Capítulo 8.

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Una lágrima bajó por mi mejilla, ¿era acaso posible algo más hermoso? Sentí la mano de Sean sobre la mía y la presioné con fuerza. Si antes estaba un poco enojada con él, definitivamente ese pequeño rencor quedo olvidado en cuanto me mostró "la pequeña sorpresa". 


Se suponía que este lugar tendría que estar lleno de personar, pero, estaba completamente vacío y en silencio. El ring estaba en el medio, con luces navideñas enredadas en las cuerdas, aunque esa no era la única iluminación que el lugar poseía. Había también un manta con unas cuantas velas sobre ella, y más sobre los pilares del ring. 

— Sean esto... Esto es hermoso- tartamudee y me aferré más a su mano. Él me regaló una de sus sonrisas tímidas junto con una mirada de orgullo por si mismo. 

Esto era hermoso, ni siquiera la cita del día anterior se habría comparado, ni siquiera aunque hubiésemos a los lugares que teníamos planeado y a otros más se hubiera comparado. Si esperábamos ser como esas parejas "normales", y si que lo intentábamos pero eso no eramos nosotros, ni nunca lo seríamos. Y esto era lo que más se asemejaba a una cita perfecta, si es que no lo era. 

— ¡Dios, estás completamente perdonado!- susurré divertida. 

Caminé hasta el borde del ring y me deslumbré con la luz proveniente de las luces navideñas. 

— Si no lo estaba juro que estaría ofendido hasta dentro de treinta años- recriminó poniéndose a mi altura. —Ven subamos. 

Tomó mi mano y me ayudó a subir, no necesitaba su ayuda, ya que sé subir allí más que subir una escalera prácticamente, pero lo dejé porque me gusta que sea caballeroso. Subió detrás de mí y volvió a tomar mi mano. 

— ¿Cómo hiciste para conseguir el gimnasio?- pregunté dándome la vuelta para observarlo. Se encogió de hombros y se acercó dando unos cuantos pasos. Pasó su mano por detrás de mi cintura acercándome a él, ensanchó su sonrisa. Como me encanta su sonrisa. Mordí mi labio inferior tratando de aguantar las ganas de arrancarle la ropa. 

— ¿Y si cenamos?- sugirió sin quitar su mirada de la mía. 

— ¿Y si me besas?- respondí. 

— Estaba esperando que lo dijeras.

Fundió sus labios con los míos como solamente él sabe hacerlo. Mordí su labio jalando de él con fuerza provocando que un gruñido se escapara de su garganta. 

—  Si vuelves a hacer eso, no vamos a disfrutar de la cena porque voy a hacerte el amor aquí mismo- respondió separándose de mí. 

— No es una mala idea- me encogí de hombros y volví a posar mis labios sobre los suyos en un corto beso.  

— Aunque quisiera, este no es el lugar indicado para esas cosas- sonrió. —Imagina, en esta lona hay sangre, sudor y gloria- comenzó a reír provocando que yo me le uniera en la carcajada. 

— Dime, ¿acaso eres Daniel Lugo?- pregunté refiriéndome a uno de los personajes principales de la película "sangre, sudor y gloria". —Porque si lo eres, me caso contigo y ya mismo te desgarro la ropa- le guiñé el ojo y me volteé alejándome de él. 

— ¿Y si no lo soy?- preguntó con tono curioso. Sentí sus manos rodear mi cintura y como su mentón encajaba en mi hombro casi a la perfección. —Si no lo soy, ¿no te casarías conmigo?

— Humm... Es una pregunta muy difícil... Déjame ver- tomé aire y aguardé unos segundos. —Probablemente no. 

Sus dedos comenzaron a deslizarse por debajo de mis brazos, hasta mis axilas, donde comenzó a hacerme cosquillas. Caí al suelo del ring mientras que él, por su parte, no se detenía. Esa era su venganza. Odio y siempre odiaré que me hagan cosquillas... ¿Es que acaso no se dan cuenta de que parezco una foca convulsionando?

— ¿Segura?- susurró encima de mí.

Habíamos llegado a tal punto en el que él se encontraba sentado sobre mí. Asentí sin fuerzas y con la respiración entrecortada. Esa es otra de las razones por las cuales detesto que me hagan cosquillas. 

— Creo que contigo me conformo- susurré y nuevamente comenzaron las cosquillas. —Ya... Ya- chillé. —Detente. 

— Creo que con eso es suficiente. 

Se colocó de pie y me tendió la mano para que me parase. Vi la parte inferior de mi cuerpo donde se suponía que mi vestido tendría que estar tapándome y no estaba. Rápidamente volví a bajar el pedazo de tela y tomé su mano para colocarme de pie. No estaba avergonzada, él ya me conocía en peores situaciones, solo que me incomodaba la situación. 

— Bien ven y siéntate- dijo Sean que hizo lo mismo del lado opuesto. 

Me senté y observé como el traje le incomodaba para estar sentado. Atrajo hacia sí una canasta de mimbre, de donde comenzó a sacar sándwiches. 

— Puedes quitarte el saco- le dije. Sean me miró incrédulo, tan incrédulo estaba que enarcó una ceja en mi dirección. —¿Qué?

— Pensé que te gustaba que usara traje- dijo un poco tímido. Sonreí con entusiasmo. Lo usaba por mí. 

— Me encanta.

— ¿Entonces?- preguntó confundido. 

— Me gusta más que seas tú. 


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Holaaaa personitas lindas.... ¿Cómo están?

Les digo que empecé una novela nueva y ya está subida al completo. Son 8 partes y son cortas, muy cortas. Son ocho cartas. La novela se llama "Querido Jackson" me gustaría que se pasaran, total no pierden tiempo es muy corta. 

Gracias. Besos ari ;)


Secretos en el ring [DSP#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora