Capítulo 15. Cayendo

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Caminaba siguiéndola a paso lento por la vereda solitaria justo en medio de la noche. Hacía un jodido frío estilo polar antártico y yo sólo andaba con un delgado sweater de lana con pequeños orificios entre costura y costura, el viento se calaba entremedio y me agarraba una tormenta de escalofríos. Ni hablar de la chica que iba caminado en zigzag a unos metros frente a mí, no había sido lo suficientemente rápido cómo para detenerla antes de que saliera de su casa tal cual íbamos vestidos, así que ella llevaba una ancha sudadera negra con capucha, al menos algo le abrigaría.

- ¿Dónde estaaa~? ¿Suga, la ves en alguna parte?

Detuvo sus erráticos pasos y se volvió hacia mí actuando como una niña pequeña. Sus mejillas y su nariz estaban rojizas por el viento helado que soplaba a esas horas, temblaba levemente y sus ojos estaban brillantes.

- No creo, HaNi, ¿qué tal si nos devolvemos a tu casa? - Negó rotundamente frunciendo sus labios, al detenerme más cerca noté que estaban algo morados.- Tus padres ya deben haber llegado.- insistí con cansancio.

- ¡Quiero más cerveza! - golpeó el suelo con uno de sus pies. Era el colmo, parecía estar haciendo rabietas.

- Oye, estás a punto de entrar en hipotermia y yo no estoy muy lejos, así que será mejor que volvamos.- hablé mientras masajeaba mi frente. La cabeza había dejado de dolerme, sí, pero eso fue antes de sentir cinco grados bajo cero.

- ¡Ah, ya sé! - De pronto me tomó de la mano, se dio vuelta y salió corriendo conmigo a rastras.- ¡Sígueme! - me dijo como si tuviera opción.

Me estaba tomando enserio el tema del ejercicio, llevábamos apenas tres cuadras y mis pulmones ya estaban sintiéndose apretados entre mis costillas. Ella seguía corriendo a grandes zancadas con una sonrisa dibujada en su rostro, como si no le importase el hecho de casi estar muriendo de frío, o que el viento helado quemase sus mejillas e hiciera llorar sus ojos, ella parecía sentirse bien.

Seis cuadras más arriba, gracias a Dios, hizo que nos detuviéramos frente a una pequeñísima casa de dos pisos que tenía las luces apagadas, como era obvio. Respiré hondo, haciéndome daño en la garganta por el frío y llegando a creer que tenía algún tipo de fisura en una de mis costillas.

- No te quedes ahí, Suga. - Le había dado llamarme por mi apodo - Vamos a entrar.

Me hizo señas mientras extrañamente revisaba algunas piedras y algunas macetas que estaban tiradas por el jardín. Se me hizo raro y miré hacia todos lados esperando que nadie estuviese viendo lo mismo que yo, vergüenza ajena. Al cabo de un minuto gritó un ¡Ha! bastante ruidoso y se acercó a la puerta. Por unos segundos creí que se trataba de un allanamiento, pero de esa forma, ella no sabría que la llave estaba tirada por ahí ¿no?... ¿No?

- Aaah - suspiró entrando - aquí está mejor.

Entre detrás de ella aun temiendo por si nos encontrábamos con alguien dispuesto a pegarnos un tiro, pero me relajé cuando examiné los alrededores y me crucé con una foto de ella y Tony sobre una pequeña chimenea en la sala de estar.

Así que aquí es donde estamos...

- Ven, encenderé esta cosa, así que pronto estará más caliente. - rebuscó unos botones a un lado de la chimenea y pronto la cosa se encendió como si fuera fuego real. La tecnología...

- Así que... ¿este era el lugar donde querías venir?

Ella asintió dejando unas cobijas en el suelo frente a la acogedora chimenea en el centro de la sala, hacia la derecha había una pequeña mesa de madera y por un pasillo, al fondo, estaba lo que supuse que era la cocina. Además, habían dos puertas, una de ellas estaba abierta y parecía ser un dormitorio grande. Una casa pequeña, pero bastante cómoda.

Honda DN-01Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang