Una nueva etapa [Roscoe & Padme]

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N/A: Este extra está ubicado un tiempo después del de Jamie y Regina.

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—¿Demasiado emocionada? —interrogó Roscoe al ver a Padme moviendo su pierna hacia arriba y abajo mientras miraba a través de la ventanilla de su auto—. No es la primera vez que los vemos ¿Por qué estás tan nerviosa?

—No lo sé —ella frotó sus manos entre sí y sus hombros temblaron como si tuviese frío—. No es nerviosismo, creo, es más bien... impaciencia, porque no puedo creer que el día por fin llegase Roscoe, después de un año ¿puedes creerlo? Dios, estoy tan impaciente ¿Tú no lo estás? Quiero verlos ya.

—Pronto, Reina Amidala —él tomó su mano sobre la palanca de cambios—. Ya casi estamos allí.

Roscoe y Padme nunca habían deseado tener hijos propios, simplemente eso no era lo que deseaban para su vida pero entonces, conocieron a un par de niños en uno de los orfanatos que su padre dirigía en una de las múltiples casas de su difunta tía Margot. Eran dos hermanos; un niño, el mayor y una niña, la más pequeña. Roscoe aun podía recordar la primera vez que los había visto a ambos.

Ellos había ido a la casa hogar porque parte de su trabajo ayudando a su padre era supervisar periódicamente estos lugares, era mejor si lo hacía alguien de la familia, así podría asegurarse que de verdad no hacía falta nada. El niño, Jonah, había estado parado allí, de brazos cruzados y con el ceño fruncido mientras los otros niños jugaban a su alrededor, parecía demasiado serio para aparentar unos ocho años. Roscoe se acercó a él y se agachó para estar a su altura y preguntarle.

—¿Qué pasa, amigo? —le había dicho.

El niño se volteó hacia él y lo miró por unos segundos sin cambiar su expresión antes de volver la vista de nuevo hacia un punto fijo frente a él. Roscoe trató de seguir su mirada hacia el frente. Él estaba mirando fijamente a Padme, quien estaba rodeada de niñas pequeñas y sostenía a una de aparentemente cinco años en sus brazos.

—¿Estás vigilando a mi esposa? —preguntó Roscoe entonces al niño.

Él lo miró de nuevo, aun sin cambiar su expresión.

—¿Su esposa? —preguntó, aunque su mirada era dura aun tenía la voz de un niño adorable.

—Sí, esa mujer hermosa sosteniendo a la pequeña es mi esposa —Roscoe apuntó hacia Padme—. ¿Estás mirándola a ella?

El niño se volteó rápidamente y sacudió la cabeza.

—¡No, no la miro a ella! —gruñó—. Sostiene a mi hermana, solo la vigilo —murmuró él cruzándose de brazos.

—Oh, entiendo, cuidas a tu hermanita —Roscoe asintió—. Pero te aseguro que Padme no va a hacerle ningún daño, no tienes por qué preocuparte —le aseguró Roscoe—. Es más ¿quieres ir a hablar con ella para asegurarte de que va a estar bien? —le ofreció su mano al chico, él la miró como si le hubiese ofrecido droga—. Yo soy bueno también, no te preocupes.

—No confío —gruñó él y luego salió corriendo, perdiéndose entre los demás niños.

Roscoe quiso seguirlo pero entonces Padme gritó su nombre y él tuvo que levantarse para caminar hasta ella. Nunca había querido tener hijos, eso era cierto pero Padme lucía hermosa cargando bebés, ella siempre lucía hermosa, pero cuando cargaba a sus sobrinos o a los niños del orfanato ella lucía radiante, como si eso la hiciera feliz. Roscoe suponía que era porque había pasado mucho tiempo cuidando a Jamie cuando era adolescente y ese instinto maternal en ella había florecido a temprana edad, aun estaba allí, cada vez que cargaba a un niño pero ella podía vivir sin hijos, no era algo que ansiaba con fervor. Él nunca había querido hijos porque quería disfrutar su vida antes de que los niños la llenaran con responsabilidades sobre responsabilidades, pero en ese momento, él ya había viajado por medio mundo y algo en él ansiaba hacer su familia un poco más grande; ver a Padme cargando a esa pequeña le había dado la respuesta.

Los Rain [Extras de LVDDLP 1 & 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora