Capítulo 19. Nueva y primera carta.

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PVO Caleb.

Después del pequeño momento incómodo con la madre de Kendra, me siento como todo un pervertido y más porque Beatriz se lo conto a su marido y a Gustavo. Pues según ella un momento tan cómico se debe compartir con la familia, ya que la risa es buena para el alma.

Créanme que todo la cena me la he pasado rojo de vergüenza e incomodidad. Toda la familia Guzmán no ha parado de hacer bromas sobre nosotros y es de lo peor. Gustavo no deja de decir que nos bajaron la calentura con unas palabras en lugar de con agua fría. Y Manuel, no deja de comentar que siempre hay que revisar los armarios antes de comenzar la acción.

Por un lado es un alivio que no reaccionaran mal por lo que estuvimos a punto de hacer. Pero por el otro, es tan vergonzoso y no creo poder soportar más bromas sin que mi cara pase un solo segundo en su tono natural.

Amo a la familia de Kendra porque son tan abiertos y no tienen secretos entre ellos, siempre se apoyan en todo y nunca permiten que una mala noticia los derrumbe, pues siempre buscan una manera positiva de ver las cosas.

Desde que conocí a Kendra y nos hicimos amigos, envidie en cierta manera la forma en que se trataba su familia. Muchos padres le hubieran reclamado a su hija el haber estado con un chico y no haberse cuidado, no hubieran apoyado a su hija. Ellos, simplemente aceptaron a su hija con todo y le mostraron su apoyo en cada etapa de su embarazo.

Incluso, estuvieron al tanto de ella en su etapa pos-parto. Me esfuerzo demasiado para no recordar esa terrible etapa pero logra abrirse paso atraves de mis memorias y nunca, las puedo detener.

Muchos no saben lo que ella vivió en realidad desde que se fue a Monterrey y hasta el último día en que ella estuvo en ese lugar. Nadie vio las cosas locas que pasaron por su cabeza y las que hizo con tal acabar con su vida.

Kendra me enseño el valor de la vida pero también me enseño que las personas con corazones buenos e inocentes, son las primeras en quebrarse al no poder soportar algunas verdades.

Ella me enseño a ser feliz y ayudar a otros y por mi cuenta aprendí a no ser débil ante las personas que me rodean, pues en cualquier momento te pueden apuñalar por la espalda.

Kendra se quebró justo después de que naciera la pequeña Mélin, pues su hija le recordaba en todo a Mateo. Ella no soportaba la idea de criar a una bebé sola, pues ese nunca fue su plan de una familia perfecta.

Ella deseaba que el padre de sus hijos estuviera a su lado por siempre, que la tomara de la mano cuando estuviera trayendo a sus pequeños a este mundo y ver a Mélin siempre en sus brazos o en los míos, le recordaba que Mateo no estaría en sus vidas.

Sacudo mi cabeza y mando al lugar más recóndito de mi cabeza y presto atención a la plática que se desarrolla a mi alrededor. Kendra no deja de discutir que nadie se tiene que burlar de lo sucedido con Gustavo.

Yo los escucho mientras como un poco de ensalada, del tiempo que Kendra vivió en Monterrey y convivió conmigo, aprendí a nunca meterme en las discusiones que ella tiene o te puede tomar como enemigo.

Ella es una chica dulce la mayor parte del tiempo, pero agarra enojada y conoces a un verdadero diablito.

Tomo el vaso de limonada que me sirvieron y bebo lentamente pues está bastante fría. Los señores Guzmán no dejan de sonreír mientras escuchan a sus hijos discutir, mientras que Mélin bebe de su mamila en su sillita de mesa.

―¿Así qué, terminaron lo que iniciaron? ―nos pregunta Manuel mientras se sirve un poco de vino en una copa y yo, siendo todo un desastre, escupo el agua.

𝐒𝐨𝐥𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐭𝐮𝐲𝐚 (#1)Where stories live. Discover now