Capítulo 18

13.8K 814 14
                                    

Cielo

Estoy en la sala viendo la televisión para no aburrirme pero al parecer es inevitable.

Han pasado tres días desde que ocurrió ese "problemita" con Nicolas y cada vez que me topo con él corro lo más pronto posible.

Me dirijo a la cocina por algo de beber, en cuanto abro la puerta veo a Nicolas asomado en el refrigerador.

Creo que siente mi presencia por que levanta la mirada y posa su vista en mi.

¡Huye!

Doy media vuelta para regresar a mi sitio, pero su voz me detiene.

– Espera, ¿porque corres? – siento que se va acercando.

Por inercia doy un paso hacia atrás pero su mano toma con firmeza mi brazo adentrándome más a la cocina.

– ¿Qué es lo que te pasa?, cada vez que me ves huyes de mí, ¿porque lo haces? – dice esto último un poco molesto.

Si supiera que me pone nerviosa a un grado de no poder controlar mi cuerpo se burlaría.

– Por nada – digo lo más convincente que puedo – En serio no es nada de qué preocuparse.

En eso trato de dar vuelta e irme.

Pero sabiendo lo suertuda que soy no se me es posible.

Nicolas toma mi brazo de vuelta pero arrinconándome entre el refrigerador y su duro pecho.

– No saldrás de esta cocina hasta que me digas que es lo que te pasa – dice mirándome intensamente a los ojos.

Trato de zafarme pero lo único que consigo es que ría un poco.

– Cariño deja de moverte, te lastimaras – dice aun con su agarre.

– Nicolas, suéltame por favor – en este momento estoy un poco enojada – Mi tío puede entrar y vernos.

Una sonrisa se va formando en su rostro, y deja ver una hilera de dientes blancos.

– Tu tío salió hace como quince minutos, y dijo que no regresaría en una hora – dice muy tranquilo.

Mientras yo entro en pánico.

Estoy sola con él, y lo estaré por toda una hora.

– Habla – lo dice muy cerca de mi rostro.

No te pongas nerviosa.

– No es nada, solamente que me pones un poco nerviosa, y tenía tiempo sin sentirme de esa manera – digo sin mirarlo a los ojos.

Levanta mi barbilla un poco y con ello una sonrisa en su rostro.

– También me gustas – dice muy contento.

– Yo no dije eso – digo a la defensiva.

– ¿Estás segura? – dice acercando su rostro al mío.

Sus labios están tan cerca de los míos, he sentido muchas ganas de volver a probarlos. Pero se que no debo, me perderé completamente en él, así que trato de empujarlo.

Me deja hacerlo y siento como me da más espacio para poder respirar con normalidad.

Pero gran error Cielo.

Ahora sus ojos están llenos de ira y parece como si en cualquier momento se me fuera a lanzar.

Apenas doy un paso hacia la puerta, siento como me aprisiona contra la primera pared que encuentra.

– ¿Por qué me alejas? – dice y puedo observar frustración en su tono.

– ¿Por qué insistes tanto?, pareces un cavernícola y no soy nada tuyo – digo ya molesta.

Lo que hace a continuación me deja sorprendida.

Toma mis piernas y hace que las enrede en su cintura, su cuerpo queda aún más pegado al mío en esta posición.

Y no puedo evitar jadear por el arrebato.

– No se que pasa por esa cabeza tuya, pero esto que sucede entre nosotros no me lo estoy imaginando – dice esto a escasos centímetros de mi rostro.

No se como pero reúno la poca valentía que me queda, ya que en cualquier momento voy a ceder a este hombre tan impulsivo.

Me acercó aún más a su rostro para mostrar que no me intimida, y en un susurro casi inaudible digo.

– No somos nada.

Veo fuego en su mirada y un atisbo de dolor.

Sin dejar de verme a los ojos borra todo rastro de emoción.

– Pues entonces cariño, voy a hacer que me necesites tanto que no vas a poder alejarte de mí – siento un escalofrío recorrer mi espina dorsal ante sus palabras – Serás mía Cielo eso tenlo por seguro.

Estampa su boca con la mía y suelto un pequeño gemido al sentir su lengua, sus manos van recorriendo desde mis mejillas a mis piernas.

No puedo más y mis manos pican por tocarlo, así que me lanzo a tomarlo por el cabello. Lo traigo más hacia mi y empuja su pelvis con la mía.

Se escucha un gemido y creo que esa fui yo.

– Cariño – lo dice con sus manos en mi trasero y con la respiración acelerada – Sigue así, me vuelves loco.

– Ya me tienes loca a mi – digo con un poco de dificultad – Así que sigue o no sales vivo de aquí – me restriego contra él para sentir su gran erección.

– Mierda... Cielo – un ronco gemido sale de su boca y es atrapado por la mía.

Me siento embriagada con este hombre, siento mi cuerpo cada vez más caliente y lo quiero a él.

No se que me pasa y no me importa, solo quiero...

– ¿Hola?

Me detengo en seco al escuchar la voz de mi tío.

– Mi tío – digo en un susurro a Nicolas.

Quien me mira y se ve molesto.

Bajo de un brinco de él, pero trata de tomarme de nuevo.

Pero soy rápida y no lo logra.

– Cielo ven aquí – lo dice tan tranquilo pero sé que está apretando la mandíbula.

– No.

Es lo único que digo, y es cuando mi tío entra en la cocina.

– Oh aquí están, pensé que no había nadie – se acerca para saludarme y le doy un gran abrazo. Se aleja y saluda a Nicolas con un apretón de manos.

Este último está que echa humo.

– Nicolas te ves molesto, ¿una mala mañana?

Me mira y por un momento pienso que le dirá que hemos estado apunto de hacerlo en su cocina.

– Si un poco, nada que un café y una ducha fría no alivie – dice esto último saliendo de la cocina.

Suelto un gran suspiro y me acerco a mi tío.

– ¿Café? – me pregunta

– Claro – sonrío

– Cariño, casi lo olvido... alguien vendrá a verte hoy – dice sonriendo.

Lo miro sin entender.

– ¿A si? ¿Quién vendrá? – pregunto aceptando la taza de café que me ofrece.

– Carson... – dice y siento las manos temblar.

¿Qué?

Completamente MíaWhere stories live. Discover now