veintidós

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Shawn

-¿Qué hacías antes de tatuarte las cuerdas de la guitarra en la cara? -me preguntó Bea aguantándose la risa.

Le miré mal y ella rió. Negué con la cabeza y abrí la cortina, dejando que la luz llenase la habitación.

-Estaba arreglando una canción porque no me podía dormir, pero creo que al final me he dormido -expliqué dejando la guitarra en su sitio.

-Se puede decir que sí.

Bea seguía sonriendo, se le notaba en la cara que se estaba aguantando la risa. La verdad es que no me importaba que se riera, estaba totalmente enamorado de su risa. Bueno, y para el caso, de ella entera, pero no tenía nunca el valor para decírselo. Sí señores, Shawn el caguetas me llamaban.

-Bueno, ¿y qué te trae por mi habitación? -pregunté para evitar el silencio.

-Curiosidad -Bea se encogió de hombros-. Nash se ha presentado en nuestra casa para hablar con Sara, así que como probablemente estén teniendo sexo de reconciliación nos hemos trasladado a vuestros aposentos.

-Interesante -dije intentando olvidar la imagen que se había instalado en mi cabeza de "sexo de reconciliación"-. ¿Están aquí todos?

-No, Lucía y Nate se acaban de ir y...

-Espera, espera, rebobina -fruncí el ceño-. ¿Lucía y Nate? ¿Qué?

Bea sonrió misteriosamente y comprendí de golpe.

-Claro, seguro que es uno de vuestros planes de venganza por lo de Sam y la rubia.

-Exacto -ella sonrió ampliamente-. ¿A que somos unas genias?

-Claro que sí -me reí-. Bueno, ¿qué hora es? Me estoy muriendo de hambre -dije al notar un vacío en el estómago.

-Ni idea, vamos abajo y lo averiguamos.

Seguí a Bea escaleras abajo mientras ella gritaba preguntando la hora a cualquiera que estuviera dispuesto a contestarle. Gilinsky le respondió que las nueve y media y Bea decidió por todos que era hora de cenar y que lo haríamos en nuestra casa. Nadie se atrevió a replicar.

-Bueno, ¿y qué cenamos? -preguntó Johnson con miedo.

-Veamos a ver qué tenéis en la cocina -suspiró Bea.

Sarah y Julia le siguieron negando con la cabeza con una sonrisilla mientras los demás buscábamos a los que faltaban para organizar la mesa y todo. En media hora ya habíamos apañado la mesa del salón y acabábamos de poner todos los cubiertos cuando las tres cocineras aparecieron con una bandeja cada una.

-Mezclando cosas que teníais en el frigorífico hemos conseguido hacer algo decente -nos comunicó Sarah.

-Estas dos son ensalada de pasta con una salsa especial que solía hacer mi madre y esto es ensaladilla rusa -informó Bea señalando las bandejas que acababan de dejar.

-Todo tiene una pinta estupenda -comentó Gilinsky.

-Pelota -susurró Aaron ganándose un manotazo de Alba.

-Sí, y además está buenísimo -habló Matt con la boca llena de ensalada.

-¡Matt! -nos quejamos todos al observar el panorama.

-Perdón -Matt sonrió inocentemente después de tragar-. La salsa está buenísima -añadió.

-Sí, es la mejor que he probado en mi vida -hablé yo-. ¿Quién la ha hecho?

Bea hizo una reverencia antes de sentarse enfrente de mí. Me la quedé mirando, al parecer un poco embobado, Aaron me lo hizo notar con un fuerte codazo en mis costillas. Cerré la boca y me apresuré a mirar hacia otra parte, notando como el calor subía a mis mejillas.

spanish; o.m. (cancelada)Where stories live. Discover now