"Tenéis una irlandesa loca en la Academia"

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La irlandesa tenía sus impresionantes ojos clavados en Steph, con una mirada... No habría sabido decir que tipo de mirada, pero daba miedo. Pero Steph no parecía en absoluto amedrentado, es más, había adquirido una pose de lo más retadora, con las piernas abiertas y sus brazos surcados de tinta cruzados sobre el pecho. No sabía muy bien porque, pero me daba la sensación de que eso era algo entre ellos dos, así que retrocedí un par de pasos, hasta llegar a donde estaban mis amigas. .-¿Se puede saber por qué coño has hecho eso?-. inquirió Steph, con la voz vibrante de rabia. Pero su pregunta, lejos de obtener una respuesta, solo provocó una risa en la irlandesa. .-No tengo que darte explicaciones de nada, americanito. Me apetecía hacer explotar algo... y mejor una lámpara que la cabeza de alguien-. Quizás fueron mis nervios, pero juraría que tras decir eso la indómita rubia había posado sus ojos en mí. .-No me toques las narices Eydís...-. masculló el guardián, con un tono que no auguraba nada bueno. .-Que te jodan, Clearwater-. dicho eso, se dio la vuelta y se fue por el mismo pasillo por donde había venido. Pude ver como la ira hacía que se tensara todo el cuerpo del rubio, quien no apartaba su mirada del lugar en el que tan solo hacia unos segundos había estado la irlandesa. Respiró hondamente un par de veces, y se volvió de nuevo hacia nosotras. .-¿Estás bien?-. dijo dirigiéndose claramente a mi. Yo asentí un par de veces, pues aún estaba tratando de entender lo que acababa de pasar. .-Creo que será mejor que os vayáis, yo ... tengo que ir a hablar con cierta puta loca-. Volví a asentir lentamente, girándome hacia la puerta en un movimiento casi mecánico.

-. Que os juro que a esa le falta un tornillo. ¡Pero si podía haber matado a Selene y a Steph, por el amor de Dios!-. Una indignadísima Frankie hablaba, mientras avanzábamos por las calles de Brujas hacia la panadería de Mo. .-No entiendo nada...-.musité, aun en shock.                                        .-Pues es bastante evidente.-me contestó Maddie. Fran la miró asintiendo, pero Ele y yo pusimos un gesto de incomprensión que la hizo suspirar. .-Celos,chicas, celos. No me digáis que no habéis visto las miradas de odio que últimamente le echa Eydís a Selene, y que casualidad, que hoy cuando la ve besarse con Steph, hace estallar una lámpara encima de ellos. Es obvio, Eydís está enamorada del rubio.


Vale, tantos sustos en tan poco rato no podían ser buenos para la salud. ¿La rubia impresionante enamorada de Steph? Ya me podía ir olvidando de cualquier... Lo que fuera con él.  Maddie vio la cara que se que me quedó, se acercó a mi y pasó su brazo por mis hombros. Yo tenía la mirada clavada en la acera, aunque no comprendía del todo porque me había afectado tanto aquello, así que la morena me habló con tono cariñoso. .-Ei Sel, no te pongas mal ¿eh?. Una cosa es lo que sienta Eydís y otra lo que sienta Steph, de todos modos....-. No dijo nada más, pero de su silencio entendí lo que quería decir, que de todos modos no había realmente nada entre el centinela y yo. .-Tienes razón Mads... Pero tranquila, estoy bien-. Ya habíamos llegado a la calle donde se ubicaba la panadería de Mo, de modo que nos cruzamos de acera y esperamos en la puerta del local mientras Elektra entraba a buscar a la banshee. Decidí que era mejor no darle vueltas a todo el tema de los dos rubios, asi que lo aparté de mi mente y recibí con una sincera sonrisa a mi adorable y olvidadiza amiga. 

Seguimos andando hasta llegar al pequeño supermercado al que queríamos entrar para aprovisionarnos para la noche, y entramos en grupo, cada una para comprar su propia bebida. Bueno, Elektra tenía que comprar la bebida para ella y Maddie, porque en Irlanda solo puedes comprar alcohol con 21 años. Lo nuestro lo cogería Frankie, que tenía el documento de identidad falseado. Ele, Mads y Malorie fueron hacia la sección de licorería, mientras que Frankie y yo caminamos hasta la nevera donde guardaban los litros de cerveza. .-Qué, ¿Cuántos nos cogemos esta vez?-. Me preguntó Fran, con una voz que destilaba diversión. Yo puse los ojos en blanco y la miré con una amplia sonrisa mientras tomaba dos de las botellas de vidrio anaranjado y se las pasaba .-Sólo dos, cabeza loca. No nos conviene tener problemas hoy, ya sabes como es Bakoesky con estas cosas-. Ella asintió, ligeramente disgustada, mientras yo tomaba mis dos botellas. Una de las cosas que mas le gustaban a Fran era salir de fiesta, y cuando salía siempre acababa liando la noche de alguna manera, pero apenas nunca en el mal sentido. Fuimos hasta la caja, desde donde pudimos ver volver de la licorería a las otras 3, cargadas con botellas de alcohol y de zumos para mezclarlo. Fran y yo pagamos las primeras, y esperamos a que las demás metieran su cargamento en las bolsas blancas, que llevaban impreso el logo del supermercado, para salir del establecimiento y llegar a la Academia. 

Las chicas iban hablando de la fiesta, pero por mucho que lo intentaba yo no podía apartar la mente de los sucesos ocurridos antes de salir de la Academia... Definitivamente, tendría que buscar a Steph cuando llegáramos. Un grito de exclamación de Mo me sacó de mis cavilaciones, y la miré preocupada. .-Tenéis una irlandesa loca en la Academia-. Dijo ella, como si fuera algo que las demás no supiéramos ya. Suspire pesadamente, dándole a entender que el asunto era más complicado de lo que parecía. Maddie acababa de contarle toda la historia, ahorrándome el esfuerzo de hacerlo yo. 

Pronto estuvimos a la altura de la Academia, y con toda la discreción posible atravesamos la barrera que la hacía invisible a los ojos de los no-mágicos. Cuando atravesamos de nuevo la gran puerta de entrada, eché una discreta mirada a mi alrededor, pero Steph no estaba allí. De lo ocurrido antes, solo quedaban algunos cristales en el suelo que un par de guardianes se afanaban en recoger. Avanzamos hacia las habitaciones, tratando de no cruzarnos con ningún Magister que viera nuestras bolsas, como otros tantos estudiantes que habían tenido la misma idea que nosotras. Conseguimos llegar a mi dormitorio sin problemas, pero por si acaso ocultamos el alcohol bajo mi cama.


Academia MiolnirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora