Capítulo 60.

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Primero que nada perdón por no actualizar, estaba haciendo un curso de paracaidismo militar. Ahora sí, disfruten...

No alcancé a despedirme, el dolor en mi pecho parecía querer consumirme a toda costa y lo único que quería hacer era marcharme de una vez por todas. Kyle besó mi mejilla en un gesto de consuelo aunque era más que obvio que nada cambiaría lo que acababa de ver, le dí una pequeña sonrisa y me marché adentrándome a la fría y oscura noche.

El pavimento rasguñaba la planta de mis pies pero me negaba a dejar de correr, el viento me revolvía el cabello y eso me gustaba. Divisé la Harley a menos de cincuenta metros y me alegré ya que no me había percatado de lo cansada que estaba por la carrera, ni siquiera había pensado en las consecuencias al echarme a correr de esta manera pero ya no podía remediarlo. No tardé más de cinco segundos en hacer rugir a la Harley y tardé algunos segundos más en desaparecer en la extensa oscuridad de la calle mal iluminada.

Los minutos corrían demasiado rápido, sin embargo, la velocidad que alcanzaba con mi motocicleta no se quedaba atrás. Quizás si estaba siendo demasiado desconsiderada, quizás debía cuidarme un poco más por nuestro hijo, pero el dolor no me dejaba respirar y la velocidad o el descontrol parecían la mejor solución por el momento.

Escondí la Harley donde antes la había dejado y me sentí vacía, necesitaba volver a la habitación pero a su vez no lo quería. Sabía que hasta cierto punto esas cuatro paredes serían un problema, estaría sola y propensa a cualquier locura, y que por lo menos en la calle me aseguraría de no delatarme.

Sin embargo, salí del oscuro callejón luciendo destruida y no me importó, lo único que quería era verlo a él y que me dijera que no era verdad, que aquello no había sucedido y que me asegurara que no le había gustado aquel beso, que no lo había seguido con consentimiento.

En la recepción ya no estaba la intimidada adolescente sino que en su lugar se encontraba un hombre con un espeso bigote negro sobre sus labios, el cual movía distraidamente mientras buscaba algo en una pila de papeles. No me detuve a saludarlo ni nada por el estilo, el hombre me observó durante un segundo y no preguntó porqué subía las escaleras, cosa que me alegró.

La habitación estaba en oscuras y un poco fresca por lo que encendí una pequeña luz y aguardé a que pasaran los minutos, lo cual no funcionó ya que comencé a desesperarme.

Quería fumar, maldición que si lo quería, pero no era correcto y ni siquiera un ataque de dolor me haría hacerlo; suficiente ya me había concentrado en dejarlo como para caer en la tentación justo ahora. Guardé las pistolas en sus respectivos lugares, pausando los movimientos cosa de malgastar un poco más de tiempo.

Me quité la ropa con rapidez como si quemara, me sentía testigo de un asesinato cuando sólo había sido un beso, aunque pensándolo bien, con ese beso mataron a mi corazón. Quisiera creer en las palabras de Kyle pero el gusto amargo de la traición no se quita tan fácilmente. Sin embargo, me vi en la obligación de contactarme con él por lo que tomé el pequeño teléfono e intenté recordar el número; con suerte me lo sabía de memoria aunque me llevo algunos segundos recordarlo al completo.

"Para: Kyle.

Mañana a dos calles del gimnasio en la esquina del perro rojo... Que nadie te siga y no le avises ni a Ashton, ni a Sean o estarás en problemas conmigo.

Me aseguré de mandar el mensaje como número desconocido, así por lo menos si intenta traicionarme, no podrá rastrear mi procedencia. Apagué el aparato apenas el texto se envió, de todas maneras, no esperaba una respuesta de vuelta, él estaría ahí aunque no lo quiera.

Me arrojé a la cama son cuidado alguno y las lágrimas volvieron a intentar asomarse. No me gustaba este sentimiento, de no poder hacer nada para impedir que mi corazón siga rompiéndose en pequeños pedazos, quizás éstas son las consecuencias de amar tanto a una persona. ¿Y ahora qué? ¿Qué voy a hacer ahora? No sólo porque todo esto me dejaba fuera de acción por al menos dos días, además, Sean no parecía muy en peligro que digamos.

¡Que ironía! Sean Powell el que a dónde quiera que vaya tiene un amorio sin su consentimiento, parece más un muñeco sexual que alguien peligroso, y lo peor que yo me enamoré de ese muñeco aunque la peor parte es que ese muñeco me dejó embarazada ¿irónico no?

Las personas no eligen de quien enamorarse o a quien amar, no, parece que Cupido se las apaña para romper corazones más que para unirlos... ¡Maldito Cupido! ¡Y maldito Sean, también!

De lo único que estoy completamente segura es de que Marlene lo pagará caro y con cada uno de sus bonitos cabellos.



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¡He vuelto mis niñas!

¿Qué les ha parecido el capítulo?

Por si alguna no leyó la nota en mi muro, no he estado publicando porque todo este tiempo estuve haciendo un curso de paracaidismo militar por lo que ahora soy paracaidista militar... Eso es todo...

Espero que no me hayan extrañado mucho (sé que no lo hicieron) y que les haya gustado el capítulo... Por cierto los comentarios empiezan a escasear 😭

Los quiere, Ari ♡

Secretos en el ring [DSP#2]Where stories live. Discover now