Capítulo 5. Algo que me pertenecía

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Llamada

Jay

Contestar

- HaNi, ¿a qué hora piensas volver a casa? La cena esta lista y mamá ha preguntado por ti.

- Hola, hermanito, yo también te extraño. - sonreí al escuchar su bufido.

- HaNi, es en serio.

- Llegaré en veinte minutos. - Estoy al otro lado de la ciudad hermano...pensé.

- Okey, no tardes. - Colgó. Sonreí triunfante al recordar lo que había sucedido hace unos minutos atrás.



~ Flash back ~

Íbamos los cuatro viajando en el Old Toyota Camry de Tony hacia el otro lado de la ciudad. ¿Nuestro destino?, el taller mecánico de un chico multimillonario, altanero y engreído, que por lo demás hace unos meses atrás... había sido mi novio. Zico y yo tuvimos un ¿romance?, no estoy muy segura qué fue, bastante largo, de tres meses (es harto para mí). Estábamos mucho tiempo con el otro haciendo cosas terriblemente cursis, comiendo helados, saliendo a restaurant carísimos, a parques de diversiones... cosas que no sé si me gustaría volver a repetir, sobre todo por el hecho de que me distancié mucho de mi familia y de mis amigos. En fin, todo terminó de la peor manera de un día para otro.

- ¿Estás seguro de que es aquí? - SunHi y Soyu iban sentadas en la parte de atrás.

- Por supuesto. Mis informantes no fallan. - Tony había hecho un par de llamadas para saber exactamente la ubicación del taller de Zico. Sabíamos que era muy posible que mi Holy estuviese allí.

- Yo también estoy segura de que es aquí. - Dije cuando nos acercábamos más y más a una infraestructura gigante. Siempre... la ostentosidad por delante. La familia de Zico era muy muy adinerada. - Esto es... característico de él. - Tony detuvo el auto detrás de unos árboles en las afueras del recinto.

- Deberíamos acompañarte.

- Por supuesto que no, SunHi. Recuerden el plan ¿ok? - Miré a mis amigas no muy convencidas. - No es la primera vez que hago esto. - No, no lo era. Ni la primera ni la segunda vez que entraba en una propiedad privada. ¿Allanamiento, le llaman?, algo así.

- Vamos HaNi, te esperamos. - Abrí la puerta del auto y bajé. - Suerte.

Miré de nuevo el taller, podría entrar por alguna ventana de los costados fácilmente forzándola. Estaban todas las luces apagadas, no había rastro de alguien trabajando. Corrí hasta el lado derecho del edificio y me apoyé en la pared. Mi celular comenzó a vibrar. Contesté.

- Tony.

- HaNi, neutralicé el sistema de las cámaras de seguridad del taller con mi computadora. Nadie podrá verte, sólo nosotros. - Olvidé decir que mi gran amigo era un hacker excelente.

- Gracias, Tony. Ahora entraré. - miré hacia dentro por la ventana haciendo sombra con mis manos. Nadie. De mi mochila saqué un fierro y lo puse en el costado del marco. Hice palanca y se abrió sin mucho esfuerzo. - Que seguridad más grande. - Salté hacia dentro. - Okey, Tony, ilumíname.

- Camina derecho. Derecho, derecho, ahí está. - Me detuve.- Es un interruptor, presiónalo. - Lo presioné y las luces se encendieron.

- Wow, muchos autos lujosos. - Claro, era Zico. Por lo menos había unos siete u ocho autos dentro del lugar, y cuál de ellos más costoso. - Y ¿si le dejo un regalo?- propuse.

- HaNi, ni se te ocurra.

- Soyu, estoy jugando.- Reí ante su alteración. Al parecer estaba en altavoz.

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