Capítulo 42.

2.9K 205 7
                                    

La bolsa se boxeo yacía en el suelo luego de que Sean la deslcolgara y la arrojara al suelo de la habitación. Jason no dijo nada, sólo agachó la cabeza y bufó molesto. Algo iba mal entre los dos hermanos, y no era precisamente aquella relación de típicos hermanos, no, ésta estaba dividida por algo más peligroso, amenazante y definitivamente un gran problema para la familia Powell.

Me quedé callada y lo más lejos de Sean posible, su respiración estaba agitada y lo conocía lo suficiente para decir que estaba tan furioso que se concentraba en no golpear a su hermano.

No sabía mucho acerca de como reaccionaba Sean con su familia, pero en menos de una hora pude darme cuenta de que el bienestar y la seguridad de su familia es su prioridad, y que por ende le fastidia demasiado que Jason se intrometa en este mundo de mierda, lo quiere demasiado como para intentar alejarlo de todo peligro que el boxeo con Tony conlleva.

- Sean... Quizás sea hora de irnos, podemos volver mañana si quieres- sugerí en tono calmado, toda la situación me atormentaba en cierta manera. Di unos cuantos pasos hasta cruzar la habitación y pararme a su lado. Con mis manos alrededor de su brazo tiré un poco de éste para hacer que Sean caminara fuera de la habitación.

- Vámonos- pidió un poco más tranquilo. -Volveremos mañana o pasado.

- Claro- accedí.

Comenzamos a descender las escaleras a paso ligero para luego adentrarnos en el comedor, donde sus padres y su hermana esperaban un tanto impacientes.

- Lo lamento, debemos irnos- dijo Sean sin soltar mi brazo.

- Vuelvan mañana- Naomi se colocó de pie y le dio un beso en la mejilla a su hijo para luego besar mi mejilla con seguridad. -Lamento si les causamos una mala impresión ante su noticia, nada más que nos tomó desprevenidos.

- Mañana podemos salir a comer, claro, si quieren- sugirió su padre y Sean asintió complacido por la idea.

- Hasta mañana- me despedí. Naomi nos acompañó hasta la puerta y le dio un corto abrazo a su hijo.

- Por cierto, prepará para mañana mi saco de boxeo, me lo llevaré conmigo- ordenó a su madre un tanto disgustado. Naomi lo observó un tanto confundida pero luego su ceño se frunció comprendiendo la situación. -Sí, él lo hizo.

Ella asintió pero se notaba el dolor en su mirada. Sean me guió hasta el carro y luego se montó de su lado. El motor rugió en respuesta de sus movimientos. Sean nos encaminó fuera del terreno de la casa y comenzó a conducir por las casi vacías calles del vecindario. Algunos niños jugaban a los costados mientras que algunos adultos cortaban el césped.

- Nos alojaremos en un hotel de por aquí cerca no quiero estar demasiado lejos por cualquier cosa.

Asentí. Poco a poco los minutos comenzaron a pasar y nosotros comenzamos a alejarnos de aquel vecindario, sólo para adentrarnos de a poco en una zona más céntrica, donde habían varios hoteles dispersos por las calles, comercios y algunas que otras pandillas.

Sean aparcó el carro frente a un grupo de jóvenes más mayores que nosotros y de pinta desaliñada. Aguardó unos segundos y bajó la ventanilla, los siete hombres voltearon en nuestra dirección.

- ¿Qué quieres, niñito bonito?- preguntó uno mientras dejaba salir el humo por su boca. -¿Marihuana? ¿Cocaína? ¿Heroína? ¿Éxtasis? Lo que quieras lo tenemos...

- Quiero a Xanthos en cuarenta minutos en el hotel Dermont- pronunció disgustado y con una voz severa como también amenazante.

- ¿Y tú quién te crees que eres para pedir por Xanthos?- gruñó uno de aspecto peligroso.

- Soy tu peor pesadilla, maldito imbécil. Así que dile a Xanthos que mueva su viejo culo que estoy enfadado- sentenció y miró desafiante al hombre. -También dile que si no quiere que me enoje con él que vaya solo.

- Sean ¿quién es Xanthos?- pregunté dudosa. El hombre abrió los ojos y palideció al instante de oír su nombre.

