21| Luke

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Uno no es consciente de lo grato que es dormir sobre un colchón cómodo y a gusto hasta que lleva varias semanas durmiendo en un viejo sofá cama dentro de una autocaravana, en el que si no tienes suficiente cuidado al levantarte, puedes terminar dá...

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Uno no es consciente de lo grato que es dormir sobre un colchón cómodo y a gusto hasta que lleva varias semanas durmiendo en un viejo sofá cama dentro de una autocaravana, en el que si no tienes suficiente cuidado al levantarte, puedes terminar dándote de bruces contra el techo. 

Y uno no sabe lo que es despertar de buen humor hasta que duerme la siesta en un hotel de lujo y te duchas en una tina que se asemeja mucho a un jacuzzi. 

Ahora, voy caminando por los pasillos rumbo a la piscina cuando me topo con una Zoey alterada y algo molesta saliendo del asesor. Me sorprendo porque por primera vez, no parece que la molestia se deba a mí. 

—¿No estabas en una cita? —inquiero cuando levanta la vista y se topa conmigo también. 

Se detiene. 

—¿No ibas a ir a ver las auroras con Sam y Sophie? 

—Me dormí. 

—A mí en la cena me ha ido terrible —Confiesa, luego observa mi short de baño y el toallón que llevo alrededor de los hombros — ¿Vas a la piscina?

—A esquiar —blanqueo los ojos —¿A ti que te parece, Zoey?

—¿Puedo acompañarte?

La observo entrecerrando los ojos, casi preguntando con ellos si es una broma o me lo dice en serio

—¿Por qué quieres ir a la piscina?

Cambia el peso de su cuerpo a la otra pierna e insiste una vez más.

—Sophie y Sam todavía no volvieron y yo me dejé la tarjeta de la habitación dentro del cuarto. No puedo entrar, y tampoco me apetece quedarme deambulando hasta que vuelva. ¿Puedo acompañarte o no? 

Guardo silencio, no se si debo si debo jactarme o consolarla por su cita haya salido mal. Yo se lo advertí.  Sin embargo, veo la frustración en su rostro y doy por hecho que solo por eso quiere despejar la mente con cualquier otra actividad que no sea quedarse sola. Aunque la compañía sea conmigo. 

—Y yo que alardeaba de mi buen humor...

No obstante, ella parece darse cuenta que es mi forma de decirle que sí. Porque no reclama nada ante mi expresión y gira sobre sus tobillos de nuevo hacia el elevador. 

—Vamos. 


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Dos veces hasta prontoWhere stories live. Discover now