Mo.

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No sé cuanto tiempo estuve inconsciente, pero cuando me desperté, todo a mi alrededor era horrible. Tardé unos instantes en identificar que me encontraba en el hall de la Academia. Allí donde hacía unas horas nos habíamos reunido para ir hacia la hoguera, ahora se había improvisado una enfermería para atender a los heridos. Lilu iba como una loca dando vueltas entre las filas de alumnos tirados en el suelo, repartiendo ungüentos, cremas e infusiones sanadoras. Por otra parte, los pocos estudiantes con el don de la biokinésis estaban tratando de usar su don para curar a aquellos con heridas más graves. .- ¡Selene! Gracias a dios que estás bien-. Alguien se avalanzó sobre mi entre sollozos, alguien que reconocí como Fran. -. Tenía tanto miedo de que tú también te hubieras ido...-. dijo llorando abrazándome tan fuerte que casi me cortó la respiración. Yo la correspondí de igual forma, aliviada de saber que mi pequeña cabeza loca estaba sana y salva. Pero, un momento...¿ acababa de decir "tú también te hubieras ido"?. .-Fran, Fran-. dije apartándola con suavidad de mi para poder mirarla. .-¿Qué... qué quieres decir con eso último?-. inquirí preocupada. Ella miró al suelo, con su cuerpo sacudido de sollozos y solo fue capaz de pronunciar un nombre .-Mo-. 

Creo que mi corazón se paró en ese momento. No, no, no, no. Me negaba a aceptar que eso pudiera ser cierto, que nuestra dulce banshee ... hubiera muerto. -. No puede ser-. repliqué con la voz rota, pero Fran asintió y alzó la vista, mirándome con el rostro cubierto de lágrimas. .- ¿Elektra? ¿Maddie?-. pregunté en un susurro. Si algo les había pasado también a ellas... Fran se sobrepuso como pudo a su llanto, haciendo un esfuerzo por ponerme al día. .-Ma-Maddie está b-bien. Elektra est-tá herida, una da-ga le dio en la pi-pierna, pero ya la cu-curaron. Uno de los bi-biokinéticos la ha ayuda-dado, pero tardará unos di-días en andar nor-normal-. respiró hondamente, para intentar calmar aquel tartamudeo. .-¿ Y a ti que te pasó? Te perdimos en el bosque...-. Involuntariamente, mi cuerpo se puso en completa tensión al recordar lo ocurrido. Fran se dio cuenta, y me puso una mano en el hombro. .-Sle...Por favor, cuéntamelo-. imploró mi amiga. .-Steph y Eydís. Detrás de un árbol. Me... cabreé y usé el anillo-. aquellas palabras, suficientes para que ella entendiera que había pasado, salieron como escupidas de mi boca. .-Dios Sel...Lo siento muchísimo-. ella volvió a abrazarme, y en ese preciso momento todo se me vino encima y no pude controlarlo. Comencé a llorar desconsolada contra mi amiga, quién pronto unió sus lágrimas a las mías. 

.- Chicas....-. la suave voz de Elektra sonó detrás de nosotras. Fran y yo nos separamos al oírla. Venía apoyada en una muleta y acompañada de Maddie. Las dos tenían los ojos rojos, supuse que de llorar, y la mirada cansada y vacía. .-Selene, menos mal que estás bien. No habría podido soportar si a tí también te hubiera pasado algo malo -. dijo Maddie, sentándose a mi lado y abrazándome también. .-Tranquila pequeña, estoy bien-. musité estrujándola entre mis brazos. A causa de su herida en la pierna, solo curada superficialmente, Ele no podía agacharse, así que me levanté de mi camilla y le di el abrazo más fuerte que le había dado en mi vida. Una vez que ya nos habíamos abrazado todas, no pude contener más una pregunta que me corroía. .- ¿Dónde... dónde está?-. musité refiriéndome al cuerpo de Malorie. Elektra fue la única que pareció tener la entereza de contestarme. .-Los ...los fallecidos están en una sala arriba-. .-Quiero subir a verla...Necesito decirle adiós-. .-Sel...-intervino Frankie .-La entrada de la sala está...vigilada. Por guardianes -. De modo que el maldito traidor americano estaba velando por el cuerpo de mi querida pelirroja y del resto de estudiantes caídos, fantástico. Apreté los puños sintiendo como la rabia volvía a mi, pero no iba a dejar que ese... ese asqueroso me apartara de darle el último adiós a la banshee. .-Me da igual, necesito subir-. .-Estaremos en el cuarto de Ele... por si quieres venir después-. asentí con suavidad, y encaminé mis pasos hacia las escaleras ante la mirada confusa de Maddie y Ele. Esperaba que Fran les dijera lo que había pasado. 

A lo largo de las escaleras, grupos de dos o tres alumnos bajaban llorando, gritando o simplemente con la mirada perdida en el vacío. Cuando llegué a la parte superior de ellas, inspiré profundamente  y me dirigí hacia la sala de dónde salían la mayoría y que estaba custodiada por un guardián del nivel de la electricidad... Y por Steph. Alcé la barbilla, caminando con toda la dignidad que pude reunir hacia la puerta. Al alcanzarla, el rubio no dudo en acercarse a mí desesperado. .-Selene, por favor, tenemos que hablar....-. Le dirigí la mirada más fría, más llena de odio y resentimiento que había puesto en mi vida. .- No tengo absolutamente nada que hablar contigo, Clearwater. Ahora, si me perdonas, voy a decirle adiós para siempre a una de mis mejores amigas, que ha muerto. ¿Y sabes porqué? Porque pese a que tu tenías que estar vigilándonos, en el momento del ataque estabas demasiado ocupado quitándole el sujetador a esa zorra-. Sus ojos se tiñeron de tristeza, una tristeza tan grande que casi me pareció real. .-Selene, por favor, puedo explicarlo-. musitó agarrando mi muñeca. Yo me solté con un brusco movimiento. .-Si no quieres que vuelva a demostrarte lo fácil que sería para mi matarte, no te vuelvas a acercar a mí en tu vida. Eres un cabrón y un miserable, Clearwater-. dicho eso, me alejé de él y me interné en la sala, donde los cuerpos de los asesinados reposaban en ataúdes de cristal.

El corazón se me encogió en el pecho mientras avanzaba por las filas de ataúdes, tratando de encontrar el rostro de Mo entre todas aquellas caras familiares. Por fin lo encontré, en la fila de más al fondo. Tenía los ojos cerrados y su expresión ahora era serena, pero iba vestida con la misma ropa que la noche anterior y un enorme agujero, con los bordes escarlata a la altura de su estómago, revelaba el lugar donde había impactado el arma que acabó con su vida. Puse las manos sobre el cristal, como si así pudiera volver a acariciarla, y me derrumbé sobre el en un llanto que no podía controlar. Las lágrimas eran el símbolo del dolor, casi físico, que me había sobrevenido al verla ahí, pálida e inmóvil. Mi preciosa pastelera, la persona que siempre era capaz de sacarme una sonrisa, una de mis mejores amigas, un miembro de mi familia... Se había ido para siempre.

Academia MiolnirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora