13. Peleas

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Cameron me llevó hasta la puerta de la residencia, se negó de todas las maneras en dejarme ir sola.

Después de despedirnos lo cuál duro poco ya que no quería retrasarlo entre a la mansión de los Dixon, estaba todo a oscuras y tuve que prender la luz para ver algo, recorrí la casa, estaba vacía, volví a la cocina y encontré un billete sobre la mesa.

Había una nota junto con este pero la letra era casi entendible, lo que pude leer era lo siguiente "Algo....su abuela", "volvemos pronto", "los amo", por mas que intentara no entendí el mensaje exactamente.

Abrí la puerta de la nevera y me serví un vaso con agua mientras trataba de analizar algo más de lo que decía en el papel, la puerta de entrada se abrió llamando mi atención, Ian entro lentamente mientras arrastraba la mochila.

-¿Ian...estás bien? - pregunté observándolo.

Él levanto la cabeza haciendo que me llevara la mano a la boca, tenía la ropa sucia y desarreglada, en la nariz vi sangre seca, venia tocándose el labio inferior donde tenía una herida.

Corrí hacia él y llegue a su lado en el momento en que se desplomó sobre el sofá.

-¿Que rayos te sucedió?- dije observando sus heridas.

El lanzo un suspiro.

-El hermano de Hanna-me dijo
y entonces recordé la rubia de la noche anterior.

-¿te golpeó? -le pregunté sorprendida.

-¿no es obvio?- Contestó malhumorado.

Sacudí la cabeza enojada.

-Deja que te cure- dije retirándome en busca del botiquín de primeros auxilios.

Fui hasta el baño donde saque del botiquín algodón, algunas vendas y gasas, pase por la cocina y recogí el billete de su madre y un poco de hielo para su ojo derecho que parecía estar hinchandose.

Cuando volví a su lado, el seguía en la misma posición, me senté frente a él y le entregue el papel, él lo leyó rápidamente y lo tiro a su lado mientras bufaba.

-¿todo va bien?-pregunté mientras mojaba un algodón y desinfectaba el corte que tenía en la mejilla.

-Si te quedas quieto terminaré pronto-le recordé amablemente, termine en menos de cinco minutos, guarde todo y me limpie las manos antes de volver junto a él.

-¿Esta todo bien?-pregunte nuevamente haciendo referencia al billete.

El asintió.

-no es nada, mi abuela goza de llamar la atención de las demás personas, pero no es nada importante-me contestó con los ojos cerrados, lo observé en silencio.

Aunque era un idiota, yo le tengo aprecio, Ian me recordaba a mi hermano, él había muerto hace 7 años atrás en un accidente de auto, tenía la edad de Ian y en aquel entonces, era una persona activa y divertida, siempre me mimaba de todas las maneras posibles.

Ian se dio cuenta que lo estaba viendo y me observó entrecerrando sus ojos.

-¿Qué sucede?- preguntó al notar mi mirada.

Negué con la cabeza.

-No es nada- le respondí sonriendo débilmente.

-¿porque me mirabas?

- solo me recuerdas a alguien- le dije.

Mi respuesta lo dejo meditando por un breve momento, luego se levantó y camino hasta la cocina.

-¿Dónde esta Rose?-preguntó con el cuerpo dentro de la nevera.

-No lo se, no esta conmigo- le respondí.

-No me digas-dijo sacando la cabeza y observándome- creí que la tenías escondida en el bolsillo- dijo bromeando.

Ambos nos reímos de su estupidez, en ese momento la puerta se abrió y Rose entro como si estuviera flotando sobre una nube de algodón.

-Buenas noches- dijo sonriendo
ampliamente.

Ian la miró serio.

-¿Dónde estabas?-pregunto, su tono de voz era intimidante incluso para mi.

Ella se incomodó solo de escucharlo.

-Dando una vuelta- contestó intentando sonreír, pero se notaba a leguas su nerviosismo.

Su hermano camino hasta quedar frente a ella, era mucho mas alto que la pobre a si que se tuvo que agachar para quedar cara a cara con su hermana, parecía olerla.

-¿crees que soy idiota?- Ian parecía enojado pero no lo estaba , continuaron hablando por unos segundos, de repente Rose si se veía molesta pero Ian mantuvo la calma.

-Porque tú puedes salir con quien se te de la gana y yo no- grito frustrada Rose.

Las lágrimas caían por sus mejillas, Ian
hablaba sin siquiera levantar la voz, finalmente se incorporo y fue hasta la cocina.

Rose paso hecha una furia por mi lado.

-Voy a preparar la cena, ¿me ayudas? - pregunto Ian.

Asentí incómoda, detestaba estar en medio de peleas familiares.

Comenzamos a picar verduras uno junto al otro, Ian parecía triste.

-Detesto pelear con ella-me confesó tristemente- pero prefiero que llore por que yo la reprendo a que llore porque un idiota la lastime.

-dudo que eso suceda- dije tratando de calmarlo- ellos se quieren de verdad.

-Así que...¿lo conoces?- pregunto curioso

Asentí.

-es un buen chico y realmente la quiere.

Él suspiro.

-los chicos no somos fáciles de entender como parece a simple vista.

-¿A qué te refieres?-le pregunte curiosa.

-Puede que en un principio estemos enamorados, o conformes con nuestra pareja, pero va a llegar un momento, en el cual dudemos de que sea así, empezamos a ver a nuestro alrededor y notamos que hay mejores, o regresa a nuestra vida un amor pasado; por otra parte-dijo haciendo una pausa a su trabajo- a veces nosotros nos enamoramos y son ustedes las que nos ignoran.

En parte lo que decía tenía sentido pero no era del todo cierto.

-No creo que sea tan así- le replique

El sonrió divertido.

-Entonces como es señorita experta en la materia- bromeó.

-creo que cuando un chico se enamora de verdad, va en serio- el asintio- pero eso no significa que se convierta en el hombre perfecto, ni que no cometa errores, dijiste que a veces somos nosotras las que los ignoramos y es cierto, pero no lo hacemos por locas, siempre hay un motivo, cuando una relación se acaba es porque ambas partes estuvieron mal, no es el error solo de una persona.

El parecia satisfecho con mi respuesta.

-eso nos lleva a mi primera conclusión, de una u otra manera, siempre se termina dañado.

Nuevamente estaba en lo cierto.

-Ese es el motivo por el cual protejo a mi hermana, ella cree que la vida es un cuento de hadas, pero no es asi, el amor de una u otra manera va a hacernos sufrir.

-Eres un gran hermano Ian- dije dando golpesitos en su espalda-pero creo que deberías dejar a Rose tratar, y esperar por ella en caso de que sea lastimada.

-¿No deberias ir a consolarla?- preguntó preocupado.

-claro que si, en un rato vuelvo-le comunique y me fui.

Rose en multimedia

Wait For MeWhere stories live. Discover now