- Disculpe, me encargaré personalmente de que Xanthos esté ahí en menos de media hora- el gran hombre dio dos pasos atrás.

Sean asintió complacido y arrancó el carro con la velocidad de un rayo, intenté aferrarme al asiento con fuerza pero eso no evitaba algunas sacudidas. Él pareció darse cuenta de mi condición y bajó la velocidad de a poco.

En menos de diez minutos llegamos a un pequeño hotel de no más de cuatro pisos, parecía pequeño pero tenía una buena fachada. Sean aparcó frente a las puertas principales donde un botón esperaba parado para recibir la llave.

- Disculpe, señor, ¿están alojados?- preguntó amable una vez que nos bajamos.

- Lo estáremos- respondió Sean con una sonrisa cordial forzada.

- Muy bien, entonces, permítame sus llaves- dijo el hombre de unos cuarenta años.

Le entregó las llaves en la mano mientras que otro hombre se encargaba de bajar las dos maletas, las cuales nos tendieron al instante. Tomé la mía pero fue en vano, Sean me la quitó con cuidado y amabilidad. El interior, o el recibidor, estaba fresco por el aire acondicionado mientras que algunas personas hacían diversas actividades en los sillones del medio.

Una mujer mayor nos atendió con una sonrisa elegante mientras nos preguntaba si íbamos a querer habitaciones juntas o separadas; aunque pareció ruborizarse cuando vio los anillos en nuestras manos.

- Lo lamento- dijo un tanto incómoda. -Es que... No es usual ver una pareja tan joven de casados...- se excusó para luego tendernos las llaves de una habitación. -Habitación 56, segundo piso.

Le sonreímos agradecidos y nos encaminamos hacia los ascensores. La habitación no estaba mal, era de tamaño mediana y tenía la cama separada por una pared corrediza estilo oriental. Dejé mi maleta sobre la cama mientras que Sean se sentaba exhausto en uno de los sillones.

Tomé un pantalón de franela color negro, con puntitos grises y rosados, junto con una camiseta de tirantes blanca, la cual era algo ajustada. Opté por tomar una ducha y darle privacidad a Sean, quien desde que le pregunté quien era Xanthos pareció ignorarme.

El baño no estaba mal, mantenía un estilo moderno con una ducha de paredes de vidrio y una lavado piedras que sobresalía de la mesada. Dejé la ropa sobre la tapa del inodoro y encendí la ducha para luego comenzar a desvestirme.

La ducha no me tomó más de quince minutos e intenté hacer tiempo utilizando crema humectante en todo mi cuerpo y cepillando mi cabello una y otra vez. Finalmente comenzó a hacerme frío por estar descalza y decidí que era hora de salir.

La puerta corrediza estaba abierta cosa que me permitió ver al hombre parado junto a mi futuro esposo. Éste traía un pantalón negro elegante y una camisa color salmón junto con unos elegantes zapatos negros de charol. Me llamó la atención su rostro, el cual me era bastante familiar, con su escaso cabello castaño y unos ojos negros intimidantes. Di unos pasos por a habitación y ambos parecieron notar mi presencia. El hombre se alarmó y llevó su mano a la cintura indicando que traía un arma y que me veía como una amenaza.

- Tranquilo, ella es Sky Braxton, mi prometida- lo calmó Sean aunque el rostro de aquel hombre fue todo un poema. -Y no, ella no es una amenaza, ni una infiltrada.

- ¿Cómo lo sabes?- preguntó con una voz áspera y grave.

- Larga historia, primo- respondió tedioso. -Sky, él es Xanthos... El hijo de Tony.

---------------------------------------------------------------------------------------------

¡Nuevo capítulo!

¿Qué les pareció?

Lamento la demora pero no estaba en mis planes que Wattpad no me dejará publicar, o más bien directamente terminar de escribir el capítulo.

Debo avisarles que posiblemente comience a actualizar no muy seguido porque estoy arrancando el instituto de nuevo y tengo que coger el ritmo. Así que no me maten...

¿Ya se pasaron por "A los pies del boxeador"?

Los quiere... Ari ;)

Secretos en el ring [DSP#2]Where stories live. Discover now