catorce

266 55 17
                                    

2 semanas después...


Ari


-Cameron, me estás dando mal rollo -me quejé por enésima vez.

-Ten paciencia, mujer -rió él.

Ahora mismo me encontraba en el asiento de copiloto del coche de Cameron, que según él tenía una cosa muy importante que enseñarme. Lo raro venía a que nada más subir me había vendado los ojos con un pañuelo negro y no veía nada, y me estaba empezando a poner nerviosa.

-Ya falta poco, tranquila -dijo él, supongo que notando mi agobio.

-¿Cuánto es poco?

-Diez minutos, más o menos -informó Cameron.

Resoplé.

-Venga, que hablando se pasan en nada -rió de nuevo Cam.

-¿Qué tal Nash? -pregunté por sacar un tema de conversación.

-Está que no cabe en sí de felicidad -casi sentí a Cam poniendo los ojos en blanco, y sonreí sin poder evitarlo-. Además, no deja de hablar de Sara todo el santo rato. Creo que voy a acabar aprendiéndome el nombre de su gato, el color favorito de su abuela y el postre más odiado por su tío.

Me reí, porque estaba viviendo la misma situación en casa. Desde aquella fiesta el sábado de hace dos semanas, Nash y Sara empezaron a medio salir, hasta que hace una semana Nash se lo pidió como es debido y ahora son oficialmente novios. Y son repugnantemente felices.

-También me pasa, te comprendo perfectamente. Algún día puede que Sara se despierte de la siesta con un esparadrapo en la boca -comenté.

-Es buena idea, la pondré en práctica la próxima vez que me toque las narices. Por cierto, hace un día precioso.

-Gracias por la info -dije con sorna.

Cameron se echó a reír, y sentí cómo el coche se detenía. Cameron bajó y a los dos segundos me abrió la puerta, ayudándome a bajar. Sentí el calor del sol en mi piel y saboreé el momento. Por lo que podía sentir, sí que hacía un buen día, sí.

-Ahora vamos a andar un rato, ¿vale?

-¿Y si me caigo porque me tropiezo con una piedra que no veo? -le reproché remarcando esto último.

-¿Confías en mí?

-Bueno, dado que he dejado que me llevaras en tu coche con los ojos vendados pudiendo ser un método de secuestro, yo diría que sí, que confío en ti.

-Menos sarcasmo, por favor -pidió Cameron con una risa-. Entonces no te preocupes, que yo te guío.

-Vale, pero si me caigo me deberás algo.

-Hecho.

Posó una mano en mi espalda y me agarró la mano con la otra. Estuvimos andando por lo que parecía un sendero mientras hablábamos de diferentes cosas de la vida en general. Con Cameron pasaba momentos muy agradables. No había silencios incómodos, sabía escuchar y sabía exactamente qué decirte en cualquier momento. 

También se tomaba y entendía muy bien mi sarcasmo habitual, lo que era otro punto a favor. Eso, y que estaba muy bueno, y era guapísimo. Sus ojos color avellana hacían que me derritiera al mirarle, siempre desprendiendo una calidez contagiosa.

-Ya hemos llegado -me avisó Cameron deteniéndose.

Aspiré el aroma y me llegó un fuerte olor a sal.

spanish; o.m. (cancelada)Where stories live. Discover now