15. Es mi novia, es mía

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Cameron

La práctica se me hizo eterna, cada minuto pasaba lento como si fuera un año.

Después de varias horas mire el reloj, ya iba tarde para mi “cita” improvisada con Alice, maldije por lo bajo, no quería que  pensara que era un idiota por dejarla plantada.

Conté cada segundo hasta que el entrenador dio por finalizada la práctica, corrí hacia el vestuario y me di la ducha más rápida que me había dado en toda mi vida, salí a la calle y busqué a Alice pero no estaba; busqué mi auto y conduje apresurado en su búsqueda.
Si tenía suerte aun la podría encontrar, atravesé varias calles hasta que la vi.

Caminaba lentamente mientras llevaba los hombros caídos; no parecía para nada feliz. Yo tampoco lo estaría si fuera ella, ¿me habrá esperado mucho? probablemente sí.

La seguí sin que ella lo notara, finalmente toque la bocina y me detuve a su lado, ella se quito los auriculares que llevaba puestos y me miró.

Era obvio que estaba molesta, eso se notaba en su cara.

— Sube—le indique abriendo la puerta del copiloto.

Ella lo hizo pero sus ojos demostraban que seguía molesta.
—Lo siento—me disculpe—sinceramente el entrenador nos hizo trabajar más duro de lo normal para el partido que tenemos dentro de dos días, solo me dio tiempo de ducharme y salir a buscarte, creí que no te iba a encontrar, es una suerte que no fuera así—agregue.

Su cuerpo parecía relajarse y una sonrisa tímida apareció en sus labios.

—creí que me habías dejado plantada—me dijo.

Sentí nervios, era entendible que pensara eso, pero no era cierto.

— ¡No! —aclare nervioso—nunca lo haría, te juro que me retrase enserio.

Por nada del mundo quería que ella pensara así de mi, ella se rió divertida; al ver que su enojo pasaba, mi corazón se calmo.

—ahora que todo está aclarado...

— es hora de irnos. —Gire el volante y volví a la carretera nuevamente.

Alice no me hablaba, solamente me miraba de reojo, le devolví la mirada en una de las oportunidades, y ella quedo roja como un tomate apartando la mirada.

Sonreí, ella era como una niña pequeña.

—¿No vas a preguntar?

—¿qué cosa ?

—¿ A dónde vamos?— le dije

Ella pensó un momento.

—¿A dónde vamos?—pregunto inocentemente.

Retuve lo mejor que pude la risa.

—Tan linda—pensé en alto—¿tienes hambre?

Ella asintió.

—entonces iremos a cenar.

Conduje hasta mi restaurante favorito, entramos y nos sentamos en la mesa al lado de las ventanas, donde me sentaba siempre.

Comimos prácticamente en silencio y luego salimos a dar una vuelta, mire las calles que solía recorrer con anterioridad en el pasado.

—Este era mi anterior barrio— le comenté mientras recordaba— vivía a unas cuadras de aquí, y solía comer en ese restaurante.

—es agradable— me contestó.

Observé su mano colgando a un lado de su cuerpo y sentí el deseo de tomarla, me moví con lentitud, por miedo a ser rechazado, pero no fue así.

Wait For MeWhere stories live. Discover now