Capítulo 21

3.8K 296 6
                                    


Como si despertara de un sueño abro los ojos lentamente y noto un fuerte dolor en mi cabeza, intento tocar el lugar dolorido pero algo en mi mano me lo impide. Estoy atada y tirada en un polvoriento suelo. Inspecciono la estancia donde estoy y no hay nada salvo una gran puerta de acero. La perta empieza hacer ruidos chirriantes como si la intentasen abrir. –La bella durmiente despertó – sus tacones hacen eco en la habitación. -¿Dónde está Henry? – enseguida pone una cara de asco. –Henry –pronuncia su nombre con burla. –Está en tu casa llamando desesperadamente a tu puerta para que le abras y le dejes explicarse –ríe. –La foto –susurro. –Exacto. Pero lo que él no sabe es que nosotros nos adelantamos –frunzo el ceño al oír la palabra "nosotros". -¿John? –y de entre las sombras aparece un John al que no reconozco. –Te dije que nos volveríamos a ver –se sitúa al lado de Bárbara. -¿Qué queréis? ¿Hacer daño a Henry secuestrándome? –me apoyo en la pared para estar sentada. –Ese sería un buen plan, pero tenemos otro mejor – mira a John y le hace una seña, él se va de la habitación dejándonos a solas. –Bien te explicaré lo que tienes que hacer. Tienes que hacer todo lo que nosotros te digamos en todo momento ¿de acuerdo? –en eso aparece John con una cámara de video. -¿Vais a grabarlo? –empiezo a asustarme de lo que estos dos desequilibrados tengan en mente. –Por supuesto, Henry tiene que ver lo bien que estas –John me agarra fuerte de los brazos y me pone en pie bruscamente, empiezo a patalear contra él. -¡Recuerda lo que hemos hablado! –grita Bárbara. Miro a la cámara y veo el punto rojo que indica que está grabando. Un fuerte dolor en la espalda hace que me caiga al suelo, grito de dolor, como si me hubieran partido en dos. -¡Mírala Henry, esto es por tu culpa! –se vuelve acercar a mi pero esta vez con unas esposas. –John para, tú no eres así, no eras así –intento hablar con él. –Tú hiciste que me convirtiera en esto –me aprieta las esposas al máximo haciéndome daño. Me coge en brazos y me sitúa en medio de la habitación, mirando hacia la cámara. –Levanta los brazos –le hago caso. –Eras mi amigo John y sabes perfectamente que nunca quise nada más que eso –una fuerte mano se estampa en mi cara haciendo girar toda mi cabeza. -¡Cierra la boca! –me grita. –Pobre de ti Jess, nunca sabrán donde estas, nadie vendrá a salvarte, ni siquiera Henry – y después de eso noto una corriente por todo mi cuerpo.

POV Henry

Llamo desesperadamente a la puerta de Jess, no puedo quitarme de la cabeza el último mensaje que me dejo en el móvil; no puedo creer lo que me has hecho. Apoyo la cabeza contra la puerta maldiciéndome a mí mismo por haber creído que Bárbara quería arreglar nuestra relación, pero de amigos y en vez de eso se comporto como una verdadera loca, un escalofrío me recorre toda la espala al recordar como ella y John me atraparon y me dejaron inconsciente y después de eso lo único que recuerdo es haber despertado semidesnudo en la cama de Bárbara.

POV Jess

Esto es una tortura, cada segundo que paso aquí es terrible y estoy cada vez más segura de que nunca me encontraran, ni siquiera los mejores policías del país. –Bueno, bueno, ¿Cómo está siendo tu estancia aquí Jess? Cuéntaselo todo a Henry –otra vez esa maldita cámara. –Por favor ven a por mí, encuéntrame –no he parado de llorar ni un solo día desde que estos lunáticos me trajeron aquí. –Oh, que escena más tierna y conmovedora Jess, seguro que con algo así Henry no podrá quedarse quieto –levanto la vista y miro directamente a la cámara sabiendo que Henry me verá más tarde. –Piensa donde puedo estar, es un lugar muy alejado, apenas hay cobertura... -los gritos de Bárbara me cortan. -¡Para ya! Nunca te encontrará, bastarda –tengo que conseguir darle todas las pistas posibles por si recuerda algún lugar así cuando estuvo con Bárbara. –Creo que hay un rio cerca, piensa Henry –mientras hablo a la cámara Bárbara llama a gritos a John. - ¿Qué pasa, porque tanto grito? –aparece John. –Enséñale que hacemos con los que se van de la lengua... -una sonrisa malévola aparece en su cara. John me mira y de un cajón saca un...látigo. –No, no, no John no me hagas esto. Por favor si aun sientes algo de aprecio hacia mi persona no lo hagas –meda la vuelta, poniéndome de espaldas a la cámara. – ¿Cuántos? –pregunta John. –Hasta que se desmaye del dolor –y se va, dejándome sola con John. –John por favor no lo hagas, eres una persona con un gran corazón, gentil, no te mereces que una bruja como ella te maneje a su antojo –miro sus ojos y están vacios, no veo tristeza, alegría, enfado, ni una pizca de arrepentimiento por lo que está haciendo. –Ella es la única que me ha querido –y noto el primer latigazo, el primero de muchos.

Poco a PocoWhere stories live. Discover now