Capítulo 4. Eso es mentira.

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Gustavo.

Exactamente a los cinco de la tarde con cuarenta y dos minutos, revivimos una llamaba urgente del médico que está a cargo de Kendra. No puedo negar que después de colgar, mi madre se puso a llorar, teníamos mucho miedo de que nos dieran una mala noticia.

Yo no estaba listo para perder a mi hermana menor, nadie de la familia está listo para decirle adiós, ella no puede morir. Una persona tan hermosa de mente y corazón no puede despedirse de este mundo.

De todas las personas que vivimos en este planeta, ella es una que no puede irse como si nada, tiene una vida que vivir. Muchas personas la necesitamos y cinco en especial la necesitamos. Aunque la primera sea un idiota y prefiera creer en las estupideces de sus amigos, creo que saben de quien hablo, Mateo.

Quiero a mi cuñado, es una buena persona, aunque en el pasado se dejó manipular demasiado por Carlos. Antes de que lo dejara entrar más en su vida, él era tan unido a mi hermana, compartían las culpas de sus travesuras, nos molestaban a Dana y a mí. Antes ellos eran la pareja perfecta.

Muchas veces mis padres y los señores Robles, se la pasaban hablando de lo maravilloso que sería que Kendra y Mateo se casaran, que sus hijos serían hermosos y una perfecta combinación de las cualidades y defectos humanos. Esos pequeños niños que mis padres y los de Mateo soñaron, se quedaron en eso, en sueños.

Llevamos más de tres horas en el hospital y nadie nos dice nada, solo el medico nos dijo que nos necesitaba aquí, por si era necesario que mis padres firmaran un documento para realizarle a Kendra una operación de último momento.

Mis padres eran un manojo de nervios y ni se diga de Dana, ella ha estado sentaba a mi lado todo el tiempo sin decir una palabra y derramando miles de lágrimas. Y mi tío Jacob, está parado junto a mis padres, tratando de consolarlos.

A él, sus colegas no lo dejaron pasar a la habitación de Kendra, por conflicto de interés o algo así. Toda la familia está nerviosa, y a juzgar por la hora, no tardaban mucho en llegar todos los demás miembros de la familia. Todos querían estar aquí, ya fuera para recibir una buena noticia, como una mala.

―¿Dónde está? ¿Qué le paso? ―escucho que grita alguien en el pasillo y debo admitir que reconozco esa voz, Mateo y por el leve arrastre de su voz, puedo deducir que viene ebrio.

Dana me abraza con fuerza, ella le tiene algo de miedito a su hermano cuando está en ese estado y nunca me ha querido decir porque. No es un miedo voraz lo que siente, es como un miedo protector, ya que en ese estado a echo demasiadas tonterías. Ejemplos, dormir con mi hermana como cinco veces y de las cuales estoy seguro solo recuerda una o dos, pelearse conmigo a golpes, insultar a sus padres...Ufff, si digo todos los ejemplos, me quedo afónico.

―Tranquilízate, Mateo―dice Beatriz entre sollozos―. Todos estamos preocupados por mi niña, nadie aquí quiere que ella muera.

No puedo evitar sorprenderme por la mirada fulminante que él, le lanza a mi madre. Todo en él está distinto en estos momentos, es como si el Mateo de hace un par de meses hubiera regresado. Todo frio, sin lugar en sus pensamientos que fuera de si mismo.

―Yo quiero que esa zorra se muera―grita a todo pulmón y todos nos les quedamos viendo con los ojos abiertos como platos―. Toda maldita mujer fácil debería dejar de existir y arruinarme la vida.

Sin que nadie lo presintiera, mi madre camina hasta Mateo y le suelta una bofetada que resuena en las paredes.

―No te atrevas a hablar mal de mi hija. Si alguien le arruino la vida a Kendra ese fuiste tú―dice con enfado, él se soba la mejilla―. Tú le arruinaste la vida de muchas maneras...

𝐒𝐨𝐥𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐭𝐮𝐲𝐚 (#1)Where stories live. Discover now