – me siento un poco frustrada por no saber nada pero si no hubiera llegado Dante, tal vez me habría encontrado encima de ella. Llegamos con los demás y Nicolas corre en mi dirección.

– ¿Dónde estabas? – lo dice y mira hacia Dante con odio.

– Tranquilo sólo fui a caminar un poco – digo a modo que no se entere que estaba con aquella mujer.

– Bien – dice solamente. Nos encaminamos hacia la salida y al llegar Dante me toma del brazo deteniéndome.

Todos se giran y ya tengo a Nicolas pegado por un costado.

– Suéltala – dice casi gruñendo.

Dante me mira y sonríe.

– Solo quiero hablar con ella.

– Bien dicelo aquí, no vas a llevarla a ningún sitio – jamás creí que llegara a ponerse así por algo tan insignificante como Dante queriendo hablar conmigo. Me acerco a él y pienso muy bien las palabras que le diré.

Completamente MíaWhere stories live. Discover now