Capítulo 23.

3.1K 314 6
                                    

Estoy al borde de la desesperación.

Hace casi dos semanas que la muñequita desapareció por esa asquerosa organización de humanos rebeldes que se hacen llamar Eversionem. Según la información que he obtenido, Eversionem se encarga de atraer a humanos que todavía no se han visto involucrados en la vida que llevamos los vampiros, ya sea porque son fugitivos o viven en aldeas ajenas a nosotros, y se aprovechan de la ingenuidad de la mayoría de ellos para armar un ejército contra nosotros. Pero no era tan tontos para enfrentarse a nosotros sin nada, como en un principio había creído. Al parecer uno de ellos lograba infiltrarse en la creación de experimentos para inyectar una sustancia creada por ellos que hacía a los humanos tener un poder más elevado que un simple mortal, no más que el de nosotros los vampiros pero sí con la fuerza suficiente para ganar a uno débil. Todo iba bien en sus movimientos clandestinos hasta que se dieron cuenta de que había una falla en su perfecto plan: todos aquellos a los que le habían inyectado la milagrosa sustancia, tenían los ojos violetas. He aquí la causa del color de ojos de Lena.

Pero claro, los humanos tampoco habían tenido muchos recursos como para crear más sustancia, por lo que sólo lograron inyectarla en un máximo de cincuenta humanos. Quince de ellos murieron por no poder superar el cambio que la sustancia creaba en su sangre, y de diez de ellos se desconoce su paradero. El resto de humanos pertenecían a vampiros, a los cuáles se les ha robado para que los humanos pertenecieran a la organización que con un fin los creó.

Y aprovechando que la muñequita es mía, y yo soy una... persona importante, por decirlo de alguna manera, entre los vampiros, ¿qué mejor que perder a un experimento aunque fuera utilizado como presa para derrotar al más grande de los vampiros? Por si no me he explicado, no sé cómo pero alguno de esos asquerosos humanos estaba al tanto de que la pequeña me importa, y aprovecharon para llevársela a sabiendas de que iría a por ella.

Pero hay algo que no me cuadra en todo esto. ¿Por qué esperar hasta el último para mover ficha y darse a conocer? ¿Para qué crear tantos experimentos a base de los nuestros si al final se iban a desperdiciar? Y lo que más me saca de quicio en esto malditos instantes, ¿por qué después de dos semanas sigo sin poder encontrar a Lena? El efecto de duración de la comida ya no surtirá efecto. Muy a mi pesar siento que tras un secuestro y por mucho que se trate de capturarme a mí, no la estarán tratando bien. Y un humano sin comida no dura mucho días. Maldita sea.

Me tiro del pelo frustrado por estos pensamientos. Siento que mi cabeza va a explotar si no hago nada más que quedarme dando vueltas por mi mansión echando humo por las orejas. Necesito hacer otra cosa que no sea investigar en unos inútiles documentos el paradero de Eversionem. Necesito ponerme en acción. Ya. O siento que explotaré en cualquier momento.

Y eso es lo que hago. Sin pensármelo más, salgo por la puerta cerrándola de un portazo y echo a correr. No sé a dónde, pero sí sé una cosa: voy a encontrar a mi muñequita, cueste lo que cueste.

Marionette ©Where stories live. Discover now