Dorado VS Verde

211 16 0
                                    

Como consecuencia de sentir de nuevo sus labios en los míos, toda la piel de mi cuerpo se erizó, y me respiración se volvió más agitada. Se apartó apenas unos milimetros de mi boca, clavando ligeramente en mi piel  propio amuleto, que había quedado a la vista, y que idintifiqué como un rubí.  .-Sabes a sangre pelirroja...-. su lengua recorrió lentamente mis labios, arrastrando la diminuta gota de sangre que había surgido de la herida que yo me había hecho al morderme. Steph no soltaba mis muñecas, pero eso no hacía que me sintiera incómoda. Su boca comenzó a moverse sobre la mía, pero con menos violencia que antes, con una lentitud que permitía apreciar las sensaciones mucho mejor. Respondí a su beso, probando otra vez su sabor, y empecé a ser consciente de su cuerpo, que seguía sobre el mío. Sentí como su abdomen subía y bajaba al ritmo de su rápida respiración, sentí sus caderas clavarse contra las mías, y todo ello hizo de este nuevo beso uno mucho mejor que el anterior. Su boca se despegó de la mía, para ir a posarse sobre mi cuello. "Mierda" pensé, pues aquello era mi mayor punto débil. Tensé todo mi cuerpo, concentrada en el cosquilleo que me producían sus besos y los círculos que hacía con su lengua en mi piel, consiguiendo así que esta se erizara por completo. Se apartó de nuevo, elevando ligeramente la cabeza para mirarme a los ojos, en una especie de duelo de dorado contra verde, puesto que ninguno de los dos queríamos reflejar la debilidad que sentíamos en aquel momento. Yo sabía que Steph estaba haciendo grandes esfuerzos por controlarse, porque seguramente estaría acostumbrado a no-mágicas que cedían al instante ante su sonrisa. Lo notaba en sus movimientos, todos lentos y controlados y en la tensión de sus músculos. Sus perfectos labios estaban volviendo de nuevo a los míos cuando un estridente pitido sonó en alguna parte de la Academia, pitido que reconocimos como el timbre que anunciaba la apertura del horario de comidas. ¿Tan tarde era ya? Me mordí el labio, pensando que iba a decirles a las chicas, pues había faltado a la reunión de mosqueteras en la habitación de Ele.


El guardián se incorporó con una mueca de fastidio en los ojos y su inquebrantable sonrisa burlona. .-Bueno pelirroja, ¿me dejas invitarte a comer?-. preguntó con diversión mientras me tendía una mano para ayudarme a levantarme. Yo respondí poniendo una mueca burlona, que acentuó su sonrisa. Me alisé los pliegues de la túnica, que se había arrugado al estar en el suelo. En ese aspecto, envidiaba a los centinelas, puesto que su atuendo de pantalones y sudadera gris era mucho más cómodo que las pesadas túnicas. .-Mis amigas me van a matar...-.dije en tono preocupado mientras me dirigía hacia la puerta. Detrás de mi, oí su voz .-Bueno, diles que esta belleza te ha secuestrado y seguro que entenderán porque no has querido volver.-. Me giré para golpearle, pero el esquivó el golpe con facilidad, lánzandome un guiño. Se puso a mi altura y señaló mis pies, que seguían descalzos. .-¿No olvidas algo?-. .-Me he dejado los zapatos en la sala de al lado, acompáñame a buscarlos-. El asintió con la cabeza y recorrimos en silencio la escasa distancia que separaba la puerta de su Sala de Entrenamiento de mi "Sala de los Espejos". Entré dentro de ella veloz, y lo primero fui a apagar el aparato de música, que seguía sonando. Después me senté en el suelo y me puse las zapatillas, todo ello bajo la atenta mirada gatuna del rubio tatuado. Me puse en pie de un salto y fui hacia la puerta, cerrándola tras de mi cuando ambos abandonamos la estancia. .-Bueno, ¿Vamos al comedor no?-. .-Pues claro. Por lo que tengo entendido las bailarinas no coméis mucho, pero yo me muero de hambre-. .-Pues para tu información, yo como todo lo que quiero y no engordo-. .-Bueno, eso siempre es una ventaja. Si fueras una bola rodante... No se si me gustarías tanto-. Aquello consiguió arrancarme una risa y esta vez mi pequeño golpe si alcanzó su objetivo, el hombro de Steph, que alzó los brazos en señal de paz. Traté de no pensar en que el rubio acababa de decirme abiertamente y sin tapujos que le gustaba, pues si me dejaba enredar del todo en sus redes....Sacudí la cabeza, apartando aquellos absurdos pensamientos de mi cabeza.


Cuando por fin llegamos al comedor, yo me detuve frente a la puerta de madera, nerviosa, mordisqueándome de nuevo el labio. Él me miró con extrañeza .-¿Pasa algo?-. .-¿Eh? N-no... Solo que no sé que va a pensar la gente si nos ve entrar juntos y charlando, hasta hace dos días ni nos habíamos...-. Mi frase quedó cortada otra vez por otro acto espontáneo y sorprendente de Steph, que acababa de alzarme del suelo y me sostenía entre sus brazos con una enorme sonrisa de diversión encajada entre sus labios. .-Creo que daremos muuucho más que hablar si entramos así, ¿No crees?-. .-Bájame ahora mismo, Steph, estas loco, no quiero que la gente empiece a cotillear...-. Traté de bajarme de los brazos surcados de tinta negra del guardián, pero estos se habían cerrado sobre mí como un cepo, impidiendo mi movilidad. Intenté elevarme en el aire, pero lo único que conseguí fue elevarnos a ambos unos 10 centímetros del suelo. .-No pienso soltarte pelirroja, esto es demasiado divertido-.Dicho eso, utilizó su telequinesis para accionar la manivela de la puerta sin tener que soltarme y avanzó a grandes zancadas hacia el interior del comedor.


Yo me puse roja de vergüenza de inmediato, y aunque cubrí con una cascada de pelo rojizo mi rostro, alcancé a ver la mirada de estupefacción que nos dirigió alguno de los estudiantes. .-Me las vas a pagar por esto-. susurré muy bajito desde debajo de mi cabello, acurrucándome en su pecho con la intención de que nadie me reconociera, pero obviamente lo hicieron. Llegó hasta mis oídos una exclamación de sorpresa de Frankie, y cerré los ojos con fuerza. Me iban a matar por no habérselo contado... Los pasos de Steph se detuvieron, y yo asomé la cabeza de mi escondite. .-Podría pegarme así todo el día pelirroja, pero creo que es mejor que bajes-. Comentó con más sarcasmo, si cabe, del habitual. Yo le respondí con un nuevo golpe en el hombro,y bajé de un brinco de sus brazos ante las miradas de absoluta sorpresa de mis cuatro amigas, quienes permanecían con la boca abierta. .-Esto...Hola-. Fue todo lo que acerté a decir. Unos golpecitos en mi hombro me hicieron girarme, y cuando lo hice sentí la cálida caricia de los labios de Steph sobre los míos. Genial, ahora sí que íbamos a dar que hablar. Antes de que se apartara, interrumpí aquel beso dado a traición y susurré .-Te juro que te mato-. El se retiró entre risas y dirigió su vista y su voz hacia mis estupefactas amigas. .-Os la traigo sana y salva... Creo-. Dicho eso, se dio la vuelta y se alejó entre risas de diversión.

Academia MiolnirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora