Capítulo 17

12.8K 798 9
                                    

Cielo

Caliente...

Siento caliente todo mi cuerpo.

¡Oh dios!, pero qué bien besa.

Seguimos en mi cama con él encima mío, mete su lengua duramente para después acariciar mis labios. La manera en que me obliga a abrime y entregarle algo que él piensa que es suyo por derecho me vuelve loca.

No se que pasa y lo más importante, no se porque no lo detengo.

Solo quiere acostarse contigo.

Abro los ojos y no se de donde saco fuerza pero lo alejó un poco, solo un poco porque sigue sobre mi.

– ¿Qué haces? – dice y se vuelve a acercar a mi pero lo detengo.

– ¿¡Te podrías quitar!?, esto me esta molestando – digo pero se que es mentira, es solo para que se levante

Me mira y al parecer no cree en mi mentira.

Genial.

– Cariño tus ojos no dicen lo mismo – dice – Es más, tus labios no mienten.

Se inclina y trata de besarme.

Y yo como puedo trato de zafarme, pero es inútil este hombre es inmenso.

– Cielo deja de moverte – dice pero yo continuo tratando de salir debajo de él y en eso gime un poco – Me estás rozando la polla.

Me detengo en seco.

Y es cuando me doy cuenta que siento su enorme erección en mi vientre.

– Nicolas por favor, mi tío puede entrar – digo para saber si así si me suelta.

Pero nada.

– Le dices que espere, que estás muy ocupada conmigo – dice con una sonrisa.

– ¿¡Pero quién te crees que eres!? – grito un poco – Aléjate de mí en este instante.

– No – dice simple

– ¿Por qué no?

– Porque no.

– ¿Y por qué no?

– Porque no y punto, de este cuarto no sales – dice mirándome para ver si lo contradigo.

– ¡Mundano! ¡Hijo de campanita! ¡Quítate de encima! – empiezo a gritar exasperada.

A lo que él se empieza a carcajear.

– Cariño eres el paquete completo, deja de refunfuñar y dame un beso – dice aproximándose a mi.

Me remuevo otra vez, a lo que él me sujeta más fuerte.

– Cielo deja de moverte, lo haré por las buenas o por las malas, asi que tu eliges – dice sombríamente.

Pero yo continuo tratando de liberarme.

– Bien amor mío, será por las malas – me detengo por el tono de su voz y siento que me levantan.

Me arrincona contra una de las paredes y empieza a romper mis ropas y solo me quedo en ropa interior.

– ¿¡Pero qué!? ¡Suéltame! – digo y trato de golpearlo pero es inútil.

– Cariño pero si te ves hermosa – en eso siento como lleva una de sus manos a mi espalda y escucho un "clic", el maldito me ha desabrochado el sostén.

Baja las copas y quedan a la vista mis pechos.

Me mira por un rato y yo siento mi cara arder.

– Bella – dice y trato de no sonrojarme por sus halagos – Eres hermosa Cielo y toda mía.

Iba a protestar pero se abalanzó hacia mi boca callándome.

No puedo, no quiero, no debo.

Se separa unos centímetros de mi boca y no dejo de mirar sus ojos, se ven tan oscuros y su respiración es pesada, como si no obtuviera suficiente aire en los pulmones.

– Vamos a terminar esto, ¿qué te parece? – está tratando de colarse entre mis bragas.

Y yo intento detenerlo ya que en el momento que empiece no creo poder pararlo... porque posiblemente me guste.

– Por favor, puede venir mi tío en cualquier momento – digo casi rogando – Ya es tarde te lo suplico.

– Cariño te ves preciosa suplicando pero preferiría que me suplicarás en la cama, anda vamos – dice y estoy apunto de explotar.

– ¿¡Acaso no me escuchas!? – grito – Mi tío puede venir y no será bueno que nos encuentre en esta situación.

Pero no me escucha, me pone en el colchón y se coloca a un lado de la cama. Me mira fijamente mientras dirige sus manos hacia el bajo de su camisa y comienza a quitársela.

Me pierdo en su piel, es tan bello.

Tiene unos grandes y fuertes brazos, sus manos son de un hombre que no le teme al trabajo duro.

Sus ojos no pierden detalle de los míos, sus manos siguen su recorrido y llegan a la cinturilla del pantalón.

– ¿Quieres que siga Cielo? – dice y me saca de mis pensamientos.

No se que quiero...

Si sabes...

No. No sé.

Claro que sabes.

¿¡Tu que!?

– ¿Cielo? – sigue esperando una respuesta.

No se porque pero mis cuerdas vocales no funcionan.

– Tomaré eso como un sí – dice al cabo de un rato.

Y ¡Oh! ¡Dios mío! Veo como desabrocha el botón de sus vaqueros, poco a poco y en una lenta tortura baja la bragueta completamente. Puedo ver el color negro de sus bóxers y una gran erección, como camina con eso solo el sabe.

¿Dios pero que estoy diciendo?

Debo de alejarlo.

Debe irse.

Debe hacerlo.

No quiero llegar a entregarle otra palabra más a este hombre, pierde su tiempo conmigo.

Y yo con él.

En ese instante todo lívido que había en mí se ha evaporado... y creó que él lo ha visto.

– Cielo cariño, ¿qué pasa? – dice mientras se acerca a paso rápido a mi.

En eso reaccionó y de un salto estoy fuera de la cama y a una distancia prudente de él.

Se ve desconcertado.

– ¿Estás bien? – dice un poco preocupado.

– Quiero que te vayas de una buena vez de mi habitación – lo digo lo más firme que puedo.

Se vuelve a acercar a mí pero yo retrocedo.

– Cielo... dime qué maldita cosa te pasa – se ve muy molesto.

– Quiero que te vayas – no aguanto más – ¡Vete! ¿¡Que no lo entiendes!?

Estoy a punto de caer, de llorar y no quiero que me vea así. Tiene que irse en este instante.

Veo enojo en su mirada, pero no solo eso, también... dolor.

Toma su camiseta y se dirige a la puerta está a punto de cerrarla pero voltea a darme otra mirada que termina por desarmarme.

Y sale de mi vista.

Y no sé el porqué pero yo también siento dolor.

Completamente MíaDove le storie prendono vita. Scoprilo ora