A Caleb comenzaba a gustarle la idea.

-Está bien -admitió-. Voy a creerte pero, si así fuera, de todas formas, ¿hacia dónde caminaríamos?, ¿adónde tendríamos que ir ahora?

-Bien -dijo Caitlin, pensativa-, dice que abandonemos el «territorio común» y entremos al «círculo de sangre», así que nuestra siguiente parada deberá ser el círculo de sangre.

-¿Y eso es...? -preguntó Caleb.

Ella se paró junto a él y miró el mapa. El Camino de la Libertad tenía dieciocho puntos históricos. Era un recorrido de cuatro kilómetros. Sólo de verlo se sintió abrumada. No sabía adónde se dirigirían. Examinó cada uno de esos puntos, pero ninguno parecía tener forma de círculo, y ciertamente, no había ninguna referencia a un círculo de sangre.

También leyó las acotaciones del mapa, pero no encontró nada.

Y entonces, dio con él.

En la parte baja del mapa había una nota. Estaba debajo de la acotación para la Antigua Casa de Gobierno. Decía: «En la base del edificio, sobre la calle, se encuentra el punto que señala el sitio donde tuvo lugar la masacre de Boston».

-Aquí -dijo emocionada, y señaló-. La masacre de Boston. No dice nada sobre un círculo, pero creo que hace de complemento calificativo de sangre. ¿Qué opinas? -le preguntó a Caleb.

Él examinó el mapa y, después de unos instantes, le dijo:

-Hagámoslo.

Caitlin y Caleb abandonaron el parque, giraron en Court Street y se dirigieron al corazón del distrito histórico de Boston. De repente divisaron la Casa de Gobierno. Era un edificio grande de ladrillos que había sido preservado desde el siglo XVIII. Tenía muchas ventanas y, en la parte más alta, una cúpula. Su belleza y sencillez eran asombrosas.

Cuando llegaron a la base rodearon la estructura en busca del lugar de la masacre de Boston. Después de doblar la esquina, por fin lo encontraron.

Ambos se detuvieron.

Era un círculo, un círculo perfecto.

El punto que marcaba la masacre de Boston era bastante pequeño; un poco más grande que una alcantarilla. Caitlin y Caleb se acercaron para examinarlo.

No tenía ninguna seña particular, era apenas un modesto círculo de pequeños mosaicos, junto a la Antigua Casa de Gobierno.

-Sí, parece lógico -concedió Caleb-. Definitivamente, vamos por el camino correcto.

-¿Por qué?

-Ese balcón que está allá arriba -dijo señalándolo-, ahí es donde se leyó por primera vez la Declaración de Independencia.

Caitlin observó el balconcito.

-¿Y? -preguntó.

Caleb respiró hondo y se dispuso a explicárselo.

-La fundación de esta nación fue en realidad la fundación de una nación de vampiros. Libertad y justicia para todos. Libertad para no sufrir persecuciones religiosas. Un pequeño grupo de personas conquista una nación enorme y poderosa. ¿Tú de verdad crees que un modesto contingente de humanos lo habría logrado?

-Fuimos nosotros. Fue nuestra raza. Pero eso no lo dicen los libros de texto. La fundación de Estados Unidos fue la fundación de nuestra nación.

-Pero las razas más oscuras de vampiros, como la Cofradía de Blacktide, han tratado de sabotear nuestra labor desde entonces. Por eso siempre han existido dos grupos en guerra. El bien y el mal, la libertad y la persecución. Y siempre que haya uno presente, también estará su contrapartida.

Amores (Libro #2 de Diario de un Vampiro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora