Capítulo 14. Esperare hasta que ella elija.

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PVO CALEB.

Por fin había logrado que mis padres me dieran permiso de venir a visitar a Kendra hasta México. Ellos saben cómo la amo, desde que la conocí me volví loco por ella. A pesar de que ella estaba esperando una hija de otro, se robó mi corazón con ese corazón de niña que tiene.

Desde que se marchó para contarle la verdad al padre de su hija ―una bebé tan hermosa y llena de vida como su madre ―, he vivido lleno de temor. Pues a pesar de que ella me prometió que seguiríamos juntos después de que le revelara la verdad a Mateo.

Temo perderla, sé que ella aun lo ama con locura. Sé que un amor como el que ella sintió, no se borra de la noche a la mañana. Lo sé, porque yo me enamore de mi mejor amiga y ella me destruyo el corazón cuando lo descubrió.

El día que Kendra me conto toda su historia, mi conexión con ella su inmediata. Ambos habíamos pasado por algo similar y nos volvimos un gran apoyo el uno con el otro.

Cuando Mélin nació, yo fui quien sostuvo su mano mientras ella pujaba y traía a este mundo a su hija. Fui yo quien se desmayó en lugar del padre biológico de la niña. Y quiera ser yo, quien al final se quede con Kendra...

...Pero algo me dice que no será tan fácil.

El fantasma de Mateo siempre va a estar presente en la vida de Kendra. Y si ella y yo tenemos un futuro, él, estará presente. Pues ambos tienen a una hija que los unirá de por vida.

Sé que sueno como un patán por pensar esas cosas, pero no puedo evitarlo.

Estoy aterrado de perderla, hice muchas cosas por ella porque la amaba. ¿Y él qué hizo? Nada, jamás hizo nada bueno por ella y la tiene a ella.

Me siento impotente, sentado en el pequeño sofá en la sala de la familia Guzmán.

Si no los acompañe cuando dijeron que iban a recoger a Kendra, fue porque Mélin me lo pidió. Por ella y por su madre hago lo que sea, aunque eso también signifique alejarme de ellas en un futuro.

Las amo a ambas y ellas me quieren a mí. Mélin me quiere tanto que en lugar de llamarme por mi nombre, desde que empezó a hablar, me llamo Apa Aleb. Muchas veces le corregí que yo no era su papá pero ella me sigue llamando así.

Debo admitir que cuando entre por la puerta y la vi jugando con Gustavo, riendo llena de felicidad, pensé que no me diría así. Pues ahora tiene en su vida a su verdadero padre y yo, solamente soy un extraño que se enamoró perdidamente de su madre.

Ahora, la pequeña y yo estábamos viendo unos videos de Barney y ella estaba feliz cantando las canciones, que se sabe de memoria.

Cuando era más pequeña, tocaba mi guitarra y le cantaba canciones junto a su cuna para que se durmiera. Escucharme cantar la calmaba y descansaba plenamente, así como Kendra, que pasaba bastantes horas en vela.

Los primeros cinco meses después de que Annette naciera, estuve viviendo en casa de Megan, para ayudar al amor de mi vida a cuidar a su hija. Había noches en los que no dormíamos nada porque la pequeña no dejaba de llorar y otros, en los cuales nos la pasábamos durmiendo todo el día, junto con Mélin.

Tantos bellos recuerdos y temo que ya no existan más de ellos en un futuro.

―Quiero leche ―dice Mélin bostezando un poco y le sonrió ligeramente.

―Vamos entonces a la cocina y te preparare tu leche ―ella se levanta del piso y corre hacia mí.

Abro mis brazos para que ella se abalance y la pueda atrapar. Desde el instante en que aprendí a caminar, hacia eso conmigo y Kendra. La primera vez nos sacó un buen susto, pues no lo vimos venir.

𝐒𝐨𝐥𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐭𝐮𝐲𝐚 (#1)Where stories live. Discover now