Capítulo 5. Sangre unida.

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Me pongo de pie torpemente y camino hasta detenerme frente a esos dos pequeños bebés. Ambos son tan idénticos, me inclino y miro a la niñita. Esta pequeña bebé es una combinación exacta de Kendra y mía, su tez es bronceada, su cabellito color caoba, sus ojos azules, el rostro de un ángel, una risita que calma hasta la bestia más peligrosa.

En este momento, la bestia soy yo y no quiero dejar de escuchar su risa. Mélin, es un verdadero ángel. Deseo cargarla, tomarla entre mis brazos y decirle cuando la amo, aunque no la conozca bien.

Por dentro maldijo a Kendra por haberme quitado por mucho tiempo a mi hija, por haberme ocultado algo tan importante. ¿Quién se cree para hacerme esto? Ella merece pudrirse en el infierno por ser una maldita mentirosa, manipuladora.

Me oculto algo hermoso, algo con lo que yo soñé fuera parte de mi futuro.

La pequeña siente el peso de mi mirada y ella deja de jugar con su sonaja y me mira detenidamente. Pasados unos segundos, agita sus manitas con entusiasmo y sucede algo que logra hacerme derramar un par de lágrimas.

―¡Apa! ―dice casi en un grito.

Mi corazón deja de latir por uno momentos, después retoma sus latíos con una velocidad tremenda. Acaso escuche lo que creo haber escuchado o son simples bromas de mi invención.

No puedo apartar la vista de esta preciosa niña, todo en ella es perfecto y maravilloso. Algo cálido recorre mis mejillas y sé que son nuevas lágrimas. Sin poder evitarlo, extiendo mis manos y cargo a Mélin.

Ella es un poco pesada pero aun así, la tomo entre mis brazos y la abrazo con fuerza. Su piel desprende ese lindo aroma a bebé y un poco de mandarina. No se inquieta en mis brazos y eso me alegra, eso quiere decir que me reconoce como su papá.

La separo un poco de mí y la miro con adoración. Sus pequeños ojos azules me miran y en ellos aparece ese brillo que solo identificaba a Kendra. Un brillo de inteligencia y alegría.

―¿Cuántos años tiene? ―pregunto, se va bastante grandecita como para tener un año que es el tiempo que yo estimo tiene.

―Dentro de un mes cumpliera los dos años―responde Megan como si nada.

¿Dos años? Eso es imposible, si Kendra se fue porque estaba embarazada y no quería que yo me enterara... cuando se fue no se le notaba estar engordando o una pancita, a ella no se le notaba nada. Se fue por un año a Monterrey, eso quiere decir que los nueve meses los paso allá, si le sumamos los casi ocho meses que lleva en coma, la bebé debería cumplir apenas un año.

―Kendra tenía seis meses de embarazo cuando se fue a Monterrey―dice mi madre, como si me hubiera leído la mente y me quisiera sacar de mi dudas―, muchas veces intento decírtelo pero siempre cambiabas el tema o simplemente le decías que tenías mejores cosas que hacer y no la escuchabas.

"Te ibas con Lina y tus amigos, la dejabas con la palabra en la boca y eso la alteraba mucho, varias veces se puso muy mal y estuvo a punto de perder a Mélin―estuve a punto de abrir la boca para preguntar algo más pero ella me hizo un ademan con la mano y me calle―. No se le tomaba el embarazo porque eso viene de familia, Beatriz tampoco engordo o dio señas de una pancita, muy pocas personas sabíamos de esto.

"Solo sabíamos Beatriz, Manuel, tu padre y yo. Claro, también Elsa, la mejor amiga íntima de Kendra. Ella no sabía cómo explicárselo a los demás sin que la tomaran como... la horrible palabra que acabas de decir.

"No la juzgues por la manera en la que reacciono―me pide en un susurro―, tú la orillaste a eso con tus palabras. Ella te conoce lo bastante bien como para saber que le hubieras dicho palabras mucho peores, si te soltaba de golpe que estaba embarazada después de que durmieron mientras tú, estabas completamente ebrio.

"Pero escúchame jovencito―me quita a Mélin de los brazos y ella la carga―. Kendra, sacrifico demasiado por ti y jamás lo viste, lloro demasiadas veces que su niña fuera a nacer y tú, no estuvieras con ella. Después del nacimiento de Mélin, ella estuvo muy enferma, te llamo para decirte lo de la bebé pero contestaste el teléfono y que fue lo que salió de tus labios.

Por dentro me quiero dar un balazo, justo tres meses después de que ella se fuera sin dar explicaciones, ella me llamo pero yo estaba tan molesto porque me abandono, que le dije:

― "Para mí estas muerta y nada de lo que digas ahora, hará que yo te quiera de nuevo en mi viva". Después de eso le colgué.

Mélin comienza a llorar en los brazos de mi madre, como si ella sintiera el peso que esas palabras llevaban para su madre. Me duele verla llorar, los bebés deben de reír todo el tiempo, nada tiene que inquietar su mundo de inocencia y alegría.

―¿Puedo? ―digo tendiendo los brazos a mi pequeña niña.

Mi madre me mira, como si buscara algo malo en mí. No puedo evitar sentirme herido por eso, ella nunca me miro de esa manera, ni cuando llegaba a casa ahogado de borracho.

―De acuerdo―me entrega nuevamente a mi hija, cuando la tomo en brazos, ella deja llorar.

Bajo la mirada y es cuando recuerdo que hay otro bebé en el carrito, es tan parecido a Mélin. El pequeño es de tez bronceada, cabello rubio, ojos marrones y toda su carita muestra tranquilidad.

―¿Kendra tuvo cuates? ―pregunto un poco asustado.

Mis padres y los de Kendra se ríen un poco por mi pregunta. Escucharlos reír de nuevo después de tantas cosas que yo provoque me alegra un poco.

―No, Samuel es hijo de Megan, él es mayor que Mélin por dos semanas. Samuel se parece a su padre, él es rubio como tú y de ojos de color.

Miro al tío de mi pequeña, podrían pasar por hermanos.

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𝐒𝐨𝐥𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐭𝐮𝐲𝐚 (#1)Where stories live. Discover now